Luego del intento de femicidio ocurrido en Aguaray donde un cabo de la policía le disparó a su mujer y luego se suicidó con el arma oficial, se recordaron algunos casos impunes de extrema violencia de género en las fuerzas de seguridad.

El domingo en la noche el sargento ayudante Pablo Cardozo, oriundo de la capital provincial, intentó asesinar a su esposa, la agente Marlene Herrera, en el paraje Piquirenda. El diagnóstico oficial habla de fractura maxilo facial, con daño neurológico y muerte cerebral.

Ayer, Cardozo apareció muerto con un disparo en el pecho, realizado por su arma reglamentaria, en una casa abandonada en el ferrocarril, en Profesor Salvador Mazza.

No es el primer caso de violencia de género que se manifiesta en las fuerzas de seguridad. Fue la propia senadora del PO Gabriela Cerrano, quien recordó solo algunos. Uno es el de Claudia Serralta, asesinada de tres disparos por su ex pareja, el sargento ayudante José Chilo. El hombre está detenido, pero aún no fue juzgado. Claudia tenía cuatro hijos, de entre tres y nueve años, antes de fallecer.

El otro caso citado por Cerrano fue el de Mirta Llanos, la mujer asesinada en diciembre de 2010. El imputado es su pareja, el oficial Rubén Fabián. Cerrano enfatizó que lo peor es que hoy este oficial sigue prestado servicio, como si nada, en una comisaría de Salta capital.

El domingo en la noche el sargento ayudante Pablo Cardozo, oriundo de la capital provincial, intentó asesinar a su esposa, la agente Marlene Herrera, de 28 años, en el paraje Piquirenda. Ayer, Cardozo apareció muerto con un disparo en el pecho, realizado por su arma reglamentaria, en una casa abandonada en el ferrocarril, en Profesor Salvador Mazza.