El jueves 13 de junio en la Sala Mecano de la Casa de la Cultura, se presenta A veintiséis manos: el libro con 22 crónicas publicadas por periodistas de medios salteños. A continuación reproducimos extractos de las mismas y el contexto en el que los trece autores la escribieron.
“Sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles”. Así comienza el artículo del periodista de FM Capital, Gonzalo Teruel, al presentar las crónicas que Luciano Jaime publicara en el viejo diario El Intransigente allá por enero de 1975. Aquellas se detenían en el hallazgo del cuerpo acribillado del militante peronista Eduardo Fronda y las mismas le costaron al periodista la propia vida un mes después. El reportero había desaparecido el miércoles 12 de febrero de 1975 y su cuerpo fue hallado el viernes 15 en El Encón.
“Luciano Jaime, el periodista asesinado por contar la verdad, no tuvo el reconocimiento de la prensa salteña. La empresa para la que trabajó, El Intransigente, prefirió al día siguiente dedicar su tapa a la reina del carnaval. La edición del lunes 17 de febrero tuvo en portada titulares increíbles: ´Consagróse a la reina del carnaval, murgas, comparsas y disfraces´, ´Perdió Boca y empató River´, ´Santa Lucía: intensa jornada cumplieron efectivos militares´, y ´Anaya despidió los restos del Capitán Héctor Cáceres´. Para las ´vanguardias esclarecidas´, de izquierda y de derecha, quedaron las superficiales preguntas y respuestas sobre los motivos que llevaron a la muerte a Luciano Jaime. Con fanáticos fervores aseguraron que lo mataron por militar en el peronismo combativo. Eso no importa. Su asesinato, con independencia de sus posibles causales, fue una tragedia para Salta y Argentina”, cierra su presentación Gonzalo Teruel en el único artículo de la selección que fue especialmente redactado para la ocasión.
El resto del material corresponde a notas que distintos periodistas fueron escribiendo y publicando en diversos medios entre los años 1999 y 2012.
El “tano” Oieni y una guerra que no fue
Antonio Oieni dice presente en la publicación con un artículo cuya historia se remonta al momento en que volvía de cubrir el hallazgo de las momias de Llullaillaco y un baqueano le advirtió que la zona estaba minada desde 1978, cuando Pinochet las colocó ante una inminente guerra con Argentina.
La advertencia desencadenó una de las investigaciones más importantes de Oieni, que recibió por la misma el premio de la SIP y logró que a fines de 1999 el gobierno argentino y el chileno firmaran un acuerdo y comenzaran a desmantelar los artefactos asesinos. Un extracto de esa nota: “El mismo día que Johan Reinhard y los miembros de su expedición bajaban los tres fardos funerarios de la cumbre salteña de 6.739 metros, el equipo periodístico de El Tribuno afrontaba su retorno a la capital salteña (…) La ruta más corta aparecía por el salar de Llullaillaco, minas Julia y La Casualidad, pero sobrevinieron las advertencias de tres baqueanos de Tolar Grande: ´A cuatro kilómetros verán una apacheta y tendrán que girar hacia la izquierda. Por ninguna circunstancia sigan hacia el Sur, porque volarán por los aires. La zona está sembrada de minas´ (…) ¿Minas? Esta pregunta, que cronista y reportero gráfico expresaron con más miedo que asombro, motivó una larga investigación periodística, al cabo de la cual se conocieron detalles increíbles: ocho sectores de la fronteras salto-chilena están sembrados con minas antipersonales desde 1978, cuando las fuerzas militares comandadas por Jorge Videla y Augusto Pinochet decidieron finiquitar la cuestión del Beagle con una guerra…”.
La Virgen del Cerro y Héctor Alí
El entramado económico sobre el que se asientan las ceremonias encabezadas por María Livia Galeano en la cima de un cerro de Tres Cerritos, fue redactado por Héctor Alí y publicado por Cuarto Poder en 2005.
