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Un tren pura nube

La prensa nacional también habla del Tren de las Nubes. Clarín publicó un informe sobre el viaje que terminó descarrilando en medio de un túnel a 4 mil metros de altura lo que provocó que los pasajeros, luego de permanecer 40 minutos en el interior del túnel, se decidieran a caminar 4 horas para así poder ser asistidos.

La nota de Clarín fue firmada por el periodista Jesús Rodríguez que empezó relatando que el tren descarriló al mediodía. Luego se explaya de la siguiente manera: “Lo que iba a ser la excursión deseada ´pudo haber sido algo catastrófico´. Con estas cinco palabras, un hombre con su rostro agotado por el cansancio lo resumió todo. Atrás habían quedado siete horas de miedo y una larga caminata de más de 8 kilómetros por la montaña que demandó casi 4 horas. Como informó Clarín ayer, el Tren a las Nubes descarriló en Salta con cerca de 350 pasajeros a bordo. Y la gente sufrió a 3.890 metros de altura sobre el nivel del mar, con la incertidumbre de tener que caminar a la deriva, con la única meta de seguir las vías, porque hacia algún lugar podían salir para ser rescatados.

El tren turístico, conocido mundialmente por su transitar por el Ramal C-14 (que une Salta con Chile), descarriló el sábado a las 12.30 cuando cruzaba el Túnel 12, que tiene una longitud de 750 metros. En un comunicado, Gendarmería Nacional informó que “el Tren a las Nubes, que transportaba 350 pasajeros, sufrió una salida de las vías, en el Paraje La Bomba, Viaducto El Muñal, ubicado a unos 3.890 metros de altura sobre el nivel del mar, en proximidades del kilómetro 107 de la Ruta Nacional 51, que une la capital de la provincia de Salta con la localidad de San Antonio de los Cobres”.

No bien se produjo el descarrilamiento de cuatro vagones que quedaron apoyados sobre las paredes del túnel, los pasajeros entraron en pánico. Es que los empleados de Ecotren (empresa responsable del servicio) ´no estaban preparados para atender una situación de emergencia´, según contó un turista.

En esa situación de encierro, los pasajeros estuvieron al menos 40 minutos con las ventanillas cerradas, absorbiendo la combustión que emanaba del motor de la máquina diesel y se encajonaba en el túnel. La decisión de evacuar devino de la desesperación de un pasajero que salió por sus propios medios del tren y comenzó a caminar por la vía, en la oscuridad, con la sola luz que se veía al final del túnel.

Ya fuera, la gente optó por caminar, sin la ayuda de ningún guía. Se organizaron por grupos y emprendieron la bajada hacia un lugar donde horas después se cruzaron con los gendarmes que acudieron al rescate.

Aunque los pasajeros se quejaron que debieron caminar por las vías y lugares peligrosos, Gendarmería aseguró que ´el Grupo Especializado de Alta Montaña, perteneciente al Escuadrón 22 de Gendarmería Nacional, participó activamente ayer (por el sábado) en horas de la tarde en el rescate´ de los turistas.

En el operativo se usaron camiones 4 x 4 y cuatriciclos que, según Gendarmería, permitieron trasladar a los pasajeros “desde el lugar del accidente hasta la zona donde se encontraban los colectivos y camionetas que los transportaron luego hasta Salta capital”. Pero los turistas ofrecieron otra versión y hablaron de serios problemas en el operativo de rescate (ver “Caminamos 8 kilómetros…”).

Ninguno de los pasajeros del tren sufrió heridas, pero hubo quienes sintieron síntomas producto de la altura (apunamiento) y ansiedad por stress. Además, en el interior del túnel la temperatura llegaba a 6 grados bajo cero.

De los 350 turistas, 150 decidieron seguir el viaje porque tenían una excursión que le permitía conocer las Salinas Grandes de Jujuy y hacer noche en Purmamarca, para retornar el día siguiente a Salta. Los 200 restantes volvieron en colectivos a la ciudad y llegaron a las 19.30. ´De inmediato se les comenzó a devolver el costo del pasaje, según la forma de pago con el cual fueron adquiridos. A los que pagaron de contado, el importe se los depositará en la respectiva cuenta bancario del cliente´, explicó anoche el gerente de Ecotren, Juan Cabrera. El gobierno salteño trata de definir ahora si el Tren a la Nubes podrá volver a circular mañana.

Un apartado

En una nota del mismo medio, relacionado con la central, Ezequiel Viéitez, relató cómo fue la forma en que los pasajeros decidieron dejar el túnel e ir en busca de ayuda. La nota empieza así: “Se sintieron abandonados. En una reunión de consorcio disparatada, urgente y a 3.800 metros de altura, los pasajeros tuvieron que improvisar el plan de emergencia. ´En el tren no había nadie que pusiera en marcha un protocolo, a pesar de que no es la primera vez que se descompone´, contó Graciela Rodríguez, que vive en San Fernando y estaba en el Tren a las Nubes el sábado al mediodía (…) ´Tuvimos que caminar 8 kilómetros al rayo de sol, con gente mayor, chicos y dos personas no videntes´, sintetizó la experiencia.

Después de las 12.30, cuando la formación no avanzó más, pasaron unos 40 minutos hasta que los turistas tomaron las riendas. ´No nos querían dejar bajar a pesar del calor y el olor a combustible diésel, porque la locomotora siguió en marcha´, dijo Marcos, un visitante que había llegado desde Córdoba. ´Nos estábamos sofocando, pero el personal del tren, los chicos que atienden en el salón comedor, parecían más desorientados que nosotros´, amplió la mujer de San Fernando. Bajaron.

El reloj avanzaba. Las dudas también. Algunos pasajeros estaban mareados. Otros empezaban con sudoración fría y ansiedad. Entre las más de 300 personas, muchas trataban de darse ánimo y resolver. Así empezó el debate, a un costado del tren, entre las montañas y masticando polvo. Uno de los guías de turismo que iban en la formación aseguró que a pocos kilómetros, en una estación de tren abandonada que ya se había pasado, nacía el único camino de tierra con acceso a la zona.

´La gente empezó a discutir –relató Rodríguez–. El rescate iba a llegar por ese lado. Decían que teníamos que ir ahí, sin perder más tiempo. Otros pensaban que moverse era un disparate´.

Decidieron hacer esa peregrinación que iba a durar casi 4 horas. Entre todos caminaba Pablo Rossi, el esposo de Graciela, de 82 años, con antecedentes de hipertensión y diabetes.

´Fuimos por las vías del tren, que en algunos tramos estaban como hundidas, con barrancos y montañas a los costados´, explicó la mujer. En medio del calor y bajo el sol, nadie tenía megáfono, ni la autoridad para ordenar la movilización. O para pedir, al menos, que todos fueran juntos. ¿Y si alguien se desmayaba?

´Llegamos a la estación de trenes abandonada, dónde encontramos a la Gendarmería. Habían llegado hasta ahí con un camión y un cuatriciclo y, con esos móviles, empezaron a ir a buscar a la gente´, recordó Rodríguez. Después aparecieron unas combis en las que los pasajeros serían trasladados a Salta capital. Antes de subir, a muchos se los vio vomitar por una mezcla de calor y nervios. Otros lagrimearon.

Ayer, Graciela y Pablo se quedaron todo el día en el hotel, recuperándose. Por teléfono, se desahogaron con sus siete hijos: ´Tuvimos suerte. Alguien podría haberse descompensado muy mal´.