Vecinos tartagalenses denuncian que aguas residuales provenientes de la cárcel se desvían y terminan contaminando el río Tartagal. Hace años que deben convivir con olores nauseabundos y sin respuesta de los organismos competentes.
La denuncia fue realizada por los vecinos del barrio Tomas Sánchez, quienes hace bastante se quejan por los olores insoportables que despide un canal cercano a sus domicilios. Los desbordes de líquidos cloacales son vertidos al río Tartagal, que riega a varias comunidades originarias río abajo.
Uno de los vecinos especuló respecto a de dónde podrían provenir los deshechos vertidos en el canal que deriva en el puente carretero de la ruta 34: “años atrás hacían el desagote por ahí (el canal que pasa por el barrio), luego decían que iban a desagotar por la red principal que va por Nueva Esperanza, pero aparentemente no lo hacen, no sabemos qué pasa, si estará tapado o no lo hacen porque lo mandan por acá”.
Una señora aportó al relato describiendo las tardes de sol tartagalenses en las que no se puede ni abrir la ventana porque el olor a mierda hace imposible respirar “con el calor no se puede estar con las ventanas ni puertas cerradas, y uno tiene que estar encerrado porque el olor a la tarde es asfixiante”.
Hasta ahora las constantes denuncias y reclamos de los vecinos a Aguas del Norte, la municipalidad y el concejo deliberante no rindieron ningún fruto, porque como recuerda uno de los perjudicados son “meses, años y seguimos denunciando y no sabemos dónde están las autoridades de medio ambiente”. Hasta ahora siguen esperando, encerrados en sus casas aguantando el olor, a que las autoridades respondan.
Foto: imagen ilustrativa