Una vez más las mujeres se encuentran en lugares secundarios en el panorama político local. En Argentina las mujeres pudieron votar 35 años después que los hombres ¿qué rol cumplen los derechos políticos de ellas? (Andrea Sztychmasjter)

Durante las últimas semanas de cierre para la conformación de listas han sido muy pocas las mujeres de la política salteña que han estado presentes en la agenda pública. Toda la atención una vez más se la llevaron los hombres y nombres que se vienen repitiendo durante años. Nada nuevo. Sin embargo es necesario reflexionar por qué se sigue sostenido que la política es territorio masculino mientras muchos candidatos empiezan a incorporar en su agenda política los derechos políticos feministas que por supuesto quedan solo como formas meramente declamativas sumadas a sus discursos.

Uno de los argumentos que más claro aparece es que todos los precandidatos necesitan del voto femenino. Según datos del Tribunal Electoral Nacional, 1.008.290 salteños están habilitados para votar este año de los cuales 509.796 son mujeres. Esto a su vez se refleja en la mayor cantidad de militantes femeninas en los diferentes espacios políticos, dicho de otra forma son ellas las que más bancan los trapos. Sin embargo la legislación vigente sobre la participación política de las mujeres apunta a que ellas dejen ese lugar para empezar a protagonizar los espacios. En Salta en pleno 2019 eso sigue sin ocurrir.

Otro de los puntos de suma importancia al analizar la situación de las mujeres en la política tiene que ver con el efecto que produce en las generaciones venideras. Para una niña que nace creciendo viendo a mujeres en lugares de decisión, su percepción de su propio desarrollo también va a cambiar.

Los derechos no se negocian

En nuestro país las mujeres accedieron 35 años después que los hombres al derecho al sufragio. En 2017 se cumplieron 70 años de la aprobación de la Ley 13.010 de sufragio femenino. La historiadora Silvana Palermo aseguró que en Argentina los derechos políticos de la mujer se dieran tan tardíamente tuvo que ver con las objeciones que suscitaba la incorporación femenina en la política formal.

En Argentina, fueron las mujeres socialistas y anarquistas las que encabezaron las luchas por la igualdad política. En 1907, por ejemplo, la socialista Alicia Moreau de Justo creó el Comité Pro-Sufragio Femenino en Argentina. En 1911, Julieta Lanteri logró ser inscripta en el padrón municipal y ejerció el derecho al voto, la primera mujer en sudamérica.

En Salta hoy

A excepción de las precandidatas a senadoras nacionales Elia Fernández del Frente de Todxs  y Violeta Gil por el FIT-Unidad no hay mujeres en Salta encabezando listas. En el ámbito local fue la actual diputada provincial Bettina Romero quien resonó por haberse anotado para disputar la intendencia capitalina, cargo nunca en la historia ocupado por una mujer. Para el caso del cargo de gobernador/a y también con las mismas características de no haber tenido nunca a una mujer, durante la visita del referente Jorge Altamira esta semana a Salta, éste mencionó que Gil debería ser la candidata a gobernadora por el frente de izquierda desplazando al actual diputado provincial Claudio Del Plá, Altamira dijo que a su entender que un socialista permanezca durante 15 años en la legislatura es mucho.

Violencia política

La ley de violencia política de la Organización de Estados Americanos define a la violencia política contra las mujeres como “cualquier acción, conducta u omisión, realizada de forma directa o a través de terceros que basada en su género, cause daño o sufrimiento a una o varias mujeres, y que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de sus derechos políticos. La violencia política contra las mujeres puede incluir entre otras, violencia física, sexual, psicológica, moral, económica o simbólica” (art 3).

Para visibilizar este tipo de violencia pocas veces analizadas el Instituto Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) realizó el informe “Violencia política contra las mujeres en Argentina: experiencias en primera persona”. Una publicación que recoge los primeros datos empíricos sobre la dimensión del problema y las experiencias en primera persona de mujeres políticas dentro del Poder Legislativo.

Entre los resultados de este informe se desprende que 8 de cada 10 encuestadas afirmaron haber vivido situaciones de violencia de género a lo largo de sus carreras políticas y la violencia psicológica aparece como el tipo de violencia más frecuente. En relación a las manifestaciones puntuales, el 64% de las entrevistadas fueron amenazadas o intimidadas durante el ejercicio de sus funciones políticas; al 58% le han impedido que asista a reuniones importantes o en las que se toman decisiones relevantes; al 53% le han restringido el uso de la palabra en reuniones o sesiones e incluso 27% ha percibido un ingreso salarial menor por su condición de género, sostienen.

Entre los factores que disuaden a las mujeres de participar en política, el informe señala que el 98% de las encuestadas identificaron al ámbito político como un espacio donde persiste la discriminación contra las mujeres. En relación con los factores que actúan como obstáculos para la participación de las mujeres en política, los más mencionados fueron los de tipo cultural: las responsabilidades familiares (91%), la cultura dominante y su concepción del rol de las mujeres en la sociedad (89%), y la falta de apoyo de los hombres (76%). En menor medida aparecen factores como la falta de recursos económicos (64%) y el temor por la integridad física (18%).