Casta judicial: Todo queda en familia

Un documento elaborado a nivel nacional pone de manifiesto el nepotismo reinante en los tribunales salteños. 7 de 17 jueces federales tienen familiares trabajando en la institución y 3 designaron a sus esposas. En la justicia provincial algunos apellidos son equivalentes a pequeñas dinastías. Privilegios de la casta que nadie se atreve a enfrentar. 

Jerson De Cecco

En los tribunales federales de Salta, 7 jueces de 17 están vinculados familiarmente con empleados y funcionarios. Además, tres de los magistrados tienen cónyuges que se desempeñan en la institución, ya sea en Salta o en Jujuy. Así se desprende de una investigación realizada por Connectas y Chequeado siguiendo la base de empleados de la justicia en 14 provincias del país. Si bien el relevamiento toma en cuenta la circunscripción judicial Salta-Jujuy, los lazos familiares detectados y reconocidos por los mismos jueces atraviesan los límites provinciales.

Entre los magistrados locales mencionados figura el camarista Lucio Renato Rabbi Baldi Cabanillas, cuya esposa, Denise Blajean Bent, se desepeña como secretaria del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº2 de Salta. Los otros dos son Esteban Hansen y Leonardo Bavio, quienes están casados respectivamente con Carola Martínez Allende, secretaria de la Oficina Judicial de la Justicia Federal de Jujuy; y María Martha Ruiz, secretaria del Juzgado Federal Nº2 de Salta.

Rabbi Baldi Cabanillas no contestó el requerimiento de un comentario, mientras que Bavio no respondió respecto de Ruiz en una ampliación de la consulta como sí lo había hecho antes sobre un primo segundo, Cristian Ricardo Bavio, secretario del Tribunal Oral de Salta, de cuyo nombramiento se desligó por completo: dijo que este había entrado en “1994 o 1995” cuando él era secretario penal de la Cámara Federal de Salta.

Por su parte, un secretario de la Superintendencia de la Justicia federal envió el descargo de Hansen. Según esa nota, aquel juez no tuvo ninguna participación en el nombramiento de Martínez Allende. El texto refiere que aquella había ingresado al Poder Judicial de la Nación en 2009; que se desempeñó en la Secretaría Electoral del Juzgado Federal N° 1 de Córdoba y que luego obtuvo un traslado a la Secretaría Electoral del Juzgado Federal N° 1 de Jujuy “mediante resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación del 07/02/18 previa conformidad prestada por el entonces titular del Juzgado Federal N° 1 de Jujuy, Mariano W. Cardozo”.

También envió una respuesta Domingo José Batule, del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 2 de Salta, quien adjuntó el CV de Simón Augusto Batule Cabana con la siguiente manifestación: “Es mi hijo, es abogado y fue designado como ‘jefe de despacho’ por los Jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de Salta. Para un correcto y justo escrutinio de ustedes y de la sociedad toda, considero que resulta relevante que también se publique su currículum vitae”.

Una situación particular se dio respecto del juez del Tribunal Oral Nº1 de Salta, Federico Santiago Díaz, y de su hermano, Carlos Felipe Díaz Lannes, secretario del Juzgado Federal de Villa Mercedes en San Luis. El magistrado negó haber influido en el nombramiento del funcionario y advirtió que él carecía de potestades para cubrir cargos en los tribunales federales de San Luis: además, acotó que él y su hermano se habían desarrollado profesionalmente en lugares diferentes. “Hago saber que para acceder al cargo que desempeño rendí numerosos concursos, y se me designó cuando integraba 8 ternas para tribunales orales de diferentes puntos del país, y de esas 8 ternas, en 7 me encontraba en el primer lugar de la terna”, añadió el juez.

Los demás magistrados con parientes que se desempeñan en esta jurisdicción de la Justicia federal no contestaron la requisitoria de los investigadores. Una de ellas es Marta Liliana Snopek, pariente de Florencia Grandi, secretaria del Juzgado Federal Nº1 de Jujuy (Grandi está casada con el ex senador y hoy diputado nacional peronista Guillermo Snopek). La jueza Snopek, adermás, es ex esposa de Germán Lodi, prosecretario administrativo en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°2 de Salta. Es prima segunda de Mariana Gabriela Snopek, oficial de la Secretaría Electoral de Jujuy y prima segunda de Tulia Snopek, casada en ceremonia andina con el ex gobernador de Jujuy, Gerardo Morales.

Padrinos locales

“En la justicia provincial el apellido Catalano se repite con frecuencia en los tribunales”, destaca el informe nacional. Este apellido lo comparten 3 primos: las juezas federales Gabriela Elisa Catalano y Mariana Inés Catalano, y el juez de la Corte provincial desde 2007 Guillermo Catalano. Además, el cónyuge de Gabriela es juez provincial. Ella y su prima Mariana habían sido funcionarias judiciales antes de concursar y ganar sus cargos actuales.

En su descargo, Mariana Catalano ratificó que llegó a su cargo actual de magistrada por concurso y pidió que esto se manifestara de ese modo para que la investigación tuviese rigor. Y Gabriela Catalano expresó que su cónyuge concursó en forma pública para acceder a sus 2 designaciones en el Poder Judicial local y que la información estaba disponible.

Otro caso resonante es el del juez de impugnación Luciano Martini Bonari, conocido por encarcelar al inocente Clemente Vera y beneficiar en causas de corrupción a Juan Carlos Romero. Martini es hijo de la jueza de la corte de Justicia salteña, Sandra Cristina Bonari Valdés. Cuando todavía era un estudiante fue convocado a la secretaría legislativa del senado provincial, que por entonces estaba a cargo del expresidente del supremo tribunal, Guillermo Catalano. Desde aquel tiempo, el actual juez de la corte mantiene estrechos lazos con el hijo de su colega. Tal es así que, cuando Catalano desembarcó en el máximo tribunal se llevó consigo a Martini, quien pasó a desempeñarse como secretario de la Corte de Justicia. La esposa de Martini también es secretaria de la Corte; y su hermana es psicóloga laboral del Poder Judicial.

La mira en los salarios

A la hora de evaluar los motivos del nepotismo creciente en la justicia, el informe destaca: “parte de la razón de la persistencia tiene que ver con los jugosos salarios del sector judicial. Ocurre que los puestos más bajos de la Justicia federal hoy son retribuidos con sueldos inmensos. Es un botín extraordinario”.

La remuneración del auxiliar, el puesto más bajo de la escala salarial judicial, equivale a 4 salarios mínimos, vitales y móviles ($ 234.315 a mayo de 2024, o US$ 236 al tipo de cambio oficial). Según la escala salarial de abril de 2024, un auxiliar percibe $ 923.243 mensuales (US$ 927). En el otro extremo, un secretario de Cámara, uno de los cargos de funcionario judicial más altos, recibe un salario de al menos $ 2,8 millones (US$ 2.814), monto que corresponde a 12 salarios mínimos. Los consignados son montos apenas orientativos porque la escala judicial no incluye todos los rubros incluidos en los recibos.

El intento fracasado más reciente de frenar la llamada “dedocracia” judicial fue la Ley de Ingreso Democrático de 2013. Pero quienes debían custodiar su observancia encontraron la forma de colocarse por encima de ella. Y, como puede verse, nada perturbó la reproducción de ese statu quo que es la gran familia judicial.