La creciente polarización política genera una situación alarmante que pone en peligro la estabilidad de las instituciones.

El trastorno explosivo intermitente del mandatario nacional, contribuye a fomentar la grieta y debilitar las instituciones. ¿Será parte de una estrategia para gobernar por encima de las instituciones democráticas bajo el pretexto de “si no me dan los votos, gobierno mediante Decretos”?

La confrontación del gobierno nacional con los gobernadores entra en una dinámica peligrosa. La decisión de eliminar los subsidios al transporte en el interior del país y el incentivo salarial para los docentes como una revancha por la caída en el Congreso de la pretendida Ley Ómnibus, mina cualquier esbozo de cooperación necesaria para el buen funcionamiento del país.

El estilo confrontativo de Milei no es una novedad en la escena política mundial, replica la estrategia de Jair Bolsonaro en Brasil y Donald Trump en Estados Unidos, quienes no casualmente celebraron su victoria. Al igual que ellos, el presidente argentino utiliza una retórica abiertamente hostil hacia cualquiera que piense diferente, amplificada en las redes sociales por sus seguidores. ¿En qué se diferencia entonces, del aborrecido Nicolás Maduro u otros dictadores?

Un gaucho le canta las 40

La democracia se fortalece con más democracia. Y para ello, es necesaria la construcción colectiva de una sociedad y un sistema político basados en el respeto a la diversidad y libre de violencias, apoyados en el consenso. En este contexto, las palabras del gobernador salteño Gustavo Sáenz, convocan a la prudencia y al diálogo. Más allá del tono firme y cuasi de barricada empleado en su discurso del día jueves, Sáenz salió a resaltar una profunda preocupación compartida por el resto de los gobernadores del noroeste argentino, basada en la histórica desigualdad y falta de oportunidades que han enfrentado sus provincias, en contraste con el predominio y privilegio que ha caracterizado a la Capital Federal y el Área Metropolitana de Buenos Aires, dejando a las provincias del norte con recursos insuficientes afectando la calidad de vida de los ciudadanos. De primera, y de segunda categoría.

Además, Sáenz criticó la falta de infraestructura y conectividad en el norte argentino, lo que dificulta la atracción de inversiones y el desarrollo económico de la región. Bien lo sabe y lo ha vuelto a experimentar en su reciente viaje a la Unión Europea, esta falta de inversión, refleja una visión centralista que ha priorizado históricamente las necesidades de los porteños sobre las de las provincias del interior y termina ahuyentando cualquier ánimo de autofinanciamiento a través de incentivos a la inversión privada.

Mientras Milei se centra en la confrontación y descalificación, tildando a los diputados que votaron en contra de su plan como delincuentes y a los gobernadores como traidores, Sáenz optó por responder defendiendo la integridad de los gobernadores y destacando la difícil situación por la que atraviesan los ciudadanos. Enfatizó, por ejemplo, que los verdaderos afectados por la crisis son los docentes, o los jubilados, quienes han dedicado su vida al trabajo y ahora se encuentran en una situación precaria, sin poder acceder a medicamentos ni alimentos básicos. En definitiva, el mandatario puso de relieve la realidad y las necesidades de los sectores más vulnerables de la sociedad, apelando a la empatía y a la responsabilidad social y destacando la importancia de abordar los problemas reales que enfrenta la población.

Al referirse a “este gigante dormido que empieza a despertar”, advierte Sáenz que el Norte está cobrando mayor relevancia y está lista para reclamar su lugar en la toma de decisiones. Además, al mencionar que “se va a poner de pie y no de rodilla”, subraya que la región no se someterá ni se resignará a ser ignorada o subestimada. En lugar de ello, instó a que aquellos que toman decisiones desde sus cómodos escritorios en la Capital, se acerquen y comprendan las necesidades de los habitantes del norte de Argentina.

Le piden prudencia al de la motosierra

Milei intenta lograr su plan de gobierno desde una posición minoritaria en el Congreso, sin dialogo previo, su estrategia desafía la forma tradicional de hacer política, apelando al apoyo popular que recibió en las elecciones. Argumenta que los políticos tradicionales están más interesados en discutir detalles menores y obtener beneficios personales que en buscar el bienestar de la sociedad. Se presenta como una alternativa fresca y ajena a esa “casta” política, diciendo que su objetivo es reconstruir el país.

Entiende que el respaldo popular que recibió en las elecciones lo legitima para impulsar cambios profundos en la sociedad, aunque esto signifique desafiar la forma tradicional de hacer política. Sin embargo, ingresa en terreno peligroso cuando intenta inmiscuirse y decir qué deben hacer los mandatarios, elegidos al igual que él por el voto popular y como en el caso de Sáenz, producto de una mayoría para nada despreciable.

La estrategia de Milei se basa en la convicción de que el sistema político nunca aceptaría en una negociación convencional un cambio tan radical en el orden económico, social y político del país. Su reacción de enojo, expresa una furia que ya es conocida. Es el político que hizo campaña con una motosierra en la mano, con gestos y palabras violentas. Sólo que estos rasgos ahora se potencian expresados desde su posición de poder e influencia en la opinión pública.

En contrapartida, el discurso de Sáenz es un llamado urgente a la equidad y la justicia. Un recordatorio de que Argentina es un país diverso y plural, donde todas las regiones deben tener las mismas oportunidades de desarrollo y crecimiento.