Estimado señor presidente de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes:
Siento a Güemes como un río de inmenso caudal, que baja arisco desde el fondo de la historia y que nos cubre a los salteños con un perfume de gloria que debemos honrar. Ese río trae aguas tan agitadas y bravías que llegan cristalinas y puras hasta nosotros, herederos de esa estirpe única.
Siempre he concebido a su monumento como un santuario secular donde, cada año, renovamos nuestro orgullo por esa herencia que está encarnada en nuestra identidad.
Es por eso que no puedo concebir que ese predio, erigido para que recordemos a quién entregó su vida por nuestra dignidad de hombres libres, venga a ser mancillado por políticos inescrupulosos que lo convierten en tribuna desde donde intentan seducir a su embobado público electoral.
Es más: algunos de ellos han proferido su convicción de estar ¡amparados o bendecidos por el prócer!, cuando lo único que podría lloverles desde arriba es un poco de bosta del caballo, un poco nomás.
Es por ello que acudo a la Agrupación que dignamente conduce para que se manifieste ante los salteños con un rechazo firme hacia quienes profanen ese solar histórico con propósitos o intereses distintos de los que inspiraron su edificación: conmemorar «… la resonante y amanecida plenitud de la Tierra en Armas, en lucha sin tregua por la Patria, por América y por la Libertad», como dijera nuestro poeta Juan Carlos Dávalos.
Solicito respetuosamente que esta petición sea tratada por vuestra H. Comisión Directiva, a fin de que se impulsen las medidas oficiales o institucionales que preserven al Monumento al General Güemes de las intenciones de aquéllos que no tienen reparo en anteponer sus fines personales a los de nuestra legítima y gloriosa identidad de salteños.
No dudo que las autoridades nacionales, provinciales y municipales se harán eco también de esta reflexión y dictarán la reglamentación adecuada a estos fines.
Saludo a usted y a la H.C.D. con distinguida consideración.
Prof. Julio César Reynaga
Salta
