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Una clásica jauretcheana

El miércoles se inauguró el ciclo “Salta 2019: especular sobre razones o razonar sobre realidades”. Académicos y políticos locales y nacionales empezaron a discutir el futuro de la provincia. El Ateneo Arturo Jauretche lo organizará una vez por mes.

El evento es en el Hotel Güemes, ubicado en España al 400. Un edificio del Sindicato de Petroleros que posee un amplio salón, ideal para debates políticos de oposición: está abajo, al fondo, es casi clandestino. Hoy, ese lugar donde alguna vez sonaron orquestas completas es el búnker del Ateneo Arturo Jauretche, agrupación incipiente de peronistas jóvenes y no tanto que desde hace poco menos de un año comenzó su actividad política.

Eso es lo que explica Daniel Avalos, uno de los miembros del ateneo y organizador del evento, cuando da las palabras de presentación. Asegura que la idea del ciclo es juntarse una vez por mes a discutir problemáticas. Dice que desde el Arturo Jauretche tienen intereses académicos y políticos. Pretenden hacer un análisis riguroso de la realidad, pero para ver como intervienen políticamente en la misma.

Luego, Avalos cede el micrófono al dueño de casa, el titular del Sindicato de Petroleros, Jorge Sare, que es un cliché sindicalista: look setentoso con campera de cuero e incipientes patillas que le dan un aire de hombre que está donde tiene que estar. Da la bienvenida dice que quiere reflexionar sobre la vida sindical, ya que cuando se habla de sindicalismo se habla de paros, de palos en la rueda, y no es el caso de este gremio. “Nos abrimos al público en general”, asegura, y pone como ejemplo este evento.

En el salón, unas 150 personas escuchan atentas después de haber arrasado con la mesa de café, agua, té de dudoso color y facturitas. Por todos lados, los integrantes de Buufo, un medio universitario, registra el evento.

Se puso la primera

Mientras Avalos y Sare ofician de anfitriones, Juan Pablo Rodríguez y Alejandro Ruidrejo esperan sentados. Serán los primeros oradores oficiales de la tarde. Están tomando mates y callados en una mesa que tiene un poncho salteño que hace de mantel. Cada tanto levantan la vista y miran las paredes, donde están colgadas las banderas del Ateneo.

Ruidrejo, decano de la Facultad de Humanidades de la UNSa, es el primero en hablar. El panel que comparte con Rodríguez se llama “Política y Comunicación”.  “Celebro la valentía de convocar a un filósofo”, dice, y anticipa una charla divertida y llevadera. Habla de los sofistas, de Aristóteles. Asegura que la vida necesita la palabra.  Destaca a Maquiavelo, menciona a Kant, a Hegel y a Marx. Recuerda a la Escuela de Frankfurt. Resume en escasos minutos la historia de la comunicación, las teorías de dominación, el neoliberalismo y cierra haciendo referencia a la publicidad de Chevrolet, la de la meritocracia. “No hablaba de un auto”, expresa. Se va entre aplausos y ganas de más.

Inmediatamente habla Rodríguez. El ministro de Gobierno y hombre de confianza del gobernador Urtubey, se presenta como si nadie lo conociera. En un punto es así. Es sumamente conocido en las esferas políticas y un ignoto para la gente. Cuenta que fue secretario de Comunicaciones del gobierno de Urtubey durante cuatro años y que se desempeña como ministro de Gobierno desde hace poco más de un año. Agrega que participa de campañas electorales desde 2007 y que quiere hablar sobre la actualidad política y la comunicación.

Rodríguez dice que hay cuatro formas de comunicación política: la formal, de los medios; la de las redes sociales; la de la publicidad, y la comunicación directa, que es la que se da persona a persona. Asegura que no hay popularidad para ningún político que no tenga en cuenta estos factores. “Hoy, para que un dirigente político supere el 70% de conocimiento tiene que pasar sí o sí por elecciones”, expresa. Dice que Urtubey y Romero superan el 90% de conocimiento, pero que  el resto difícilmente supere el 70.

A nivel nacional,  no son más de diez los políticos que superan esta brecha del setenta por ciento: Massa, Scioli, Vidal, Cristina, Macri, Aníbal Fernández. No mucho más, dice Rodríguez, que sentencia: no hay política sin comunicación. Reconoce que en los últimos años se dio un proceso de la mano de la tecnología y que una década atrás había pocos diarios, canales y radios. Se podía comunicar y controlar con facilidad. Hoy hay dinamismo. Eso, para los gobernantes, implica riesgos. Además, en la actualidad el interés de la sociedad por el debate político ha crecido, explica.

