El bettinismo derrotado en las urnas, en la gestión y en sus intentos por perpetuarse en el poder, comienza a transitar su expiración. A más de dos meses del traspaso de mando, parte del gabinete inició el éxodo hacia las estructuras provinciales. Sin embargo, el fracaso del experimento larretista y un presunto acercamiento a las filas libertarias habrían detonado los lazos de la intendenta con el saenzismo.

Primero hubo una foto. Una imagen que acompañaba una gacetilla institucional y que, a la vez, informaba sobre una reunión del gabinete municipal. Los motivos del encuentro no trascendieron, aunque sí algunas declaraciones. “Seguimos trabajando incansablemente por la ciudad. Somos un equipo con compromiso y nuestra responsabilidad es con todos los salteños”, resalta el texto en primera instancia.

Una segunda frase atribuida a la intendenta resultó un tanto más sugerente: “En estos momentos difíciles es cuando se ve la esencia de cada uno, es cuando más compromiso se requiere, primero la ciudad y luego el planteo individual”. Ningún hecho de gestión se puso de relieve en el comunicado, de manera que no fue sencillo encontrar algún rasgo de interés público en el anuncio de la reunión de gabinete.

Pero el hecho comunicativo en sí no fue el escrito, sino la fotografía que lo acompañaba. Allí, las ausencias fueron más ruidosas que las presencias. En la extensa mesa del despacho municipal faltaron: Susana Pontussi (interventora de Espacios Públicos), Jorge Altamirano (secretario de Protección Ciudadana), Valeria Capisano (secretaria de Prensa) y Agustina Gallo Puló, (jefa de gabinete). Esta última presentó su renuncia esa misma noche.

La partida de la jefa de gabinete no representó un hecho menor, dado que se trata de una de las personas más cercanas a la intendenta Romero. Su no convocatoria a la mesa chica supuso un desaire que, a la luz de las declaraciones vertidas, responde a un distanciamiento previo. “Primero la ciudad y luego el planteo individual”, declaró la intendenta en un mensaje que parece llevar el nombre y el apellido de varios de sus funcionarios. De esta forma, lo que se presentó ante la prensa como un parte institucional, fue en realidad una sutil advertencia a la tropa propia.

Entre los funcionarios ausentes, hubo quienes dieron fuertes señales de apartamiento. Algunos ya anduvieron tocando puertas en el Grand Bourg y hasta hay quienes aseguran haber visto a cierta dirigente renovadora aplaudiendo en el acto de Sergio Massa y Pablo Outes. La única responsable del éxodo, concluyen algunos, es Bettina Romero.

Desahuciados

El fracaso electoral de mayo no es el único factor que explica la deriva del bettinismo y el desguace del gabinete municipal. El acompañamiento en las primarias nacionales al candidato perdedor de la interna de Juntos por el Cambio, fue lo más parecido a una patada en el piso. Ya sin esperanzas de sobrevida ni proyección, trascendió en los últimos días que el romerato habría tenido un acercamiento al espacio de Javier Milei en Salta y que apostaría fuerte a la campaña libertaria el próximo 22 de octubre. La jugada, además de exponer la desesperación del gobierno municipal por prolongar su existencia política más allá del 10 de diciembre, terminó por dinamitar los puentes con el gobierno provincial, hoy enfocado en la campaña de Sergio Massa. Los que faltaron a la reunión de gabinete fueron los primeros en advertirlo y saltaron anticipadamente del barco.

Transición detonada

La salida de Agustina Gallo también significó el abandono absoluto de toda pretensión de entregar un municipio ordenado al intendente entrante. Casi en paralelo a su renuncia, se divulgó un particular comunicado en el que denuncian que el jefe comunal electo se habría negado a mantener una reunión formal en el Centro Cívico Municipal.

“Lamentablemente y, a pesar de nuestros esfuerzos por fomentar un ambiente de colaboración y apertura, el intendente electo y su equipo han declinado la invitación para realizar la reunión en las instalaciones del CCM. En su lugar, han expresado su interés en llevar a cabo el encuentro de manera secreta en un hotel céntrico, a puertas cerradas, y han solicitado que no sea de carácter público”, expresa el escrito.

Lo llamativo de la denuncia, no obstante, no fue su contenido, sino el hecho de que fue redactada por la propia Bettina Romero, según confiaron fuentes de su entorno. El hecho no sólo marca un desapego absoluto con su entorno, sino que también expone la gravedad del naufragio bettinista.