Ante el impacto que tuvo entre los lectores, la dirección del medio preparó una serie de cartillas que recopilaban todo el material y que también se agotaron en pocas semanas. El encabezado de la primera de esas notas, que vio la luz el sábado 23 de junio del año 2005, revela el espíritu de la investigación periodística sobre uno de los fenómenos que más turismo religioso concentra en la provincia. “Las presuntas apariciones de la Virgen María a su homónima María Livia Galeano de Obeid no dejan de ser noticia. La Nación publicó esta semana una crónica del fenómeno destacando los ´poderes sanadores´ de la vidente y la facilidad con que caen al piso los fieles bendecidos por la mujer. Nada aporta sobre las sospechas que pesan sobre un fenómeno que atrae cada fin de semana a miles de personas. Dicen que, antes de recibir la visita de la Inmaculada, la mujer manifestaba afinidad con la energía que supuestamente fluye de las pirámides. Tras la conversión, y luego de unos años de incógnito, comenzó a difundir los ´mensajes´ de la Virgen y tal vez influenciada por esa relación casi cotidiana con la Madre de Jesús, mandó a tallar una imagen de la Virgen María con su propio rostro. Su marido, el contador Carlos Obeid, no solo regentea la movida del cerro que, por temor a plagios, inscribió en el Registro de la Propiedad Intelectual, sino que gracias a un ´mandato´ de la Virgen fue nombrado administrador de los bienes terrenales de las Hermanas Carmelitas.
Las paredes salvajes de Daniel Medina
La nota “Grietas en el muro” es uno de los artículos que aporta Daniel Medina. Publicada por primera vez en la desaparecida revista salteña Política y Cultura en septiembre del 2005, una segunda y ampliada versión salió en agosto del año 2010 en la revista jujeña Intravenosa.
Una particular mirada de los grafittis urbanos cuando la hegemonía romerista en Salta incluía al propio diario El Tribuno y otros poderosos medios televisivos y radiales que aportaban a eso que alguna vez se denominó el pensamiento único. “Cuando las personas no hablan sino que son habladas, cuando el silencio se impone y el miedo se expande, las palabras empujan y abren nuevas grietas. Tarde o temprano, encuentran otro cauce en el que no pueden ser soslayadas. Las paredes se vuelven, entonces, el único espejo para dar cuenta de la realidad: muestran lo que el poder prefiere mantener oculto, lo que los medios callan y lo que muchos saben pero pocos expresan”, dice Medina en un párrafo de esa larga nota, hoy enriquecida con notas al pie de página que contextualizan la situación política de aquellos años salteños. Las calles 12 de Octubre, la Caseros al 1500, los muros de las Universidad Nacional de Salta, los grupos el “El Aguante” y “Viva El Arte” son los escenarios y los actores de esta nota que se sumergía en las nuevas manifestaciones políticas y culturales de una ciudad como la nuestra. Que insiste en seguir considerándose una aldea, pero con muchos aldeanos con la mirada puesta en el amplio mundo.
Bienvenidos a la selva de Daniel Avalos
Las crónicas de Daniel Avalos fueron publicadas por Cuarto Poder en 2006, cuando el autor siguió al zapatismo y al Subcomandante Marcos en “La otra campaña”: un para-proselitismo zapatista que aprovechó el año electoral azteca para bregar por otro tipo de construcción política.
Las dos crónicas que aparecen en A veintiséis manos formaron parte de tres entregas. La titulada “Bienvenidos a la selva” registró la cotidianeidad de la comunidad zapatista Francisco Gómez en la Selva Lacandona, mientras la otra relata un acto del Subcomandante Marcos en Anenecuilco, en el estado de Morelos. “La gorra estilo Mao desborda remiendos (…) Por encima de la visera corta se hallan tres estrellas de cinco puntas. Todas debieron ser rojas alguna vez, pero dos de ellas están reducidas ahora a un rosado claro. Sólo la ubicada al medio conserva el color original. El pasamontañas que lo hizo famoso deja ver, por la zona de los ojos, que la piel es decididamente blanca, igual a la de esos hombres y mujeres presentes en las gigantografías publicitarias que cuelgan de los edificios del Distrito Federal y que yo no reconozco en los millones de mexicanos que transitan por allí. Esa piel clara que quiso ser usada por el gobierno mexicano para desprestigiarlo cuando el presidente Zedillo, en febrero de 1995, anunció que habían descubierto la identidad de los jefes zapatistas y presentó a Marcos como un profesor de clase media, blanco y sin relación con los indígenas. Pero los resultados fueron ‘muy otros’. La sociedad admiró al personaje que, teniéndolo todo –cargo universitario, buen sueldo, reconocida inteligencia, etc.-, lo sacrificó todo para internarse en la selva Lacandona en 1984 y luego encabezar el levantamiento indígena de 1994”.
