El ex-obispo de Orán cercano al Papa Francisco se defendió en el juicio que se sigue en su contra por abusos sexuales y otros delitos.

 

El sacerdote se presentó ante el tribunal esta mañana en la primera jornada de juicio que se sigue en su contra por: abuso sexual, abuso de autoridad y desmanejo de fondos. Allí sostuvo su inocencia, negó las acusaciones en su contra y manifestó que «tuvo una relación buena y sana con todos los seminaristas».

Fue un joven quien dio cuenta de «episodios de contenido sexual sufridos en su perjuicio de parte de quien ejercía las funciones de obispo de la Diócesis de Orán», a partir de 2017.

Según la denuncia, estos abusos tuvieron como escenario el edificio del seminario Juan XXIII, de la ciudad de Orán, ubicada a 270 kilómetros al norte de Salta Capital, y en un domicilio particular de la localidad de Los Toldos.

La fiscal Filtrín Cuezzo sumó la denuncia de un segundo seminarista, que el 13 de febrero de 2019 denunció haber sufrido episodios de significación sexual y conductas inapropiadas “frente al público y en el ámbito privado”. Dichos hechos habrían ocurrido desde 2016, en la casa parroquial San Antonio, en el edificio del seminario Juan XXIII y la casa del Obispo.