Guillermo Siro, dirigente nacional de las PyMES, pasó por Salta. Denunció la grave situación del sector y explicó la matriz de la situación: hace 15 meses un trabajador destinaba el 8% de sus ingresos al pago de servicios y ahora destina el 20%. (Gonzalo Teruel)

La foto es oscura y la película directamente negra. Así lo anticipa Guillermo Siro, dirigente de la Confederación General Empresaria de la República Argentina, que estuvo en Salta para entregar certificados a los egresados de los cursos de capacitación que esa entidad y los gobiernos nacional, provincial y municipal realizan de manera conjunta.

A juicio del empresario de filiación peronista, la apertura indiscriminada de importaciones y la caída del consumo como consecuencia de la pérdida de poder adquisitivo del trabajador argentino atentan contra el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas industriales del país. “Hasta hace 15 meses (cuando asumió el presidente Mauricio Macri) el trabajador destinaba un 8% de sus ingresos al pago de impuestos y servicios pero ahora destina el 20% o más y, entonces, ese diferencial de 12% se quita del consumo” advirtió y añadió que, peor aún, “la canasta básica aumentó un 65%, la inflación un 42% y el recupero del salario apenas un 30%”.

Consumo en franca caída, importaciones con las que no se puede competir por dumping social (salarios de 100 dólares para los trabajadores del sudeste asiático frente a 1500 dólares para los trabajadores nacionales) y falta de crédito son las amenazas que identifica Siro. Las pymes industriales, según precisa el empresario, “representan el 98% del total de industrias y el 75% del empleo registrado” pero participan “apenas del 20% del PBI (Producto Bruto Interno) industrial”.

“Nosotros reclamamos el ‘compre nacional’ para las obras públicas y como forma de mitigar esta situación de crisis del sector” explica y lamenta que el gobierno nacional “no va a cambiar su modelo económico apuntado hacia las grandes corporaciones y no hacia las pequeñas empresas”.

En conversación con Cuarto Poder, el empresario llegado desde el conurbano bonaerense cuestiona las políticas del ministro de la Producción, Francisco Cabrera, y del secretario de Comercio, Miguel Braun. Y sin renunciar a su identificación peronista, recuerda que también cuestionó al anterior gobierno “porque no supo desarrollar un verdadero plan industrial que contenga a las pymes” y revela que el entonces secretario Guillermo Moreno “prefería acordar con 5 grandes empresarios y comercializadores y no con miles de industriales”.

Sin solución de continuidad, entre el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el de Mauricio Macri, el dirigente de la CGERA asegura que la situación de las pequeñas y medianas empresas “es grave, muy mala, con cierres todos los meses”. “Sin un proyecto que fomente el consumo en el mercado interno el país va hacia un cementerio industrial” vaticina y recuerda que “en la década del 90 las pymes fueron muy afectadas, sobre todo las industriales y regionales, y hoy vamos para ese mismo camino”.

Según dice, todas las regiones del país y todos los sectores de la producción están igualmente afectadas por el modelo económico actual. “Las empresas que están vinculadas a la agroindustria están un poco mejor pero también tienen enorme problemas como la logística y el flete y la cartelización de la comercialización”, detalla con buen conocimiento de la situación de las economías regionales del interior profundo de la Argentina.

Ante la pregunta por las medidas necesarias para revertir el difícil presente de las pymes, sugiere que “hay que apoyar al mercado nacional y el gobierno debe bajar la presión tributaria y controlar el comercio exterior”. Pero, de inmediato, se muestra descreído de que eso pueda suceder.

“Nuestra preocupación es que esto no tiene vías de reversión, día a día siguen cayendo la actividad industrial y el poder adquisitivo del trabajador” sentencia. Mientras eso sucede, a mitad de semana, un par de datos oficiales parecen confirmar al empresario de la CGERA: según el Estimador Mensual Industrial que elabora el INDEC, la actividad en la industria manufacturera cayó un 6% el mes pasado en comparación con igual mes de 2016 y acumula una contracción interanual del 3,5% en el primer bimestre del año. Ese indicador revela que la industria acumula 13 meses en baja desde el última suba (del 1,2%) en enero de 2016.

El análisis sectorial muestra contracciones en los principales rubros: textil (22,5%), automotriz (18,6%), refinación de petróleo (9,2%), metálica (9,3%), tabaco (7%), productos minerales no metálicos (7,2%), caucho y plástico (5,9%), alimentos, papel y cartón (2,4%) y química (4,1%).

Por eso, Siro advierte el peligro de “volver a conformar un país netamente agroexportador sin industria nacional”. Según razona, no está mal que el país produzca y exporte materias primas (de la agricultura y la minería) pero esas actividades deben ser complementadas con proyectos de agregado de valor que son los que generan puestos de trabajo. “Si no, por más que la economía repunte, siempre vamos a tener un desempleo alto y salarios bajos” argumenta.

Pasado, presente y futuro

Surgida al calor del kirchnerismo (en octubre de 2007) y con el objetivo de cumplir el viejo sueño peronista de sentar en una misma mesa a los trabajadores de la CGT con empresarios nacionales de la CGERA, la entidad desarrolla cursos de formación profesional en todo el país y junto a todos los niveles de gobierno.

“En Salta estamos trabajando muy bien con la GECAL (la Gerencia de Capacitación y Empleo del Ministerio de Trabajo de la Nación) que encabeza Héctor Chibán, con los Ministerios de Desarrollo Comunitario y de Trabajo y con la Universidad Provincial de la Administración Pública y, como en la gestión de Miguel Isa, con el gobierno municipal de Gustavo Sáenz” asegura Guillermo Siro y valora que pese a las diferencias políticas y partidarias todos los ámbitos de gobierno impulsan y respaldan el dictado de las capacitaciones en mecánica de motos, manufactura de cuero y confección textil.

La Confederación General Empresaria de la República Argentina tiene ya capacitados, en sus centros fijos y móviles, más de 1500 trabajadores en la provincia y 8500 en todo el país.

Los empresarios nacionales, plantea Siro, deben consolidar una “alternativa superadora” con la CGT, el PJ y otros sectores políticos y empresariales populares para limitar las políticas liberales del gobierno nacional y evitar un triste final para la película de las pymes y los trabajadores argentinos.