Las frases destacadas de la semana reflejan, como pueden, una realidad preocupante. También revelan, en algunos casos, deseos ocultos y perversos. Otros, en cambio, se enredan con las palabras y hacen lo que pueden.
El papa Francisco está algo preocupado y tiró la frase: “el problema de la Argentina somos los argentinos”. Claro, como ese “problema” no tiene solución (no podemos ser menos argentinos), exhortó a los ciudadanos a “mirar siempre el final del camino” y no “frenarse a la mitad”.
En otro tramo, el sumo pontífice intentó tirar buena onda: “Tenemos un país muy bello”, destacó el pontífice a una joven que le preguntó por la “lucha cotidiana para tener un país mejor”.
El Papá en la ocasión contó un chiste viejo, pero que nunca pasa de moda: “Te cuento una historia: una vez fueron los ángeles a encontrar a Dios y a lamentarse. Le dijeron “tú, padre eterno, sos injusto, porque a todos nosotros nos has dado una cosa de riqueza, ya sea el campo, las vacas, la minería, o la pesca. Pero a los argentinos les has dado todo. Porque la Argentina en rica en pesca, en minerales”. Y el eterno padre dicen que respondió: “Me di cuenta de eso y para balancear les di los argentinos”.
Acá tenemos un problema
Walter Wayar tiró la frase “el buen nombre del funcionario debe estar reservado por sus actos, no por una ley”, refiriéndose al proyecto de Ley que incorpora al Código Contravencional de Salta una serie de modificaciones sobre protección del derecho a la intimidad de las personas.
El proyecto de Ley establece, que será sancionado con arresto de hasta 30 días o multa de hasta 30 días el que difunda, publique, distribuya, facilite, ceda o entregue a terceros imágenes, grabaciones o filmaciones de carácter íntimo, sin el consentimiento de la persona, y a través de cualquier tipo de comunicación electrónica, de transmisión de datos, páginas web o a través de cualquier otro medio de comunicación.
Lo interesante es que Wayar cree que esta Ley trata de proteger a funcionarios, y no, por ejemplo, a mujeres víctimas de una “sextorsión”. En una entrevista, el senador destacó ser una persona preparada (risas), con oficio (más risas), que sabe lo que es constitucional (¿en serio?) y mencionó que la ley: “quiere proteger a quienes tenemos representatividad, creo que no es el momento. Buscar ser intocables no me parece correcto”.
Ahí vino la frase: “el buen nombre del funcionario debe estar reservado por sus actos, no por una ley, no es tiempo ni momento, la gente tiene otros problemas, no me parece que haya ningún tipo de salvaguardas”.
Lo dice alguien cuyos actos tampoco hablan muy bien de él.
Y hablando de juzgar a los funcionarios por los actos… dijo que votará a Guillermo Moreno porque “es peronista, conoce y sabe”, mientras que en el ámbito provincial “le di mi palabra a Lucas Godoy, si era candidato a alguna de las listas lo iba a acompañar”.
Villa quiere una ley que obligue a las provincias a unificar elecciones con Nación
Hay una frase curiosa que tiró Ramoncito Villa: “parece que al gobernador Gustavo Sáenz le interesa más una elección de la Republica de Salta que la Republica Argentina”. En otra parte también dijo: “el desdoblamiento de las elecciones le hace mal a la democracia y debería haber una ley clara que obligue a las provincias a unificarlas”.
Nunca se vio a un salteño que le quiera quitar autonomía a la provincia. Todas las provincias tienen la facultad de no dejar atado su futuro al de un gobierno nacional que muchas veces ni le interesa qué pasa en esas provincias.
Villa es más unitario que los unitarios, al final.
Villa no blanquea que el kirchnerismo solo puede crecer en Salta, si se paga al gobierno nacional. Lo mismo pasa con los seguidores de Milei.
Al último de esa entrevista dijo algo muy contradictorio: dijo que de ocupar una banca en el Congreso de la Nación, trabajara y gestionara por los intereses de los salteños y la defensa de recursos como el litio que es estratégico y que no podemos desaprovechar.
Mentira. Si gana Massa será un levantamanos del gobierno nacional.
Jujuy, un gran dolor
“Quieren sembrar terror, miedo y escarmiento”. La frase, que podría remitir a la dictadura militar, no fue pronunciada entre 1976 y 1983, sino hace unos días, en Jujuy, donde el aparato represivo de Gerardo Morales esparce terror.
En los últimos días, trece personas fueron detenidas y después liberadas. Los traslados por caminos de montaña, la violencia física y simbólica, y el secuestro de celulares.
Otra frase que podría haber sido pronunciada en los 70: “Mi hijo está desaparecido, no sé a dónde se lo llevaron, no tenemos información sobre su paradero”. Pero no es de esa época, es de ahora: lo denunció por días y frente a todos los medios de Humahuaca que rescataron el testimonio de Carola Zamboni, madre de Franco Agustín, uno de los últimos detenidos en las redadas del gobierno de Gerardo Morales.
El joven fue liberado el jueves 20 de julio, después pasar cinco días privado de su libertad en el penal de Alto Comedero.
El terror acecha de la mano de este gobernador, que ahora sueña con ser vicepresidente.
Martín Grande y su batalla contra la lengua española
El conductor radial criticó a los periodistas que son diputados y en el medio realizó una comparación que no se entiende.
El conductor radial y diputado nacional mandato cumplido Martín Grande fue entrevistado en Profesional FM (prácticamente su casa) para criticar la media sanción que obtuvo la ley “anti fake-news” en la Cámara de Diputados de la provincia.
El proyecto, cabe recordar, castiga con hasta 25 días de cárcel para los trabajadores de prensa que divulguen una información falsa.
Si bien estamos de acuerdo en que puede ser una Ley peligrosa, en este artículo nos limitaremos a analizar el uso del lenguaje de Grande, reflejado en el artículo.
“Martín Grande, expresó que la ley “no andará” y no será aprobada en la Cámara de Senadores”, se puede leer en un tramo de la nota. Las comillas a “no andará” deben haber sido colocadas por un redactor indulgente.
El siguiente párrafo no tiene desperdicio, nos recuerda a El sonido y la furia, de Faulkner:
“Además, realizó una comparación a la situación con un “sándwich de milanesa” que tiene una cucaracha, ya que la ley “no es mala” pero cuando uno abre y lee el artículo 50 es donde se da cuenta que algo anda mal. Sin embargo, “sabe a milanesa” igual si no se investiga.
Deberían dar 25 días de cárcel a quien maltrate así el idioma.