Sólo quiero rock and roll
El artículo de Federico Anzardi, que fue tapa de la revista Rock Salta en diciembre de 2011, refleja la gigantesca movilización que provoca el Indio Solari. La crónica detalla los pormenores de un auto que sale de Salta a Tandil para presenciar un recital que reunirá 80 mil seguidores.
“Pedal a fondo, tierra adentro”, nos aproxima a las generaciones que crecieron entonando como himnos las letras y los acordes del rockero. Cuatro viajantes que han coincidido en el rodado gracias a amigos en común que los ubicaron, o por avisos en Facebook. A diferencia del conductor, escribe el cronista, “los tres pasajeros del Vectra no llevan carpa, conservadora o parrilla. Apenas una mochila cada uno con dos o tres cosas quizás indispensables (remeras, ojotas, galletitas, picadillo, Fernet) y nada más. (…) Alejandro es claro desde el primer momento: va a detenerse las veces que sean necesarias (“no tengo ningún problema, ustedes me dicen y paramos”) pero nunca va a dejar de exigir que los cinturones de seguridad estén puestos. A lo largo de las 48 horas de viaje que comienzan (entre ida y vuelta), será un chofer responsable digno de cualquier spot de campaña vial (…) Mientras tanto, Matías, Damián y Tonio se organizan comprando Coca, Branca y hielo en un drugstore ubicado a la salida de Salta. En la madrugada del viernes, los precios se pueden disparar, por eso es que a la encargada del local que los atiende no se le cae la cara al decir que el Fernet de litro cuesta 76 pesos. “¿76 pesos?”, pregunta Matías, mientras se da vuelta, mira a sus compañeros y dice “entonces llevemos uno de tres cuartos”.
El loquero abandonado
Las primeras líneas de la crónica de Jimena Granados transportan al lector a un escenario ideal para una película de terror. A 30 kilómetros de Salta Capital, la periodista de El Tribuno recorre las ruinas de la colonia psiquiátrica Nicolás Lozano.
Clausurada en 2010 por no cumplir con condiciones básicas para atender problemas de salud, los restos que Granados encuentra crean esa atmósfera extraña: una pared tapada de números, carpetas con dibujos de terapias, hojas sueltas de alguna reseña clínica, imágenes del Señor del Milagro, letreros que desean felices fiestas y heladeras de medio siglo atrás son algunas de las cosas que quedaron abandonadas. En los ’80 el predio llegó a albergar a 130 internos y ahora la maleza amenaza con taparlo todo. En la historia de este loquero puede leerse, también, el desinterés y la desidia de los distintos gobiernos y la necesidad siempre presente de toda sociedad por ocultar todo aquello que no se ajusta a lo que se ha elegido como normalidad: el Gobierno de la provincia hizo pública la idea de que la Iglesia habilitara allí un espacio para personas con problemas de adicciones.
Sinaola… ¿es el futuro?
El periodista de El Tribuno Federico Pinedo también forma parte de la antología. Sus informes tienen una particular inclinación: registrar los problemas de los pueblos originarios y el flagelo del narcotráfico en la zona de frontera salteña.
Su artículo sobre la denominada masacre de Acambuco logra captar no solo la violencia planificada del crimen, sino también alertar sobre un futuro tenebroso en la provincia: “Detrás de unas piedras grandes esperaban ocultos los verdugos. Habían llegado no mucho antes que sus víctimas, porque un traidor les había informado con precisión el momento en que pasarían López, Callejas y Plata. Uno de ellos se resguardaba entre dos rocas y con su ametralladora calibre 762, probablemente un FAL o la temible AK 47 de las fuerzas bolivianas, apuntaba al sitio donde los vehículos deben frenar su marcha. Otro asesino se escondía a unos metros, con otra arma de guerra calibre 9 mm capaz de disparar ráfagas de balas, como lo hace la ultra-liviana ametralladora Mini Uzi. Cerca del lugar había un control fijo de Gendarmería Nacional, que desde hace más de un mes fue removido, aunque los vecinos dicen que ´ahora hacen patrullajes móviles´”.
El yaguareté que era vaca
Eso descubrió Maximiliano Rodríguez en agosto de 2004. El entonces referente de Greenpeace, Emiliano Ezcurra, le colocó un collar con ubicador satelital a un ternero en cuenta de un yaguareté, al que decían haber capturado. El impacto de la nota fue tal, que Ezcurra fue separado de la multinacional ecologista tiempo después.
