Entre los efectos transversales de la pandemia y los errores del gabinete provincial, la disconformidad con la gestión de Gustavo Sáenz se ha expandido al igual que el descontento con la dirigencia política. Por esto, el periodo electoral 2012 estará signado. Cualquiera fuere la oferta de la dirigencia, deberá asumir el desafío de calmar al ciudadano que mira con desconfianza a quien los representa. 

Más allá de la procacidad de Juan Ameri, o el poco pudor de la concejal Cande Correa, que entretienen al amarillismo, hay cerebros que en sigilo proyectan el futuro para que nada cambie.

La política y el poder económico real se procesan por otros caminos distintos al escándalo. La distracción sirve solo a los poderosos mientras cocinan, tras bambalinas, el estofado sin ansiedades. Como en el boxeo, cuando el más débil al no poder apostar al knock out busca la desestabilizar lento al oponente golpeando a las extremidades hoy se concentran en ministros y secretarios.

La disconformidad hacia la gestión de Gustavo Sáenz se ha expandido al igual que la crisis de la clase política, que poco a poco se acerca a lo que sucedió en el 2001 cuando se impuso que se vayan todos y cayó De la Rúa.

Cuando la crisis es grande poco importan las virtudes del conductor sino el lugar en donde los encuentra la emergencia y por eso absorben el castigo ciudadano.

Las manifestaciones en las calles que desafían el aislamiento cobijan a sectores e intereses disímiles pero provocan un único y severo descrédito al gobierno local. Desde el macrismo buscan expansión territorial y desde el “Albertismo” fidelidad. Sáenz ha quedado en medio de dos frentes nacionales que pueden comprometer su futuro.

La centroderecha cuestiona las medidas sanitarias y la restricción de actividades, mientras que la centroizquierda profundiza el desacuerdo por insatisfacción de la cobertura social a la que se acostumbraron sus representados y que hoy no les alcanza. Estos últimos cabalgan sobre un terreno fértil de solo considerar que Salta encabeza el porcentaje de pobreza que supera el 45% de la población.

Semejantes datos hablan de herencia romerista y urtubeycista, pero tras diez meses sin beneficio de inventario, nadie deja de dirigir sus quejas al nuevo gobierno. Ya casi nadie se acuerda de dos gobernadores que se llevaron 24 años de democracia en Salta.

Y aunque puedan repartirse en porcentajes parejos las responsabilidades entre los efectos transversales de la pandemia y los errores de un mandatario o su gabinete, el porcentaje de la ciudadanía que otrora aprobaba su trabajo se redujo del 72% al 42%, según una encuesta que reservadamente preocupa a los alfiles del Gobernador y arranca sonrisas en los ambiciosos de poder.

Comprometidas 

El problema no se agota en la primera figura política de Salta, sino que se expande a la Ciudad de Salta en donde la imagen positiva de Bettina Romero apenas alcanza a un 20%. Aún así, sus aspiraciones íntimas de reemplazar a quien ocupa hoy el sillón del Grand Bourg no se han reducido, sino todo lo contrario. La actual indentendenta está acostumbrada a la  fauna política, en la que siempre se impuso por la influencia de su padre. El senador tiene voto calificado en esta reyerta que de una insinuación ya comenzó a tomar los colores de la traición encubierta.

Les llega a los intendentes que ahora tienen que explicar los millones que reciben, sean para atenuar la crisis sanitaria o para pagar sueldos. Y también a quienes deben controlarlos, que hasta ahora hicieron silencio.

Castiga a los órganos de control a quienes nadie les reconoce objetividad. La Auditoría General de la Provincia se erige, quizás, en el órgano de contralor que más fracasos acumula si tenemos que computar cada caso de corrupción que no detectaron, o no quisieron detectar, en cada municipio del interior.

Cuál es el motivo porque 142 empleados de planta permanente, más un agregado de contratados practican auditorías con una periodicidad de 5 años en algunos municipios y nunca buscan el hueso sino el disimulo?

Comprende también al Poder Judicial que estos días se vio obligado a reabrir sus puertas tras acciones judiciales y protestas de los abogados independientes que reniegan por la falta de un servicio público. El mismo que tiene entre sus filas al juez Eduardo Barrionuevo que, sin remilgos, acusó al ex – gobernador y los funcionarios del Poder Ejecutivo de tener un kiosco que complementaría sus ingresos y sin que truene el escarmiento. La falta de respeto de magistrados insolentes en lo mediático, y claudicantes en la cruda realidad de expedientes comprometedores, es inaceptable.

Aún así, la proposición para un nuevo mandato del híbrido Fabián Vittar habla de la continuidad de los acuerdos para sostener la colonización por el urtubeycismo residual del Poder Judicial. Que se sepa, este ministro de la Corte de Justicia lleva años sin lograr algún mérito que justifique una compensación de más de $400.000 mensuales como la que percibe hace más de una década.

