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Una fiesta para nada santa

Se pasaron de rosca y festejo, terminaron a las piñas. Demasiada devoción o chupi hicieron que una celebración por la Virgen de Urkupiña se convirtiera en una demostración explicita de tinku.

Terminaron repartiendo piñas a dos manos, luego de que la devoción diera paso a la violencia en un festejo que se realizaba en calle Francisco Arias al 2000. La fiesta iba de lo mejor, birra va, fernet viene, baile y alegría hasta que todo degeneró en violencia. Según la información vertida por diferentes medio la trifulca tuvo como protagonistas a cerca de 20 personas, entre ellas una niña de 12 años que terminó internada por un golpe en el estómago.

Las piedras no se hicieron esperar y terminó dañado también un auto que estaba por ahí cerca. Al final la situación de calmó, llegó la ley y se dispersó el público.

Ahora los detractores de esta festividad tienen otro motivo para mostrarse en contra.