Un juez le había dado libertad, antes de que termine la investigación. El joven se había fugado a Córdoba, pese a tener prohibido salir de la provincia.

Cayó Pedro Pablo Pardo, acusado por el femicidio de Gimena Bernasar.
El joven había recibido el beneficio de la libertad, hasta el juicio, aunque tenía la prohibición de salir de la provincia. Sin embargo, el mismo día en que quedó libre se fue a Córdoba.
La fiscal Verónica Simesen de Bielke actuó rápido: solicitó que se lo declare en rebeldía y, ante peligro de fuga, sea detenido nuevamente. Esto fue lo que finalmente sucedió.
La fiscal había apelado la libertad de Pardo apenas conoció la medida. Simesen de Bielke hizo hincapié en que el imputado tiene suficientes razones para intentar evitar la aplicación de la ley penal, en base a pautas objetivas, lo que hace presumir su fuga. También merituó la gravedad del delito que se le imputa (el supuesto homicidio agravado por violencia de género en perjuicio de Bernasar) y la posible aplicación de una pena privativa de la libertad, en el supuesto de acreditarse la responsabilidad penal de Pardo.
Además, mencionó la falta de arraigo del imputado, lo que podría hacer que abandonara el país y evitará el accionar de la justicia, porque inclusive sus familiares desconocen su lugar de residencia. El hombre “se movería en un ambiente delictivo relacionado al consumo de estupefacientes” y por ello habría dejado su domicilio familiar, consta en la investigación.