Los concejales capitalinos desbarrancaron las maledicencias en cuanto al servicio de Agrotécnica Fueguina, ofrendando un motivo adicional al siempre sonriente –hoy más que nunca- titular del cuerpo, Darío Madile. Esta visita de los ediles consiguió el prodigio que de un lugar de porquería como el San Javier, pasase a ser conceptuado como reducto poco menos que apto para el regreso de pelícanos y cigüeñas. Un vergel de $ 100 millones diarios.
El envío de la comisión edílica de Medio Ambiente, junto con la directiva de la MACSEHU (Mesa de Análisis para la Contratación del Servicio Esencial de Higiene Urbana) y a funcionarios de la gestión titiromeriana, logró determinar que anda todo más o menos bien. Algo así como un respaldo a la continuidad de esta compañía.
No en vano, quien encabezó el periplo fue la concejala Susana Pontussi, algo así como la anfitriona (dada su interacción con Agrotécnica que se remonta hasta 1998), más sus pares José García, Jorge Altamirano y Liliana Monserrat. Solamente el nombre del gerente de servicios de la firma encargada de la recolección y disposición de residuos, Carmelo Foresto, bastaría para darle una connotación –o un contraste- en verde al asunto.
En efecto, el relato corporativo hecho el fin de semana a cargo del ya mencionado Foresto, como también del gerente de Comercialización, Guillermo Nallim, y del coordinador del San Javier, Julio Cabral, parece haber sido exhaustivo. De paso, permitió concluir que la gestión capitalina cuenta con un Subsecretario de Limpieza Urbana (José Ginocchio), más un subsecretario de Política y Control Ambiental (Cristian Gribaudo) quienes seguramente irán a cumplir con un rol fundamental en sus respectivas áreas estatales.
Los portavoces de Fueguina se explayaron sobre la descomunal inversión para plantar unos 150 árboles, de lo que deberían tomar nota impacientes como las ONG Fundación Vida Silvestre o Greenpeace. Es más: estas acciones de forestación de los alrededores proseguirá en los meses siguientes, a condición que se le extienda el contrato por un lustro adicional.
En las inmediaciones del San Javier, hasta funciona una planta de biogás que se había presentado hacia 2006 por el arquitecto Raúl Kalinsky –ex Jefe de Gabinete municipal-, labor desarrollada a tan bajo perfil que los malpensados la asimilan a una cuestión tabú. Habría que publicitar la dinámica de esta generadora, puesto que además de gas, en el relleno también se generan líquidos lixiviados (resultantes de desechos orgánicos). Los últimos, sin embargo, al parecer no requieren la colocación de membranas de ósmosis inversa, dado que los especialistas de AF razonaron que el suelo arcilloso objeta el tránsito del fluido chernobyliano. Pelito pa la vieja.
Los ediles igualmente echaron ojeada al módulo 1, el reservorio de porquerías que actualmente homenajea lo desechado por hogares de Vaqueros, La Caldera, San Lorenzo, Cerrillos, La Merced, Campo Quijano, y principalmente Salta (90 %), como el proveniente de otras empresas del sector privado que envían su contribución al gigantesco depósito.
El tour ecológico protagonizado por los concejales hasta les permitió acceder a detalles, tales como el de los efectos de la acción vandálica sobre el alambrado perimetral, presumiblemente a cargo de los comarcanos más chúcaros. Pero no por ello, menos cronometrada, ya que los levantiscos deben contar con una ficha que incluya horarios precisos en los que se interrumpe la cuidada supervisión del ingeniero Julio Cabral, el encargado del monitoreo de todo sucedáneo en el San Javier.