Tras “ordenes de arriba” los guardias celadores empezaron a echar y a amenazar a vendedores de adentro y fuera de la U.N.Sa. Señalan que el nuevo rector Víctor Claros los ve como estorbos. (Gabriela Hernández)

Estos días fueron difíciles para los estudiantes; al salir de clases se encontraron con un paisaje desolador. Los trabajadores que vendían diferentes productos habitualmente ya no estaban y su ausencia se sintió al ver un lugar vacio en donde antes había una señora vendiendo café, bizcochuelos y tortillas.

Tras varias entrevistas a los vendedores estos dijeron que no los dejan vender en la U.N.Sa y a los de afuera ya los amenazaron con “llamar a la municipalidad” y fueron corridos hacia un costado de la universidad.

Romina Borjas una  panchera que hace 5 años viene a la universidad nos dice “hace dos semanas nos dijeron que cuando asuma el nuevo rector nos iban a sacar a todos de la puerta principal porque dicen que somos un estorbo y la verdad que nosotros siempre mantenemos limpio el lugar, tratamos de ser higiénicos en la manera de atender. Hace dos semanas nos vinieron a decir que no apoyemos nada en la reja y que andemos con miedo que nos pueden correr en cualquier momento”.

Tras consulta a varios guardias  estos nos mencionaron que las ordenes vienen de arriba y que no se pueden negar pues son contratados y su trabajo también se pondría en riesgo pero algunos si son conscientes de que el país está mal y que correr a los vendedores es sacarle la comida a las familias que se instalan en la casa de altos estudios. Otros más duros ponen de excusa de que a veces surgen peleas entre los vendedores y que por eso están sacando a todos pero la verdad es que desde el año pasado y antes de las elecciones ya les habrían advertido de que esto iba a pasar.

También se pudo presenciar el momento en el que un estudiante que llevaba sus sandwiches para vender era increpado por uno de los guardias, este estudiante muy conocido por su historia de lucha y por aparecer en medios nacionales por su superación al mantenerse con la venta ambulante sufría después de más de un año y medio el peso de la autoridad.

Los estudiantes suelen encariñarse con los vendedores, les ponen apodos, si no les compran los saludan y les desean suerte en su venta y cuando se tiene unos pesitos se los ayuda comprandoles comida a precios accesibles.

Otro motivo de esta medida serían las quejas por parte de las confiterías las cuales poseen concesión en la universidad y pagan canones de 4000 a 6000 pesos, también hubo quejas de los remiseros que pasan por la universidad y de gente que considera poco higiénica la venta ambulante por más que se tomen todo los recaudos, “Menos mal que los sacaron ya se estaban multiplicando” dijo uno que otro estudiante en las redes ignorando la situación actual del país en la que aumenta el desempleo y la única salida es la venta de comida casera y hasta de las propias pertenencias.

Sin embargo se realizaron encuestas en las redes sociales de la universidad y una gran mayoría de estudiantes y docentes se pone de lado de los trabajadores siendo muy mínima la oposición a ellos, en uno de los grupos la diferencia entre las posiciones fue grande ya que más de 1000 personas votaron que estaban en contra de la medida de sacar a los vendedores y solo 50 estuvieron a favor.

En estos días se organizarán medidas en apoyo a los trabajadores por lo que se llama a los interesados a  sumarse para que las familias no pierdan su fuente de trabajo y no sean reprimidos por las fuerzas de seguridad. Los guardias por lo pronto son solo celadores y no tienen poder de actuar como policías por lo que no pueden usar medidas represivas para sacar gente de la universidad, tampoco hay una resolución aprobada en el Consejo Superior para sacarlos.