La familia de Elizabeth Argañaraz, una joven madre de 25 años que fue asesinada por su esposo en Rivadavia Banda Sur, señaló que el supuesto asesino se encuentra escondido en el monte. La mujer ya había realizado denuncias por violencia “pero la Policía solo hizo una mediación”, comentaron los familiares.
Vecinos se sienten atemorizados porque Carlos Correa, acusado de asesinar a su esposa, se esconde en el monte y habría amenazado con matar a su hijo, informó El Tribuno. La familia de Elizabeth Argañaraz, una joven madre de 25 años que fue asesinada de un escopetazo por su esposo Carlos Domingo Correa (40), el 24 de noviembre pasado, en Rivadavia Banda Sur, teme que el caso quede impune.
«Hace más de dos semanas que supuestamente la Policía busca al asesino de mi hermana y no hay novedades. El viernes pasado llegó la Brigada de Orán al pueblo pero no terminaron de arribar y al poco tiempo se fueron. Prácticamente el caso está quedando abandonado. El martes fuimos al destacamento a pedir el número de teléfono de la fiscal Mónica Viazzi que está a cargo, pero nos dijeron que no lo tienen», relató con total indignación Maribel Argañaraz, hermana de la víctima al diario citado.
Familiares y vecinos realizaron una marcha el lunes pasado para pedir justicia y también contención psicológica fundamentalmente para el pequeño hijo de la pareja, que tiene ocho años.
Los manifestantes calificaron a Correa, el presunto femicida, como un hombre «peligroso» y aseguraron que posee un amplio prontuario. Varios residentes de la zona dijeron haberlo visto en el monte, cerca de la finca San Juancito, donde vive su padre. «Tenemos mucho miedo», sostuvieron.
«Tiene muchos antecedentes. Mató a una persona antes: Leopoldo Arias. Estuvo en la cárcel por el homicidio y salió. También le dio una feroz golpiza a otro hombre, Santos Catán, por problemas familiares. Carlos es un hombre malevo, decidido a hacer daño», sostuvieron.
Elizabeth y Carlos convivieron 10 años y tuvieron un hijo que tiene ocho años. Actualmente el niño está al cuidado de sus abuelos maternos.
Hacía dos semanas que Elizabeth quería separarse del agresor. «Ella vivía amenazada. Él la golpeaba, la insultaba. Ella lo denunció dos veces, pero la Policía solo hizo una mediación, siendo que con ese hombre era imposible que mi hermana mediara. Ella misma decía: con él no puedo arreglar las cosas por las buenas», recalcó.
Antes de ser asesinada, Elizabeth habría intentado hacer una tercera denuncia pero en la comisaría de Rivadavia Banda Sur no se la quisieron tomar.