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A seis años

Las últimas 24 horas de Néstor Kirchner: mitos y dudas en la historia oficial. Aún hoy no existe una versión unificada sobre lo que vivió el ex presidente en su jornada final. El llamado a Moyano, la cena con Lázaro Báez y la versión de Cristina Kirchner.

Pasaron 2190 días desde la muerte de Néstor Kirchner y aún hoy la reconstrucción de sus últimas 24 horas es algo difícil de lograr. Con el tiempo se cimentaron versiones, se desmintieron otras y en la memoria de la gente van quedando destajos de medias verdades. Nada es claro, porque bucear en crónicas y repetir llamados a ex miembros de la mesa chica solo hace chocar versiones y acrecentar inexplicables dudas. ¿Por qué nunca fue claro saber lo que pasó antes de su muerte?

La historia no oficial sostiene que la noche del 26 de octubre de 2010, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner cenaron con un gran amigo y socio: Lázaro Báez. Y que antes y durante la cena se peleó con el jefe de Camioneros y líder de la CGT, Hugo Moyano, por la interna peronista. No oficial porque es la propia ex presidente la que desmiente esa versión y lo hizo recién tres años después, en un reportaje con el periodista, Jorge Rial, en la Quinta de Olivos. Fue la única vez que habló del tema. «No se peleó con nadie la noche que murió, es ciencia ficción», relató Cristina. Es que claro, las versiones que surgieron inmediatamente después a la muerte de Kirchner fueron que el ex gobernador de Santa Cruz había hablado por teléfono con Moyano y la charla subió de tono hasta llegar a los gritos. Esa llamada habría generado tal disgusto en Kirchner que se acostó alterado, sin poder tranquilizarse y que eso derivó en un infarto. Inchequeable.

El contexto de esa llamada es simple, el PJ peleaba por una unidad entre los sectores no kirchneristas y el Frente para la Victoria, mientras se realizaba en La Plata la sesión del Consejo del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires, en donde Moyano debutaba como presidente, dándole pelea al kirchnerismo. El primer caballero conducía el PJ nacional y buscaba encumbrar su candidatura presidencial para suceder a su esposa. Esa tarde noche, desde la Rosada agotaron todas las instancias para generarle el vacío a Moyano: Kirchner, fiel a su estilo, movía los hilos desde El Calafate. Omar Plaini, en ese momento titular del sindicato de los Canillitas y diputado nacional, estaba con Moyano en el instante de la charla. «Veníamos en el auto con Hugo, teníamos reunión de Consejo del partido y no estaba la suficiente cantidad de consejeros porque había algunos que ninguneaban las reuniones, porque Hugo presidía el PJ», relató también un par de años después. Cada uno se tomó su tiempo.

«Moyano lo llama a Néstor Kirchner y le pide que los consejeros vengan a la reunión», describió. Según esa versión, los llamados fueron dos. El segundo se da minutos antes de iniciar la sesión del plenario del PJ. «Estábamos todos ahí cuando Kirchner lo vuelve a llamar a Moyano, que estaba parado en la ventana del partido. Si hubieran discutido, con el temperamento de Kirchner y la actitud de Moyano, se hubiera enterado toda La Plata», sentenció, al mismo tiempo de asegurar una y otra vez que no hubo discusión. «Eso es un invento», dijo Moyano en 2013 e incluso le pidió al kirchnerismo, en ese entonces Gobierno, que difundieran las grabaciones de esa llamada. Inchequeable.

«No hubo ningún tipo de discusión, fue una conversación que tuvimos. Estábamos en una reunión del PJ de la provincia, faltaban consejeros, no se podía sesionar. Lo llamo a Néstor y le digo eso. ‘¿Quién falta?’, me pregunta él y yo le digo fulano, mengano. Él llamó y al rato aparecieron todos y se pudo hacer la reunión», fue la descripción del líder sindical, desterrando cualquier versión sobre lo que pasó la noche del 26.

El otro punto conflictivo es la cena de esa noche y quiénes fueron los comensales. Todo indica que la cena se realizó en la residencia de los Kirchner, pegada al hotel Los Sauces, de la que participaron Néstor, Cristina, Báez y su esposa, Norma Calismonte. Los relatos del propio Báez, infinitas veces a amigos y allegados, fue que cenaron, charlaron de política y se fueron cerca de las 2 de la mañana. Colaboradores de los Kirchner en ese momento no niegan ese encuentro pero afirman que Cristina apenas participó y luego se fue a su habitación.

«Esa última noche estábamos mirando televisión y aparece el gordo Luis D’Elía en un programa de cable. Estaban justo con que si iba a ser (candidato a presidente) Néstor o yo. El gordo decía que le daba lo mismo. D’Elía reveló: ‘Te voy a contar lo que diría Néstor: yo era un 4 en la facultad, Cristina era un 10’. Entonces Néstor dijo entredientes ‘¡Gordo traidor!’ Me dio tanta ternura como lo dijo, que yo salté y le di un beso en la boca», sostuvo Cristina en el reportaje de Rial, eliminando de forma tajante a Báez de la historia oficial. No hubo cena con el empresario, ni llamado de Moyano, ni nada. Nada. Nada. Solo televisión.

Báez y Kirchner se reunieron el martes 26 de octubre en dos oportunidades. Primero por la mañana y luego en la cena, sin saberlo, ese iba a ser su último encuentro. El 27 fue feriado en la República Argentina porque durante todo ese día se iba a desarrollar el censo nacional de hogares, algo que el kirchnerismo había armado al detalle para eliminar cualquier duda sobre las estadísticas, que en ese momento ya eran un tema tabú para el gobierno nacional. Era el día del «Censo del Bicentenario».

Con detalles de minutos más, minutos menos, los últimos momentos de Néstor Kirchner empezaron a las 7 de la mañana de ese miércoles, con fuertes malestares. A las 8 y 10 de la mañana, una ambulancia lo ingresó al hospital de El Calafate, haciendo las siete cuadras que separan la residencia del hospital a toda velocidad. Intentaron todo. Cerca de las 8:30 un segundo infarto decretó la muerte del ex presidente. Un antes y un después en la historia reciente.

Hoy, para ver el cofre presidencial en donde descansa el ex presidente hay que subir una escalera y agachar la cabeza. Lázaro Báez, quién «regaló» el mausoleo que se levantó en el cementerio de Río Gallegos, se inspiró en su diseño de la cripta circular situada bajo la gran cúpula de la iglesia de Los Inválidos de París, donde están los restos de Napoleón Bonaparte. Todo un mensaje.

Fuente: Infobae