El sistema que incorporó tecnología israelí en 2017 terminó casi desmantelado.
Parte de los dispositivos que se incorporaron con tecnología israelí en la frontera norte.
El Sistema de Vigilancia Integrada que se estableció entre 2017 y 2019 en las franjas limítrofes de Salta y Jujuy con Bolivia, con cámaras de alta definición, sensores terrestres, radares tácticos y drones de largo alcance, terminó prácticamente desmantelado en los últimos tres años por falta de mantenimiento y reposiciones de componentes cruciales. Fuentes de la cartera de Seguridad de la Nación aseguraron a El Tribuno que la recuperación de aquel soporte dotado de tecnología israelí de punta y considerado de vanguardia en América Latina es uno de los ejes prioritarios del plan de acción y cooperación que la ministra Patricia Bullrich definió junto al gobernador Gustavo Sáenz en su reciente visita a Salta para reforzar la seguridad de la frontera norte del país.
Entre las medidas las que trabajan la Secretaría de Lucha Contra el Narcotráfico y la Criminalidad Organizada, la Dirección Nacional de Control de Fronteras e Hidrovías y el Ministerio de Seguridad de la Provincia también resalta la creación de un nuevo destacamento de Gendarmería que se instalará en la jurisdicción anteña de Joaquín V. González, a través de un comodato, y que sumaría un dotación de alrededor de 350 efectivos en los flancos del Chaco salteño, donde en los últimos años hubo grandes incautaciones de cocaína y alertas encendidas en torno de la «lluvia blanca». Con ese nombre genérico gendarmes e investigadores judiciales denominan a los vuelos narcos que ingresan desde Bolivia y arrojan sobre campos del este de Salta y provincias vecinas del NOA y NEA cargamentos de droga que, mediante el uso de rastreadores satelitales, son luego recogidos y trasladados en vehículos terrestres.
Al igual que la red vial del este salteño, también los caminos que enlazan a la Puna con los Valles Calchaquíes tuvieron en los últimos años procedimientos e incautaciones que evidenciaron la necesidad de fortalecer los controles en la extensa y difícil geografía del departamento Los Andes. Las fuentes de la cartera de Seguridad de la Nación adelantaron a este diario que la presencia del Escuadrón 22 de San Antonio de los Cobres también será ampliada con más efectivos y recursos.
Línea caliente
El crucial papel del Sistema de Vigilancia Integrada cuya recuperación se considera hoy una prioridad en la frontera norte del país quedó demostrado en octubre de 2017, incluso antes de que se inaugurara el primero de los centros de control en La Quiaca, localidad jujeña que limita con Villazón. Allí, mientras se realizaba una prueba nocturna, cámaras equipadas con sensores térmicos y tecnología infrarroja detectaron un vehículo sospechoso que, inmediatamente, fue interceptado por gendarmes mientras cruzaba un paso no habilitado. La camioneta trasladaba a seis ciudadanos de nacionalidad china a los que se intentaba ingresar a la Argentina de manera clandestina. Aquel procedimiento no dejó dudas de que el soporte tecnológico constituía una herramienta indispensable para contrarrestar operaciones de narcotráfico, trata y otras actividades del crimen transnacional.
Ya en marzo de 2015, ante fuertes cuestionamientos por la permeabilidad de las fronteras del NOA y NEA, el entonces ministro de Defensa, Agustín Rossi, reconocía que se necesitaba incrementar la vigilancia de todo el frente norte del país con drones, porque los vuelos del narcotráfico aprovechaban los puntos ciegos de los radares fijos instalados en Tartagal (Salta), Posadas (Misiones), Resistencia (Chaco) y el oeste formoseño.
Dos años después, en el Sistema de Vigilancia Integrada empezaron a combinarse sensores (móviles y fijos), cámaras (de visión tanto diurna como nocturna) y radares de hasta cinco kilómetros de cobertura (instalados en 11 torres de vigilancia a lo largo de la frontera) con drones de 40 kilómetros de alcance y 15 horas de autonomía en vuelos de observación. También se incorporaron cámaras lectoras de patentes en vías de ingreso y circulación que operaban las 24 horas, los 365 días del año, y transmitían los datos recogidos en tiempo real a centros de monitoreo y control. Así, el Sistema Integrado permitía detectar e identificar objetivos de interés con alarmas automáticas.