El tribunal oral en Pergamino consideró que la imputada «se defendió» de los ataques constantes de violencia de género de los que era víctima.
La sentencia benefició a Mafalda Beatriz Secreto (65), al cabo del juicio por el crimen de José Luis Arenas (60), quien murió de un balazo en la cabeza.
En la sentencia los magistrados hicieron referencia directa a la situación de violencia que sufría la mujer, al destacar que Arenas «controlaba y disponía de la vida de Secreto», la cual «se encontraba bloqueada directa e indirectamente».
“El cúmulo de pruebas da cuenta de que Secreto, a lo largo de su relación con Arenas, intentó en todo momento de satisfacerlo en sus requerimientos y recibió como respuesta un maltrato constante”, describió el TOC 1 de Pergamino, presidido por el juez Guillermo Mario Burrone e integrado por Gladys Hamué y Alejandro Salguero.
Al respecto, el tribunal añadió que “Secreto padecía violencias de todo tipo, de manera reiterada, constante y en aumento” y que se encontraba en “una clara posición de inferioridad física y psíquica respecto de su agresor”.
En ese contexto, los magistrados resaltaron que las particularidades del caso “requirieron redefinir la necesidad de la acción defensiva” e instaron a “buscar otro tipo de resolución” a la propuesta por el fiscal Ignacio Uthurry, quien en sus alegatos solicitó que Secreto sea condenada a 18 años de prisión por «homicidio agravado por la relación de pareja en estado de emoción violenta».
Al escuchar e veredicto absolutorio, la mujer rompió en llanto y, una vez concluida la audiencia, expresó: «Le doy gracias a los jueces que me escucharon. Gracias a la justicia que me escuchó. Porque le pusieron atención a la perspectiva de género. Es terrible lo que sufrimos las personas abusadas».