La fuente de Rodríguez había sido un puestero oranense, Pablo Corro, quien admitió haber participado de la maniobra. “De voz firme y ojos atentos, Pablo Corro tiene 42 años y vive desde siempre en la selva, a unos 40 minutos de la ciudad de Orán (…) Conocedor del área y cazador por necesidad (…) el hombre relata su vinculación con Greenpeace y la decepción que esto le causó (…) Según Corro, la llegada de los dos ambientalistas (Ezcurra y Perovic), se produjo a fines de 2000 (…) Una vez allí los hombres de Greenpeace que llegaron con camioneta y ropas de la fundación ambientalista hablaron con el puestero y lo convencieron para que abandonara su trabajo en una constructora vial, a cambio de un mejor pago”.
Los compañeritos de Sagárnaga
Con ojo de antropólogo, Daniel Sagárnaga retrató la jornada de los actores que emergieron en la provincia con el boom del turismo: los artesanos. Fue publicada originalmente en el 2003 por la desaparecida revista dominical NEXO.
El escenario es el parque San Martín. Los protagonistas Carlos Negrete y Roberto Hoyos, dos de los cientos de artesanos que arribaron desde el interior para vivir de los turistas que desde fines de los 90 empezaron a arribar a la provincia. Un párrafo de la nota ilustra bien el espíritu y el desarrollo de la misma: “Trabajan el cabo de las gigantescas hojas de palmeras que se desparraman por el parque San Martín, en Salta. Con una hoja afilada, rematada en un cabo de tela, logran piezas simples pero de buena factura. En ese rincón pasan la mayor parte de su día esperando una venta que a veces ni se hace. ´Somos compañeritos´, dice Negrete, con ese diminutivo característico del NOA, que se acentúa en la población aborigen. Al cierre de la jornada seguirán juntos, ´adonde un amigo´ que les dará cobijo”.
El poeta depuesto
La sentida despedida que María Fernanda Abad realizó, en junio del 2006, del poeta Jesús Ramón Vera, forma parte de esta selección confirmando así el espíritu del libro mismo: la centralidad de personajes y lugares que muchos identifican como marginal.
Cuando la noticia del hallazgo del cadáver del poeta Jesús Ramón Vera llegó a la redacción de El Tribuno, María Fernanda Abad, excompañera universitaria del mismo Verita, fue la persona encargada de redactar la información que era, también, todo un homenaje: “Jesús Ramón Vera falleció a los 54 años. Su poesía atrapó la hondura de las cosas simples, sin alardes, entre largos silencios”. Un homenaje que no prescindió de la misma denuncia cuando al entrevistar a un poeta amigo del fallecido, el primero se refirió a los últimos días de “Verita”: “… venía remándole a la tristeza últimamente. Su mayor sueño, la creación de la Escuela Superior de Artes Roberto Maehashi en Rosario de la Frontera, había naufragado luego de que cerraran los talleres que él había intentado sostener a pulmón. Gracias a esa iniciativa, jóvenes de la ´Ciudad Termal´ podían acceder a clases gratuitas de diferentes disciplinas artísticas en aulas improvisadas en el ex Matadero municipal”.
Sexo, pudor e hipocresía
El sexo sigue siendo un tema tabú para los salteños. Pagar por sexo, aún más. Y justamente este es el tema que aborda en su crónica Gajes del amor pagado la periodista de El Tribuno María Laura Álvarez Chamale.
La prostitución está presente. Es visible, es desbordante, aunque se trate de mirar para otro lado. Estuvo, está y estará ahí, mientras en la provincia funcionarios se niegan a abrir algún debate para dotar de cierta racionalidad al oficio más viejo de mundo. “Es innegable que el fenómeno de la prostitución se funda en intereses comerciales vastísimos. La pobreza, el sistema capitalista y la falsa moralidad burguesa, inducen con frecuencia a esta práctica. Según estadísticas, las prostitutas provienen, en su mayoría, de clases sociales bajas, de familias moralmente disgregadas, y buscan una ganancia fácil… Décadas atrás sólo las mujeres ejercían la prostitución en Salta. Actualmente, los travestis tomaron las riendas de la calle y son los más solicitados”, escribió Chamale. El artículo reúne múltiples puntos de vista, que permiten profundizar el análisis de esta realidad.