Cuarto Poder estuvo en el congreso nacional en la apertura de las sesiones ordinarias.  Allí conversamos con docentes que critican al camaleónico de Urtubey, legisladores peronistas que lo llaman a reflexión y diputados PRO que lo consideran un amigo. (Federico Anzardi)

A las diez de la mañana, Callao está cortada desde Corrientes. En Perón, a 200 metros del Congreso, el vallado se intensifica. Los manifestantes que en un rato van a marchar en contra del gobierno de Macri todavía están sentados en las veredas, con las banderas enrolladas. Toman mates a varias cuadras del palacio legislativo y esperan que sean las 11:15, la hora prevista para el arribo del presidente, que abrirá el año político con el clásico discurso del 1 de marzo.

Ya en la zona del Congreso, un pequeño globo amarillo con forma de zeppelin flota solitario. Dice “Pilar junto a Mauricio”. Es el único elemento de apoyo al gobierno. La gente no está. Cambiemos tuvo respaldo en las urnas hace dos años, pero esa confianza no se manifiesta en las calles a la hora de los actos. Las personas que caminan siguen de largo, como si no les interesara, como si no quisieran quedar pegados a lo que está por suceder.

Por la Avenida Rivadavia, al costado del Congreso, todo está listo para el arribo de los representantes del pueblo. Por aquí ingresan los diputados nacionales. La mayoría cruza desde el edificio que está en la vereda opuesta, el Anexo. De allí surge Guillermo Durand Cornejo, vestido de patrón de estancia: camisa celeste sin corbata y pantalón caqui. Alfredo Olmedo aparece con una campera más opaca que la que lo hizo famoso. Ya no es el amarillo Freddie Mercury Live At Wembley 86. Usa un modelo más ajustado que no por ganar en sobriedad deja de ser una mersada digna de la esposa de Woody Allen en Ladrones de Medio Pelo. Pablo López, de saco arrugado, camina con Néstor Pitrola. Los demás legisladores, en general, están vestidos de traje. La tranquilidad reina. Los periodistas esperan, los custodios y policías charlan entre ellos. No pasa demasiado.

A las 10.40 se escuchan los primeros bombos y trompetas. A lo lejos. Están acercándose. Alguien está llegando. Es un griterío que avanza. La tranquilidad deja de ser una esperanza a futuro y empieza a convertirse en un recuerdo. Dos minutos después, llegan: son los docentes. Primero aparece un grupo de veinte maestros. Cada uno porta una pancarta decorada con un guardapolvo blanco y una letra en rojo. Se ponen en fila en la esquina de Rivadavia y Entre Ríos y forman tres palabras contundentes: “Apertura de paritarias”.

Luego llega el grueso de la protesta. Son unos 400 miembros de Ctera, Suteba y ATE. Quieren entrar a la calle lateral del Congreso por donde ingresan los diputados. Empujan el vallado mientras un grupo de cinco policías de la Federal corre para impedirlo. En pocos segundos, los docentes logran avanzar. Caminan y se ponen detrás de sus compañeros de cartel. Allí se quedan. No logran avanzar más porque el escudo policial, con Infantería, resulta mucho para ellos.

El Anexo quedó cerrado. El Congreso custodiado. Todos los trajeados que hasta recién caminaban con la displicencia del que avanza por su quinta de fin de semana huyen como cucarachas sorprendidas durante la madrugada. Escapan de estas hordas vestidas con remeras de Evita y de León Gieco que cantan a grito pelado en contra de Macri y a favor de sus derechos adquiridos.

Elisa Semino, secretaria de prensa de Suteba, el gremio de los docentes de la provincia de Buenos Aires, le dice a Cuarto Poder: “Nosotros estamos defendiendo algo que es legítimo por ley, que fue votado en el Congreso, que es la paritaria nacional docente. El gobierno tiene que respetarla porque es el producto de la lucha, a través de la Carpa Blanca, y también de una articulación democrática, donde en el Congreso se votó y se aprobó la ley de paritarias”.

“Hay un decisión política del gobierno de avanzar sobre los derechos de los trabajadores. Hay una decisión de los trabajadores de no ceder en ninguno de los derechos que tanto nos ha costado conseguir”, explica Semino antes de asistir a un compañero que discute con uno de los policías del cordón que les impide el paso.

Diego Aníbal, delegado de la Biblioteca Nacional, está dentro del bloque de ATE que apoya a los docentes.  Dice que “la gente que está al frente del Ejecutivo no avizora cambiar el rumbo y si no logra alianzas en el transcurso de este año la derrota en las elecciones de octubre va a ser estrepitosa”.

Juntos y amontonados

Consultado por las elecciones legislativas de este año, Aníbal cree que hay espacios políticos a los cuales los trabajadores no deben acercarse. Por ejemplo, el que tiene a Juan Manuel Urtubey, un hombre que se mostró como un soldado del Frente Para la Victoria antes de las elecciones presidenciales de 2015 y luego empezó a coquetear con el macrismo al punto de perder credibilidad en las filas kirchneristas.

“Cuando estaban todavía dentro de las filas del FPV uno era crítico cada vez que se discutían algunas posturas individuales de esos sectores. Ni bien se perdió la elección de finales de 2015 huyeron y se colaron en cualquier bote cercano o que le extendiera algún puente de diálogo con el actual gobierno”, dice Aníbal. Y agrega: “Más allá de que se plantea una unidad para pegar un fuerte frente electoral para las elecciones de octubre, consideramos que esos espacios no van a estar incluidos”.

