Es el caso de Ángeles del Pilar, la joven salteña de 21 años que en junio se realizó una operación de reasignación de sexo en un Hospital de Buenos Aires. Una charla intima con Cuarto Poder en donde confiesa su felicidad por disfrutar de algo que en otro momento de su vida resultaba impensado. (Andrea Verdún Sajama)
Cuando se anuncia un embarazo, todavía se pregunta es si el bebe que llegara es varón o mujer aún cuando no todos conservan el sexo con el cual nacen. Se trata de un sistema binario de la masculinidad y la femineidad que resulta muy importante por lo menos para la sociedad occidental. Esta división tan tajante está cambiando, gracias a la visibilización, difusión y a las nuevas legislaciones que dejan en evidencia la multiplicidad de sexualidades que existen.
Desde su perspectiva Ángeles explica lo que para ella representa su condición y a lo que se denomina disforia de género: “es un diagnostico que te da un especialista o un médico, cuando tenés disforia de género significa que te sentís de una manera diferente a lo que sos biológicamente”. Cabe destacar que desde el Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) recomiendan la denominación transgenero o transexual, ya que la disforia la entienden como una patología o una enfermedad.
En 2002, en el país, fue sancionada la Ley 26.743 de Identidad de Género, la cual establece un marco jurídico indispensable para trabajar por la inserción de la comunidad trans (travesti, transexual, transgénero e intersexual) en todos los ámbitos de los cuales ha sido excluida históricamente. La ley define la identidad de género como “la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea libremente escogido. También incluye otras expresiones de género, como la vestimenta, el modo de hablar y los modales”.
Ángeles cuenta que lo más significativo de la ley fue, en un principio, la posibilidad de tener un documento con el nombre que ella eligió y con el cual se siente identificada: Ángeles del Pilar. Un nombre que escogió por medio de una revista pero que a su vez tiene que ver con sus creencias “con la fe que me acompaño toda la vida que me da fuerzas y la que me protege”, explica. Las cosas para Ángeles hubieran sido diferentes en el colegio, por ejemplo, con una ley como esta. Y es que ya en aquel momento tenía que conservar un nombre con el cual no se sentía cómoda. Tampoco tenía la posibilidad de dejarse el pelo largo aunque como ella dice “el colegio es un lugar de paso”. Actualmente estudia Derecho en la Universidad Católica donde la llaman por su nombre y eso la hace feliz.
Ángeles también relata a Cuarto Poder cómo es eso de sentir que naciste en el cuerpo equivocado. “Desde los tres años que me siento mujer, cuando me gustaba ponerme un vestido a cuadritos que era de mi hermana y mis papás me lo escondían para que no lo usara”. A pesar de haberse autopercibido desde muy pequeña como mujer, la joven cuenta que ella como la mayoría de las chicas trans van construyendo su imagen, su personalidad y su forma de ser por etapas hasta que, finalmente, llegan a sentirse cómodas y a vivir desde ese lugar que construyeron durante toda su vida. “Por lo general cuando entras en la adolescencia comenzas siendo un chico gay, pero hay diferentes tipos de personas gay. Entonces te das cuenta que sos más afeminado y que en realidad lo que buscas es la mirada de un hombre heterosexual o bisexual y no de un chico gay. En ese momento pasas a la etapa donde te gusta vestirte como mujer en fiestas o durante la noche: eso para mí sería ser transformista. Después pasas a ser travesti, porque te vestís como mujer durante todo el día y queres que te vean y traten como mujer también. Finalmente, la etapa transgenero es cuando vas adecuando tu cuerpo a lo que querés ser a través de hormonas u operaciones quirúrgicas y por supuesto la operación de reasignación de género”.
Ángeles esta justamente en esa etapa final porque pudo concretar su operación de reasignación de género. Se trata de un deseo que tiene muy en claro desde los 15 años, cuando el marco legal no se lo permitía ya que en aquel momento las persona trans ni siquiera contaban con su documento. Las opciones eran operarse en Bolivia, Chile, Perú o Estados Unidos, con todos los costos que esto significaba. “Además no podía porque existía una ley que decía que no se podía intervenir a personas con enfermedad mental, haciendo referencia a la homosexualidad, y la operación de reasignación de género era considerada como una mutilación y no es así porque con las mismas partes de tu cuerpo te reconstruyen otras”.
El artículo 11 de la Ley 26.473 determina que todas las personas mayores de18 años podrán acceder a intervenciones quirúrgicas totales y parciales o tratamientos integrales hormonales para adecuar su cuerpo, incluida su genitalidad, a su identidad de género autopercibida. Sin necesidad de requerir autorización judicial, se requerirá, únicamente, el consentimiento informado de la persona. Este artículo de la ley representó la posibilidad para Ángeles de acceder a la operación en su país. A partir de la ley de identidad de género los primeros hospitales que incorporaron medidas de salud públicas que garantizan la atención de la población más vulnerable, son el Hospital Gutierrez y el Eva Perón.
Finalmente, después de años de investigar, leer artículos y ver videos, Ángeles pudo realizarse la operación en el Hospital San Martín de Buenos Aires. Es la segunda de 65 chicas trans que se operaron en este nosocomio y la primera salteña. Tuvo una operación que llevo 7 horas en el quirófano, la cual describe como traumática. “Es un cambio radical en tu cuerpo. Por eso es importante el tratamiento psicológico y psiquiátrico previo”. La operación de Ángeles la realizaron Dos prestigiosos doctores. Héctor Lanza es uno de ellos y es también el jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Reparadora del hospital Eva Perón quien además recorre el país para realizar en forma gratuita operaciones reparadoras a personas de bajos recursos a través del programa Cirugía Patria Solidaria. El otro facultativo fue el Dr. Guillermo Sigrid quien se especializó en Suiza en cirugías de reasignación de género y también forma parte de la Fundación. Ángeles se está recuperando de a poco de la operación y asegura que esto no hubiera sido posible sin el apoyo de su familia, porque la sociedad es muy cruel y te acepta a medida que vas cambiando y te vas pareciendo más a una mujer. Ella considera que la intolerancia tiene que ver con la poca información que hay sobre las personas trans.
Concluye la entrevista recomendando a las chicas trans que solo se operen si están completamente seguras, porque la operación es lenta, dolorosa y traumática. Una intervención que requiere de varios pasos previos que pueden durar un año o más en el que resulta crucial el acompañamiento de la gente que te quiere. La entrevista va terminando y ella enfatiza: “ahora me siento completamente mujer, con la única diferencia que no puedo tener hijos”. Cuando le preguntamos si tenía algo para agregar respondió “que los sexos son dos masculino y femenino, pero la sexualidad se lleva como cada persona lo desea”.