Es sabido que la crisis sanitaria fue un duro revés para la apuesta reeleccionista de Donald Trump, a quien las encuestas muestran perdedor desde hace meses, pero su padecimiento de la enfermedad era una buena chance de modificar su postura frente al virus y así captar a algunos votantes más.
Podría haber dejado en claro, a partir de esto, que la enfermedad es seria, pero que puede ser combatida. Y así reincorporarse a la campaña con una potencial oportunidad, a partir de su crisis de salud. Era la esperanza de su equipo, pero las propias actitudes del mandatario, fueron minando esa esperanza. Mas aún, cuando el lunes tuiteó «No le tengan miedo al COVID. ¡No dejen que domine su vida!».
Donald Trump mantuvo su actitud desafiante frente a la pandemia justo cuando la situación ameritaba todo lo contrario.
Si se recuperaba rápidamente de su encontronazo con el coronavirus y a partir de su propia experiencia mostraba empatía, podría haber logrado una especie de relanzamiento político.
Los niveles de oxígeno en sangre del presidente Donald Trump estaban cayendo y el personal de la Casa Blanca ya preparaba el traslado al máximo hospital militar del país. Pero Trump no se aguantaba en el hospital y el lunes le cumplieron su deseo. Los médicos le permitieron volver a la Casa Blanca, aunque aclarando que no había pasado ese periodo crítico entre el día siete y el día diez de la enfermedad, claves para saber si el cuadro del paciente da un giro desfavorable.
De vuelta en la Casa Blanca, Trump subió dos tramos de escalera y se sacó la máscara para las cámaras. Luego filmó un video de estilo proselitista desde el balcón, diciendo que se sentía «mejor» y que «tal vez sea inmune, quién sabe» a los estragos del virus.
Muy por el contrario de lo consensuado con su equipo de campaña, Trump no adoptó el discurso que podría beneficiarlo electoralmente.
En los videos filmados detrás de escena para mostrarlo activo y trabajando, no hace referencia al padecimiento de la enfermedad, ni en sí mismo ni en otros que la hayan padecido más gravemente. Y tampoco menciona a los otros infectados dentro del personal de la Casa Blanca.
En su tuit dice «Me siento mejor que hace 20 años».