Eduardo Balbi ya no pertenece a la Iglesia Católica.

El sacerdote Eduardo Balbi fue denunciado y está siendo investigado por ser parte de una red de trata de personas. También tiene una causa por filiación, en esta última no se presentó a que le hagan el ADN.
El fiscal Eduardo Villalba, a cargo de la Fiscalía Federal N° 2, expresó su optimismo con la causa. Hasta parece que hubo un milagro: el arzobispado está colaborando con la investigación.
Según detalla El Tribuno (que con el tema de los curas violines viene trabajando más que bien) Villalba tomó la causa luego de que el arzobispo Mario Cargnello y los abogados asesores de la Iglesia le pidieran investigar el caso. Las denuncias apuntan a una posible connivencia entre el sacerdote, un farmacéutico, un médico y otros hombres del pueblo para abusar o tapar los abusos a adolescentes. Los abusos se habrían sucedido entre 1983 y 1991 en J.V. González. Por la causa, Gendarmería allanó el hospital del pueblo.
El Tribuno indica, además, que las acusaciones contra el religioso se remontan a la década del 80 por «incontables abusos».
«Mi mamá hasta el día de hoy me dice que una vez estaba cuerpo a tierra atrás de un ligustro, mirando si yo no salía de la casa parroquial. Todos sabían», indicó Matías a El Tribuno.
«Eran como las 16 y apenas me subí a la camioneta, una Ford Ranchera 0 km, no anduvo con rodeos. Me manoteó apenas subí. Evaluando su comportamiento ahora, me doy cuenta que estaba cebado. Me dijo que lo excité apenas me vio, yo en esa época usaba pantalones ajustados. Quería que lo acceda carnalmente. Yo era bandolero, así que le quise pegar. Aunque yo ya sabía, pero ahí se le terminó de salir la capucha. Después me quiso seducir con algo de dinero», contó el hombre que hoy tiene más de 50 años y que aseguró estar dispuesto a hablar para saldar aquella deuda que «es de nuestros padres por no haber hecho nada».
«Usó el templo de la iglesia para sus orgías, los chicos andaban por el pueblo tomando el mistela o jugando con las hostias», dijo Matías.