Ante otra actuación vil por parte de la policía salteña, que arremetió con todo en la jornada pasada en el IPV, el ministro de seguridad hizo lo que mejor le sale: justificar la brutalidad.
Un operativo desmesurado, como casi todos los que caracterizan a la gestión de Eduardo Sylvester, fue el que tuvo como saldo muchos golpes y algunos detenidos. Preparados como si fueran romanos listos para contener las hordas bárbaras que arrasan el imperio, así estaban los policías de infantería, esperando con armaduras y palos para reprimir a los manifestantes se desató la vedadera barbarie, pero desde el otro lado, y no fue sino hasta pasada la media tarde que la calma retornó a las instalaciones oficiales. A pesar que aun hoy a la mañana todavía podían verse varios uniformados rondando las oficinas del IPV y luego de muchos titulares agraviantes que no bajaban de violentos y piqueteros a los manifestantes el ministro de seguridad salió a dar las declaraciones obtusas que lo caracterizan luego de cada hecho represivo que comete la policía salteña.
“Se actuó conforme lo dictan las normas; pues ante la flagrancia de un delito, el policía no sólo puede, sino que debe actuar”, mencionó Sylvester y no es para nada casual que lo haga, porque hace bastante viene intentando justificar el accionar policial que “debe” realizar su trabajo a plan de palo y sospecha. Y para finalizar puso la frutilla en el postre: “En Salta no vamos a permitir la Patoteada en ningún organismo público, ni en rutas. Cortar rutas es un delito, según lo marcan las leyes y como tal se usarán los recursos de manera equilibrada, para garantizar la circulación de los ciudadanos”.
De manera equilibrada, claro que sí.