Desde el balcón de uno de los edificios que se ubican frente al Congreso alguien tira folletos que muestran la cara de Macri junto a las palabras tarifazos, corrupción, inflación y despidos. Los miembros de ATE visten una remera que tiene impresa la frase “Vivir como se piensa y actuar como se habla”. Los docentes cantan el Himno en varias oportunidades. En la Plaza del Congreso, frente al histórico recinto, se agrupan el MST, la Conadu Histórica, distintos representantes universitarios, trabajadores del Museo de Ciencias Naturales, entre otros.

Son las once y veinte y llega Mauricio Macri desde Casa Rosada en medio de una fanfarria de granaderos a caballo. No es muy aplaudido. Hay poca gente mirando. Cambiemos no tiene fans o se quedaron en sus casas. La mayoría pasa de largo en medio de un día laboral complicado por los cortes de tránsito y un calor que amenaza con hacernos arder mucho más rápido que las medidas del sinceramiento.

El diputado Axel Kicillof, emblema del kirchnerismo, camina entre la gente, por afuera del vallado. Cuando Cuarto Poder le consulta sobre qué discurso presidencial espera, Kicillof asegura que “el problema es la política económica”. “Me parece que ya lo manifiestan sectores cada vez más amplios de la sociedad. Esperamos que Macri hable de lo que tiene que hablar, que es cómo va a hacer para que vuelva a haber trabajo en la Argentina, para que vuelvan a subir los salarios, para que la gente vuelva a tener una estabilidad laboral. Y después los servicios básicos. Tenemos a todos los sectores protestando por lo que han perdido en tan poco tiempo”.

Respecto a las  elecciones de octubre, el exministro de Cristina cree que será un momento para que la gente vote si quiere o no “que sigan subiendo las tarifas”.  “En las elecciones, la gente va a tener que decidir si quiere más tarifazos, si quiere más aumento de la leche, más aumento de la carne, más pérdida del poder adquisitivo”, opina.

Poco después llega el sindicalista del momento. Roberto Baradel camina y protesta. Dice que los docentes son prohibidos en la zona. “A medida que veían los guardapolvos iban poniendo vallas”, le cuenta a los periodistas. “Venimos a reclamar que cumpla con la ley. Que el Estado Nacional siga sosteniendo la educación pública”, dice, y pregunta: “¿Sabe cuál es la diferencia entre el presidente y yo? Que mis hijos van a la escuela pública”.

A las 12:20, cuando Macri grita “¡No aflojemos!”, los docentes emprenden una retirada pacífica. El discurso termina y los diputados comienzan a salir. “¡Dejá de mentir, Olmedo!”, le grita un trabajador de AGR Clarín al salteño, que da una entrevista en la calle.

El exgobernador de Santa Fe, el socialista Hermes Binner, le dice a este semanario que el discurso del presidente mostró “posiciones de mucha generalidad que habría que ver cómo se pueden concretar en la práctica”. “Porque es sencillo hablar del Belgrano Cargas y después no saber cómo llevarlo adelante”, explica.

Respecto a las elecciones de octubre, Binner opina que “las modificaciones que necesita el país están, de alguna manera, planteadas”. Respecto al papel que puede jugar Urtubey en su primera elección después del coqueteo con Cambiemos, el santafesino dice que “hay varios casos de ese tipo” en la política nacional y que “está en la decisión de los ciudadanos expresar con su voto lo que cree o no de esas propuestas”.

El diputado Guillermo Carmona, del FPV de Mendoza, cree que “Macri plantea un país de fantasía. Un país que no se puede verificar en la realidad que vive el pueblo argentino”.

“Yo percibo que hay un creciente desencanto en la sociedad y me parece que la prioridad tiene que ser que la oposición pueda generar concretas alternativas a lo que hoy representa el gobierno de Macri”, dice el mendocino.

A la hora de opinar de Urtubey, Carmona dice: “Yo tengo una opinión formada respecto a la posición actual del gobernador, pero creo que no es el momento de plantear las diferencias que tenemos entre nosotros. Yo no he coincidido, por ejemplo, en su opinión respecto del pedido de juicio político al presidente. No he coincidido con su acercamiento con el macrismo. Pero me parece que esa no es nuestra contradicción principal, no es el momento de hablar de nuestras diferencias con Urtubey, es el momento de hablar de nuestras diferencias con Macri. Y bueno, el gobernador Urtubey se parará en relación con eso, donde crea que se tenga que parar. Creo que el peronismo en su conjunto está en una posición distinta a la que hoy expresa el gobernador Urtubey, en una posición de estar al lado de los trabajadores y los productores que no dan más”.

Carmona define a Urtubey como “un compañero del Partido Justicialista” que “quizás en algún momento tenga que tomar decisiones: si va a sostener las banderas del peronismo o se va a convertir a la ideología superficial de Cambiemos”.

Eduardo Amadeo, del PRO, es uno de los últimos en salir. Cuando ya no queda casi nadie y el tránsito ha sido reestablecido, el diputado porteño muestra una sonrisa imposible de quitar de su rostro y dice que Macri dio “un discurso lleno de energía, positivo”. “Vi un presidente con muchas ganas, muy positivo, que nos dejó una agenda de laburo importante. No me acuerdo ahora si son catorce o dieciséis leyes que yo fui escribiendo mientras el presidente hablaba y esas leyes son nuestra agenda, nuestro calendario para este año. Y espero que lo podamos cumplir porque todas ellas son importantes para el futuro de la Argentina”, opina.

Consultado si nuestro gobernador es un opositor o un aliado de Cambiemos, Amadeo deja la pelota picando en el área: “Urtubey es un amigo con el cual se puede trabajar muy bien”.