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Violencia a caballo

El desfile en honor a Güemes terminó en polémica por la negativa de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes a permitir la participación de la Fundación Crines. La legítima denuncia del presidente de esta ONG se vio opacada ahora por la aparición de causas penales en su contra. (Gonzalo Teruel)

En homenaje al General Martín Miguel de Güemes, la realización del desfile ecuestre más grande del país y posiblemente del mundo, con casi 5 mil gauchos bien montados, terminó este año con una inexplicable mancha: un grupo de jinetes, miembros de la Fundación Crines, denuncia que no sólo no los dejaron participar del acto cívico sino que además les envenenaron una yegua.

Días antes del desfile, en efecto, el referente de la Fundación Crines, Ariel Castro, expuso ante los medios de prensa su malestar por la “discriminación” que dijo sufrir por parte de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes, responsable de la organización del evento homenaje al prócer salteño. “Presentamos la nota el 4 de abril y nos dijeron que no había ningún problema, cumplimos con la reglamentación: seguridad, buenos jinetes, los caballos en muy buen estado, libreta sanitaria, vacunas, tenemos número de personería jurídica, todo” aseguró Castro y, un par de días antes del evento, añadió que “ahora nos dicen que no podemos desfilar”.

Acusó por esta situación a la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes y preguntó “¿por qué nosotros no podemos (desfilar) y la fundación de Equinoterapia del Azul si?”. “Acá hay un acto de discriminación por lo cual yo voy a iniciar acciones legales” aseguró. La respuesta de los acusados fue rápida y pobre. “La Fundación Crines este año todavía no va a poder desfilar. Hablé con Ariel Casto y es mejor lanzar su participación para el 20 de Febrero, que es menos complicado. No se los pudo incluir este año por un tema de organización” dijo Francisco Aráoz, titular de la organización tradicionalista, y adujo que “el desfile tiene un tiempo y un espacio”.

Esta negativa resulta difícil de explicar porque una sola delegación, la de Crines o cualquier otra, no incrementa de manera significativa la nutrida tropa de casi 5 mil caballos con sus respectivos jinetes. A falta de argumentos razonables parece, lisa y llanamente, un acto de discriminación como el que meses atrás sufrieron también los miembros de la Asociación de Carreros que fueron rechazados (por autoridades municipales y policiales) de otro desfile cívico a los pies del Monumento a Güemes.

Mucho pero aún, esta semana Castro denunció que le envenenaron un caballo con el que la Fundación Crines trabaja en tratamientos de equinoterapia y pruebas deportivas y relacionó el hecho con las críticas contra parte de la organización del desfile de gauchos. “Es una verdadera persecución: este es el cuarto caballo que nos matan en menos de un año», denunció ante el diario El Tribuno y aseguró que, previo al desfile, había recibido una anónima amenaza telefónica.

“El viernes pasado, cerca de las 18, recibí una llamada de una voz masculina que me dijo ‘dejá de agitar porque si no te matamos los caballos’. En ese momento no le llevé el apunte pero al otro día Silver fue envenenado y eso me hace sospechar” indicó al matutino y vinculó la muerte del equino con el conflicto por el desfile.

Autoridades policiales deberán investigar y confirmar, o no, el envenenamiento intencional del animal e identificar a los responsables.

Esta semana, en medio de la acusación de Castro y la defensa de Araoz, Cuarto Poder recibió una inquietante advertencia: ahora presentado como víctima, el titular de la Fundación Crines cuenta con varias denuncias en su haber. En efecto, según se constató de manera extraoficial con fuentes policiales y judiciales, Ariel Castro es objeto de al menos 6 denuncias, 3 por violencia familiar y otras 3 por distintos delitos.

En junio de 2010 y enero de 2015 se realizaron las primeras, por violencia según Ley 7.403 de Protección de Víctimas de Violencia Familiar, ante el Juzgado de Personas y Familia de 1° Nominación. Antes, en mayo de 2006, se presentó ante el Juzgado Civil y de Garantías de 5° Nominación una denuncia por “lesiones” y después, en octubre de 2015 y junio de 2016, se iniciaron un par de expedientes en la Fiscalía Penal de Violencia de Género 4° y en el Juzgado de Garantías de 4° Nominación por los delitos de “hurto, amenazas con arma, usurpación de título y ostentación de insignias en concurso real” y “tenencia de materiales explosivos y acopio de armas de fuego, piezas o municiones”.

Hace un par de años, en 2015, los tradicionales homenajes güemesianos también terminaron manchados por la violencia: en un confuso episodio, un gaucho terminó apuñalado durante los fogones de la noche del 16 de junio.

La versión policial fue la de una pelea entre borrachos pero después se supo que el agredido era Julio “El Chaqueño” Navarro, miembro de la seguridad privada del senador Juan Carlos Romero, y los posibles agresores integrantes de un grupo que realiza pegatinas y pintadas políticas para el oficialismo provincial. La investigación judicial terminó en archivo.

La memoria del General Martín Miguel de Güemes, héroe de la independencia nacional y continental, merece homenajes distintos: sin discriminación y, sobre todo, sin violencia. Corresponde a las autoridades y las instituciones que llevan su poncho garantizarlo para todos los salteños y todos los argentinos.