¿Cuál es la táctica que está craneando el gobernador para volver a triunfar en la provincia e impulsarse a nivel nacional? Un comando de cerebros arma un banco de ideas para posicionarlo. (Daniel Salmoral)

Cuentan que la reunión duró sólo unos minutos.

En pocas palabras, Juan Manuel Urtubey le habría dicho a su “estado mayor” que rápidamente necesita que le digan, según su opinión, si debe presentarse otra vez como candidato a gobernador de Salta o si, definitivamente, tiene que jugar todas sus chances políticas en el orden nacional.

“Buchonean” -los cuenteros que nunca faltan- que el gobernador puso a pensar a todos los cerebros que lo rodean de manera diaria, y les exigió definiciones respecto a lo que creen que debería hacer frente al panorama político y electoral que, de manera amenazante, se acerca más y más.

Lo que más le preocupa, dicen los que dicen saber, es si las tendrá todas consigo a la hora de incursionar electoralmente en la provincia en busca de un tercer mandato, porque, sostienen, le preocupa que la performance electoral sea magra en cosecha de votos y lo deje marginado del proceso que ya empezaron a transitar por los pasillos internos del Frente para la Victoria a nivel nacional, dirigentes como Sergio Urribarri, Florencio Randazzo, Carlos Tomada, Agustín Rossi, Julián Domínguez, Aníbal Fernández y Daniel Scioli, quienes plácidamente caminan, por dónde los dejan, con sus precandidaturas presidenciales sobre las espaldas.

Juan Manuel Urtubey, según lo que comentan aquellos que se ufanan por merodear su despacho y treparse a sus autos, no se termina de convencer si debe ir por un tercer mandato en la provincia, porque sabe que si va a la compulsa electoral tendrá que ganar a lo “Carlos Monzón”, es decir por knock out y en los primeros rounds, si es que no quiere quedar no solo descartado sino por sobre todo humillado ante el proceso electoral nacional que se definirá en octubre del año venidero.

El gobernador salteño, un hombre inteligente y astuto, tiene dudas cuando mira el ring y piensa que tendría que subir dos veces y ganar las dos veces.

Primero a Miguel Isa en las PASO, siempre y cuando éste decida disputarlas y no salir por otro partido, y luego a Juan Carlos Romero, Claudio del Plá, Edmundo Falú, Juan Collado o cualquier otro que se decida a enfrentarlo.

Si bien asegura no tener dudas que saldrá airoso de cuanto combate electoral deba librar y contra quién sea, le provoca inquietud saber si su triunfo será contundente o pírrico.

Urtubey deduce que la disputa interna con Isa, si al final se concreta, dejará secuelas importantes porque como siempre ocurre, el que pierde no acompaña sino que se va a la vereda de enfrente y comienza a “cascotear” el rancho que antes compartía, lo que podría serle fatal para conseguir votos en el distrito electoral más importante de la provincia que, por otro lado, y éste no es un dato menor, le resultó adverso en los dos últimos comicios.

Esto le lleva incomodidad al Jefe político de la provincia porque además de eso, Salta será el primer escenario electoral del país y según su resultado, podría indicar la suerte que le tocará protagonizar al cristinismo que pondrá todos sus ojos en Salta y en Urtubey principalmente.

Por eso es que el Gobernador no sólo deberá ganar en mayo sino que además deberá hacerlo “por paliza” para demostrarle al país, pero por sobre todo a Cristina Kirchner, que él puede ser la carta de triunfo de un modelo que, aunque les cueste reconocerlo, se bate en retirada y cuenta con serias chances de irse para siempre del poder.

Si Urtubey gana de manera contundente, por cifras similares a las del año 2011 en la provincia, será mirado y recibido en la escena nacional como lo fueron los generales romanos triunfantes cuando regresaban ante el César desde las campañas en Galia y Normandía. Pero si lo hace por escaso margen, o pierde, será descartado y hasta sus chances de acompañar a Daniel Scioli como candidato a vicepresidente se verán malogradas.

Por eso es que necesita definir, ya con los plazos en contra, cuál será su estrategia final. De allí que le esté pidiendo a su “banco de ideas” que le arrimen consejos para decidir qué hará.

Algunas encuestas, poco difundidas por cierto, dicen que Urtubey estaría con chances de ganar, siempre y cuando el intendente de Tartagal y presidente del Partido de la Victoria, Sergio Leavy, “El Oso”, no sea ninguneado otra vez y siga sumando sus votos al Frente, en departamentos como San Martín y Rivadavia, a los que se sumarían Los Andes, Anta Metán y Cafayate, mientras que se le complicaría o perdería directamente en Capital, Orán, Rosario de Lerma , Rosario de la Frontera y Güemes, donde la alianza entre el diputado provincial ahora romerista, Rubén Cabana y el radical Juan José Valle, tumbaría al actual intendente “osista-urtubeycista”, Daniel Segura.

Si bien todos los jefes comunales del interior le juran lealtad a Urtubey, eso no alcanza para decir que el triunfo está asegurado. Juan Manuel es conocedor que ahora se postran ante él pero antes también lo hicieron ante Romero y Walter Wayar pero, a la hora de los “bifes”, siempre priorizaron sus intereses por encima de los de su jefe político ocasional.

Por eso es que en los últimos días salió personalmente al interior a inaugurar obras y mostrar su rostro ante los salteños de tierra adentro, como para recordarles que en realidad es él y no los “caciquejos” lugareños quien se ocupa de ellos.

Con un Isa lanzado de manera decidida a la gobernación, Urtubey por estas horas deshoja la margarita, habla con su gente de confianza en Salta y la Capital Federal, mientras de reojo mira a Isa y Romero.

Quienes dicen conocerlo, aseguran que ante los movimientos del intendente capitalino se encuentra desconcertado y preocupado.

“No esperábamos que Miguel (Isa) saliera con los tapones de punta a enfrentarlo a Juan (Manuel Urtubey) en internas o en las generales con otro partido”, reflexionaba en voz alta un coronel U. “Ahora, empezamos a caminar por un laberinto que no sabemos adónde nos llevará”, decía.

Los plazos corren, el armado de la campaña comicial va tomando forma y eso apura decisiones. Tienen razones justificadas para rascarse la cabeza.

Sin dudas que el tablero político se ha modificado, por lo que estas resultan horas complejas para un Urtubey que, hasta hace poco tiempo atrás, estaba tranquilo porque tenía el sabot en sus manos y era, por lo tanto, quien repartía las cartas en este apasionante juego político en el que están embarcados.