Además, es el responsable de que se haya frustrado el proyecto del expediente digital que tanto reclaman los abogados y que pone en duda el destino de millones de pesos. Eso sí, su permanencia podría ser interpretada como un respeto por la estabilidad de los jueces del tribunal superior, como ocurre en todas las otras provincias. La discusión es qué perfil de jueces merecen la perdurabilidad.

Afecta a las cámaras legislativas que en estos días no sesionaron con la excusa de que tienen personal comprometido por el Covid 19. Ambas cámaras concentran 1049 cargos públicos, de los cuales 606 pertenecen a diputados y 443 a senadores. Muchos quisieran ver que alguna vez todos ellos fueran a trabajar, en cuyo caso las oficinas estarían desbordadas pues ninguno tiene escritorio ni función concreta.

Si son 600 los empleados de la Cámara de Diputados, pueden suspender el período de sesiones por 50 contagiados? La realidad asoma con crudeza cuando hablamos de los ñoquis.

Se ha conocido que la Cámara Alta ha ordenado que el aporte de los senadores sea de $15.000 cuando su dieta y gastos reservados superan los $300.000. Acaso un 5% es ofrenda suficiente?

En diputados también se quejan de tener que aportar al sector privado más castigado en esta pandemia y todavía no aparece la resolución que obligue a un tributo que además de un gesto es una obligación que impone la solidaridad y un inteligente sentido de supervivencia.

Pueden los legisladores locales mostrar rebeldía y divulgar su desconfianza para con Sáenz y el destino de los fondos? Las cabezas de las cámaras no conducen ni defienden sino por teléfono y en la trastienda. Faltan cuadros que pongan en blanco sobre negro las posturas del gobierno en el palacio de la calle Mitre.

El PRO dividido pero con expectativas

A nivel nacional el PRO se ha partido en dos, o tal vez en más pedazos, como ocurre con toda expresión política que padeció la retirada de un gobierno nacional y la diáspora del frente que la sustentaba.

Es la misma interna que no logró resolverse cuando el ex Jefe de Gabinete Marcos Peña se imponía por sobre Rogelio Frigerio y Emilio Monzó en Balcarce 50. Los dialoguistas prudentes confrontando con los soberbios a quienes la necedad los consume.

Hoy las figuras de Horacio Rodríguez Larreta y Eugenia Vidal muestran mayor volumen tras la reducción del consorcio de partidos que estuvo en el poder, y no pocos concentran sus expectivas en que el Jefe de Gobierno de CABA será el próximo candidato a Presidente de la Nación en una reedición de la disputa que tiene como escenario una enorme grieta que parece que no se cerrará nunca.

En Salta, el PRO ya tiene adeptos que ensayan un embrión opositor un tanto desperdigado. Quienes eran socios de Gustavo Sáenz hoy han abandonado su barco con la excusa de que el gobernador se ha inclinado hacia el PJ, origen que nunca negó. Este fue el argumento para que la diputada nacional Virginia Cornejo renunciara al Partido Propuesta Salteña, como también para que el concejal José Gauffin renunciara al interbloque de concejales saencistas en el municipio capitalino.

En las elecciones pasadas, divididas entre nacionales y provinciales, lograron un confuso equilibrio. Apoyaron a Macri para su reelección los partidos PRO, Salta Nos Une, UCR, Propuesta Salteña y Fe. Mientras que otros que apoyaron a Sáenz para gobernador, se aliaron con las huestes que llevaron a Alberto Fernandez a la Casa Rosada, como PAIS, Frente Plural y Primero Salta.

Las legislativas de 2021 esperan definiciones más contundentes en caso de que se unifiquen las elecciones, pues se avizora que Sáenz se aliará, por necesidad presupuestaria y por compatibilidad sobreviniente, con el proyecto de Alberto Fernández.

Esto implica tributar dos diputados nacionales de los tres en juego, y dando por hecho que el oficialismo provincial se impondrá en esos comicios. Uno de ellos sería Emiliano Estrada, quien parece gozar de buen apetito para el poder. La mujer saldría del riñón del gobernador.

Las gurúes saencistas piensan en la martingala de redoblar y cobrar colocando un candidato compatible al Congreso de la Nación en la lista del frente que hará eje en el PRO. De los Ríos parece el indicado, y también Alberto Castillo.

Ellos deberían convivir con el macrismo, la UCR, el romerista Salta nos Une, el PPS de Ricardo Gómez Diez, el Partico Conservador Popular y el oscilante Alfredo Olmedo, que espera la resurrección. Un nuevo socio ingresaría a este frente y es PARES, presidido todavía por Cristina Fiore, que regresaría a la comodidad ideológica de comulgar con la centroderecha y continuaría un derrotero errático en lo político pero seguro en su economía doméstica.