La charla de Rodríguez termina rápidamente. Se extiende gracias a algunas preguntas que llegan desde el público. Una consulta sobre la importancia de las redes sociales en política. Rodríguez responde algo sorprendente: asegura que le cuesta entender las redes sociales, una respuesta extraña para un hombre de medios. Con todo, analiza: dice que Twitter es un terreno más propicio para los medios, que funciona como una agencia de noticias. Facebook, en cambio, es más poderoso, porque está vinculado a personas reales. Y agrega que la televisión sigue siendo el medio más importante.

La segunda

Llega el momento del panel número dos: “Género, Educación y Políticas Públicas”, a cargo de la geóloga Alicia Kirschbaum, decana de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNSa; y Victoria Liendro, activista LGBT.

Comienza Kirschbaum. Habla del lugar de la mujer en la ciencia. Explica que hará una breve reflexión autobiográfica que representa la historia de su generación, la historia de cientos de mujeres que hace cuarenta años, en Córdoba, tenían becas escasas y otra mentalidad.

“Mi generación vivió algo de una manera más complicada que hoy”, dice y habla de la maternidad y sus consecuencias. Los dilemas, las crisis personales que presentaba a la hora de pensar en seguir con la carrera o abandonar todo para ser madres tiempo completo. “Hay un cambio cultural”, asegura. Explica que las nuevas generaciones lograron relaciones más equitativas. Hay una manera más igualitaria de las crianzas. Eso permite más desarrollo académico. Dice que estamos lejos, que falta mucho para que los hombres y las mujeres en la ciencia caminen a la par, pero vamos bien.

Victoria Liendro asegura que estar acá es consecuencia de la lucha del colectivo LGBT que hace cinco o seis años atrás consiguió un lugar en la agenda política, en la discusión en la sociedad. Destaca la media sanción al cupo laboral trans aprobado esta semana y anticipa que en junio presentarán una cartilla en las escuelas sobre educación y género. Dice que hay que remarcar la atención a la diversidad en las escuelas. Explica que en estos establecimientos hay bullying homofóbico y que nadie lo quiere hablar. “No hay que esperar que sucedan los hechos”, asegura. Dice que diversidad es un término muy en boga pero la idea, el desafío, es democratizar y hablar de todas las diversidades existentes.

Política a full

Llega entonces el panel número tres, puntual como partido de la FIFA, a las ocho de la noche. Manuel Santiago Godoy, presidente de la Cámara de Diputados de la provincia, y Fernando “Chino” Navarro, diputado bonaerense del Frente Para la Victoria y referente del Movimiento Evita, cerrarán la jornada en una mesa titulada “Peronismo en tiempos de macrismo”.

Godoy pide memoria. Dice que el peronismo a la hora de las elecciones nacionales del año pasado se metió en la interna de la provincia de Buenos Aires. Asegura que el resto de los partidos descubrió que hacer pelear a los peronistas entre sí por los medios les sirvió y les sirve. Y empieza a tirar palos: “Algunos compañeros se dicen peronistas pero van al neoliberalismo”, dice. Habla de la Cooperadora Asistencial. Dice que en estos últimos años la discusión política mostró la decadencia general. De discutir el matrimonio igualitario pasamos a debatir el impuesto a las ganancias y ahora la ley antidespidos.

Godoy habla de la coparticipación. Dice que Nación estuvo mezquina con Salta. “Nos dieron el angosto pasillo del endeudamiento internacional”, considera y anticipa que Salta se va a endeudar y que lo que hay que discutir es en qué se va a invertir esa plata. Vuelve a hablar de peronistas que quisieron que el peronismo perdiera las elecciones, por lo que cree que primero hay que reconquistar el peronismo, luego el gobierno.

El Chino Navarro comienza a hablar y a diferencia del resto de los panelistas, se pone de pie y descarta el micrófono. Dice que el peronismo sufrió una derrota histórica, sin precedentes. Que la derecha, representada por la oligarquía y los empresarios, siempre llegó al gobierno por golpes, ahora no, ahora llegó a través del voto popular, por lo que hay que replantearse qué pasó.

“No subestimemos a quienes nos ganaron”, dice Navarro. Asegura que hubo errores que explican la derrota. El principal fue no haber derrotado la pobreza estructural. Otra falencia fue no animarse a construir una genuina organización popular debido a que existió una relación verticalista. Considera que la primera señal del fracaso fue en 2013. Pide acabar con el internismo y da una lección de pragmatismo: dice que hay que juntarse y no señalar. Se puede pensar distinto. Asegura que si se quedan sólo los puros no avanzarán nunca. Pide un debate horizontal, dice que lo importante es el pueblo y que hay que recuperar un proyecto que dé verdadera independencia.

“Nos quieren robar la política”, dice Navarro. “De este lío salimos con política”, arenga y se sienta aplaudido.