Lo que por fuera parecía una heladería familiar, era en realidad la fachada de un negocio de venta de cocaína. Sólo bastaba con ordenar el especial nevado de la casa para obtener la frula.

En un populoso barrio de la zona sur, la heladería El Jucarito primero fue denunciada como lugar de expendio de cocaína al menudeo y luego allanada por la policía en otro allanamiento más que se suma a la lista de ya numerosos allanamientos de lugares que ya se allanaron en la zona antedichamente allanada.

Lo que alertó a los vecinos es que los dueños del negocio que no parecía muy próspero que digamos, sí prosperaban con el paso del tiempo. Y como todo buen vecino chusma sabe, si el del lado prospera de la noche a la mañana, eso puede significar sólo dos cosas: o se volvió testaferro del PJ o se hizo narco. En este caso se comprobó la segunda opción, aunque no se descarta la primera.

Según las investigaciones realizadas por el duro brazo de la ley -a las que El Polichombi accedió off the record;)- la droga llegaba dentro de los supuestos paquetes frigoríficos transportados exclusivamente desde Bolivia, luego dividían la bocha y cada cual se iba con su palito helado. Ese era el punto eje de una cadena de abastecía la zona.

Tras la irrupción en la heladería se hallaron 2 kilogramos de sambayón, 250 gramos de cucurucho listo para su empaquetado y distribución, 3 kilos de dulce de leche granizado, 85 gramos de almendras, 420 dosis de bombón galleta, 20 gramos de cocaína, 2 kilos y medio de chocolate águila de máxima pureza, balanzas, celulares, un matafuego, dinero, una cuchara bochera y demás elementos de fraccionamiento.

La droga fue decomisada y dos hombres mayores de edad puestos a disposición de la justicia.