La primera carrera fue para encontrar la vacuna que inmunice contra el SAR-COV-2. La segunda carrera es ahora por conseguir la provisión suficiente de dosis para poder vacunas a todo el público objetivo. En ese contexto, Argentina se sumó a los acuerdos que todos fueron haciendo con distintos laboratorios del mundo.
Rusia fue el primer país en registrar una vacuna y asegurar que ofrecía “inmunidad duradera” contra el SARS-CoV-2, el virus que provoca la covid-19. Sin embargo, al igual que el resto de las candidatas a vacuna se encuentra en la tercera fase de testeo. El anuncio de que estaba lista, antes de haber mostrado al mundo resultados de las primeras fases de investigación clínica provocó muchas críticas, por lo que después publicaron los datos de fase 1 y fase 2 en The Lancet, la prestigiosa revista británica.
Los resultados fueron buenos, pero mostraron lo que todas las otras vacunas. Que en esas fases no hay grandes problemas secundarios, que produce como todas las vacunas, algo de fiebre y dolores musculares, pero nada de qué preocuparse. Y lo fundamental, que produce inmunidad. El resto está en el anecdotario político de peleas entre Estado Unidos y Rusia.
Para la Sociedad de Infectología de Argentina la vacuna rusa sigue el mismo proceso de investigación que todas las demás, y será después de que estén los resultados de la fase 3, en la que hay 40.000 voluntarios enrolados, y se publique los datos adecuadamente, que los organismos regulatorios de cada país, en Argentina la ANMAT, los que darán la aprobación.
No importa de dónde venga la vacuna, si sigue los pasos que tiene que seguir y esos pasos están fiscalizados por organismos internacionales y nacionales, no hay mucho más que discutir». Más allá de si es la mejor vacuna o no, hay que apostar a tener acceso a la mayor cantidad de vacunas lo antes posible.
Hace tiempo que en el mundo empezó una puja para obtener las dosis. Está muy bien que el país tenga acuerdos comerciales con diferentes firmas y laboratorios y que incluso haya comprado a riesgo las dosis de vacunas, porque lo peor que podría pasar es que comience la vacunación en el mundo y Argentina no disponga de las dosis necesarias.