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Amarretes

El gobierno de la ciudad “entregó” un kit 34 bancos y 4 sillas: les pasaron una manito de pintura, pusieron un par de tornillos y listo. Ahora, los cerca de 1500 alumnos que asisten a la escuela Jacoba Saravia ya tienen dónde sentarse.

Una linda canción de Drexler dice nada se pierde, todo se transforma. Esta frase en una de esas es aplicable al gobierno provincial, pero sólo en cuanto a sus funcionarios, puesto que en esta oportunidad no transformaron los bancos viejos en una linda escultura o un patio de juegos para los chicos, sino que descaradamente anunciaron como una medida genial que “Las autoridades municipales y provinciales entregaron a la directora del establecimiento educativo, 34 bancos y 4 sillas. Estos pupitres fueron seleccionados por la directora, tras un relevamiento realizado en la escuela, y separados del resto por encontrarse en mal estado y algunos sin poder ser usados. Los pupitres fueron entregados al municipio, quien se encargó de realizar la reparación de los mismos, dejándolos a punto y listos para ser utilizados.”

Este parece ser parte del plan de Refacción de Escuelas, anunciado un tiempo atrás luego de penoso suceso en el Hogar Escuela  en el que quedaran a la vista todos los inconvenientes edilicios y mobiliarios que tienen las escuelas salteñas.

El reciclaje es una buena opción en la vida, en la que se tiende a comprar, desechar y volver a comprar. Tal vez lo de los bancos en el fondo sea una buena iniciativa, porque la situación en otras escuelas obliga a los mismos alumnos a pagar por los bancos. En todo caso, que el gobierno plantee la entrega de un porcentaje ínfimo de bancos para tal cantidad de alumnos mientras hay techos agrietados, falta de vidrios en las ventanas, humedad en las paredes y un largo etcétera de inconvenientes en tantas otras escuelas que todavía no fueron reparadas, es un poco sospechoso.