El ministerio de Salud dejo sin efecto la designación del licenciado en Comunicaciones Sociales, Ricardo Luna, como gerente del Hospital de Rosario de la Frontera. En octubre, un informe mostró que el nosocomio era un desquicio generalizado.  

Según el decreto publicado hoy en el Boletín Oficial, se dejó sin efecto la designación como Gerente General del Hospital ´Melchora F. de Cornejo de Rosario de la Frontera, que se había concretado en el 2014.

En realidad, la desvinculación se esperaba hace meses cuando un informe de auditoría publicado en octubre pasado, mostró que el nosocomio vivía un desquicio generalizado, con precariedad edilicia, remises que hacen de ambulancias, medicamentos vencidos, profesionales ausentes o gerentes generales que facturan por operaciones que no deberían que pintarrajeaba un verdadero Macondo hospitalario.

Más de 100 folios, 80 observaciones, medio centenar de recomendaciones y varios anexos que en lo central informan que lo el gobierno dice de la salud pública se abofetea con la realidad de un hospital: el Melchora Figueroa de Cornejo de Rosario de la Frontera. Ese nosocomio recibió la visita de los auditores hace un año y el objetivo era saber cómo funcionó durante 2012 y descubrieron que el caos difícilmente pueda atribuirse a un desquicio individual porque en el fondo todo es un desquicio.

La precariedad es tal, que el Hospital ni siquiera cuenta con la habilitación sanitaria del Ministerio de Salud de la Provincia. Es más, carecía de planos de estructura sismorresistente y del Certificado de Aprobación contra Riesgo de Incendio y Catástrofe que otorgan los Bomberos de la Provincia.

Eso no era todo: de las ocho ambulancias inventariadas entonces, cinco se encontraban fuera de servicio; la lavandería carecía de espacio físico adecuado y no tenía delimitados los Sectores de Limpios y Sucios; el sector de Ropería y Planchado compartían el local con el sector administrativo y varios etcéteras. Por si todo eso fuera poco, se encontraron deficiencias en la gestión de los residuos biopatogénicos, radioactivos y químicos, los cuales se depositaban en contenedores específicos pero en el mismo lugar de los residuos comunes.

El estado de los medicamentos no desentonaba con el caos generalizado: el nosocomio no poseía un “sistema de Inventario Permanente de los medicamentos y descartables en el sector Farmacia y no fue proporcionado por el mismo, ni por el programa respectivo del Ministerio de Salud Pública, el consumo valorizado durante 2012, ni el saldo de los mismos al cierre del citado ejercicio”. Situación que no fue obstáculo para que el centro médico declarara compras de este tipo de insumos por un total de $655.337 en el año auditado.

Los auditores, además, denunciaran que tras analizar los registros hospitalarios se constató que varios profesionales habían realizado guardias de especialidades médicas para las que no poseían título habilitante; otros facturaron horas de guardia a pesar de formar parte de la planta permanente del nosocomio por un total de $744.141; contadores que cobraron sus honorarios facturando como médicos y hasta el increíble caso de un Gerente General (Alberto Astorga) que “emitió facturas al Hospital por cirugías efectuadas a pacientes durante su horario de trabajo, mientras prestaba guardias, o bien mientras prestaban servicios médicos con su misma especialidad, cumpliendo su carga horaria semanal”

Alberto Astorga había sido reemplazado por Ricardo Luna que duró hasta septiembre de este año quedando en su lugar -con la investidura de Encargado de Despacho- Carlos Torres. A meses de esos hechos, hoy se oficializa la partida de Ricardo Luna.