En ese núcleo hay extremos duros como Martín Grande, Roberto Ulloa o Gladys “Pichona” Moisés, que no quieren más  contactos con Sáenz. Los radicales ya no tienen problemas con el gobernador, pero saben que electoralmente les rinde más jugar en la vereda del frente que mimetizados en una alianza de amplio espectro.

También cazan en la selva de los intendentes que tienen en las ciudades más importantes a figuras que no responden genéticamente al saencismo. Capital, Tartagal, Orán, Metán, General Güemes conforman un rompecabezas de difícil armado por su heterogeneidad.

Todos los macristas saben, con claridad suficiente, que el mensaje que ha enviado Patricia Bullrich para Salta es que no pueden prescindir del apoyo del senador Juan Carlos Romero. Están obligados a abrazarse en pos de construir lo que consideran un alternativa para el 2023 y Romero mismo está forzado a romper lanzas dentro de unos meses.

Martín de los Ríos ha tirado la toalla para la pelea partidaria antes de que comience. No quiere intervenir en la disputa entre los duros y los que intentan preservar los vínculos del que fuera hasta Noviembre el frente “Salta Tiene Futuro” y en el que obtuvieron como premio algunas responsabilidades de gobierno. Por algo el presidente del PRO -ahora licenciado- es Ministro de la Producción, mientras que Sergio Camacho de Salta Nos Une es Ministro de Infraestructura, o Luis García Salado es presidente de Aguas del Norte.

La oscilación es la virtud del romerismo. Por lo bajo convence a los críticos de que todavía no ha llegado la hora de confrontar. En superficie continúa colectando voluntades en el interior y no descuida los negocios que financiarán la campaña cuando deban confrontar con Sáenz. Mientras tanto, el diario familiar que cobra 3 millones mensuales de pauta abre heridas profundas cuando despierta la polémica sobre los fondos transferidos a los municipios, o el negociado del plasma que contamina a la salud pública y a la privada.

Más saencistas que Sáenz 

La censura ejercida por un funcionario provincial merece reproche por sí sola. Pero el operador que con poca habilidad ejerció una presión indebida, y en relación a una nota que no calificaría ni para los pasquines, fue descalificada por el Gobernador cuando se reunió con los responsables del medio afectado. Lo que a todos desvela es el cómputo de los outsiders que invocan la opinión del jefe.

Son los que no toleran la crítica de tan poca calidad que debiera generar agradecimiento y no una operación burda que expone al gobierno a cuestionamientos en medios nacionales.

Son los que por un supuesto error informaron a la legislatura -habitada por algunos hábiles detractores- que se transfirieron 609 millones a los intendentes para compensar el desfasaje que provocó el COVID 19 y que luego debieron corregir su versión comunicando que era para ayudar a pagar sueldos. Otra sangría innecesaria.

Los mismos que escondieron las estadísticas de contagio durante cinco meses, cuando hoy debemos reconocer 250.000 contagiados según Juan José Esteban desde el Ministerio de Salud, o 140.000 según Aguilar desde el COE. Esto mientras discuten afanosamente sobre celulares y equipos que se habría llevado Josefina Medrano. Acaso ninguna discusión puede transitar por un carril sobrio y sin escándalo cuando la gente padece otras necesidades?

Tiempos  inciertos

Sin dudas, el período de crisis alcanzará y signará el proceso electoral de 2021 y la valoración de la gestión estará en juego en esos comicios, ya sean nacionales o locales.

Cualquiera fuere la oferta de la dirigencia ortodoxa, deberá asumir el desafío de calmar al ciudadano que mira con desconfianza a quien los representa y que los considera la causa de sus injustos.

Sin embargo, no hay que descartar que muchos buscan posturas más radicalizadas, como el propio hijo de Juan Manuel Urtubey que milita en el Partido Libertario con liderazgo de Luis Espert y Javier Milei. En Salta, la desilusión y la queja ya no son patrimonio exclusivo del Partido Obrero, ni tampoco de Alfredo Olmedo.

Desde el oficialismo saencista la estrategia se concentra también los intendentes, con más ventaja por la seducción presupuestaria que ejerce,  y porque muchos de ellos quieren engrosar las boletas del PJ tal vez por nostalgia o por conveniencia de producirse un armado atractivo.

Desde el otro bando consideran que el triunfo no tiene relación con la aritmética ni el resultado de una elección. Necesitan dar el golpe en la Capital y saben que un frente macrista se llevará sin mayor esfuerzo un 30% de los votos. Si concitan la atención con un buen candidato a senador podrán dar un batacazo que los posiciones para el 2023. El final parece abierto.