Los Verdes, los Amarillos, el grupo Reconquista, la Guardia de Hierro, la Mesa de Trasvasamiento Generacional…
Karla Lobos
La característica principal de los 70 es la aparición de nuevos actores políticos, como las organizaciones armadas que se constituyeron en fuerzas disruptivas del orden político y la juventud. Estos sectores tuvieron una fuerte incidencia en la cultura política de los trabajadores y de otros sectores del campo popular, sobre todo teniendo en cuenta que estaban amparados por Perón para que disputen el control del movimiento.
Entre 1973 y 1976, los enfrentamientos originados en el Justicialismo salteño que alcanzaron a toda la sociedad, giraban alrededor de la “lealtad a Perón”, o sea el rechazo a la lucha armada y a otras formas de terrorismo político; o la simpatía y seguimiento a las fuerzas que desafiaban a Perón y por tanto al orden constitucional y a la paz que él defendía y representaba, tras las elecciones que lo pusieron en la presidencia, junto a su esposa, bajo la fórmula “Perón – Perón”, luego de la renuncia de Cámpora.
“Desde finales de los años 60, la Argentina sufrió las consecuencias de la entronización de la violencia, verbal y armada y del terror político… La violencia y el crimen político, que se enseñorearon en el panorama nacional y local, destruyeron las instituciones, suprimieron el debate de ideas, alentaron prácticas salvajes e inhumanas y sacaron a la luz lo peor de cada uno de los protagonistas y de los actores de reparto de los años 70. Como no podía ser de otra forma, el escenario provinciano, bronco pero pacífico, fue sacudido por aquellos acontecimientos y por los ecos y la reproducción de hechos violentos que siguieron el diseño y los ritmos impuestos por aquella dinámica nacional. La particularidad de este relato es que mientras la violencia armada de izquierda produjo hechos de menor entidad, el terrorismo de derecha (militar y para militar) experimentó una escalada feroz que se saldó con crimenes, torturas, desapariciones y otras violaciones a los derechos fundamentales.
La visión que se tenía en aquellos años de la democracia era tan errática como el comportamiento de los sectores involucrados. Por un lado, existía la idea de la democracia como un “proceso plesbicitario” con dos protagonistas: el líder y la masa. “Estábamos convencidos de representar en exclusiva la libertad y la democracia, y por consiguiente, considerabamos a los otros como reaccionarios y pazrtidarios del antiguo regimen”, explica Caro Figueroa.
Por el otro lado, existía la idea de que Perón estaba por encima de la democracia y de las instituciones, o sea que Perón “era” la democracia y las instituciones, como los sindicatos creían que Perón era la Justicia Social. El verticalismo, extremo mientras Perón estuvo vivo, fue el que impidió la crítica a lo que chocaba con las ideas cívicas y con la percepción de la realidad.
Bajo este panorama nacional, ganó las elecciones en Salta, Miguel Ragone, conocido como “el médico del pueblo”, mientras en Buenos Aires ganaba la presidencia Héctor Cámpora.
La candidatura de Miguel Ragone había sido impuesta por Juan Manuel Abal Medina, Secretario General del Partido Justicialista y Héctor Cámpora para desestimar la pretensión de Horacio Bravo Herrera, que contaba con el apoyo de sectores partidarios y gremiales ortodoxos. Tambien Ricardo Durand tuvo esa pretensión, pero también quedó afuera, él y su Movimiento Popular Salteño.
El congreso partidario que legitimaria al candidato del Justicialismo se hizo el 20 de diciembre de 1972 en el Centro Argentino de Socorros Mutuos. Lo primero que se pudo ver en ese congreso fue un partido lleno de grietas. Por un lado, la agrupación Azul y Blanco, en manos de Horacio Bravo Herrera, Juan Carlos Cornejo Linares, Carlos Pereyra Rozas, Dante Lovaglio y Tomás Ryan, ligados al sindicalismo a través de Mario Amelunge, Norberto Lozano, Miguel Ramos y Raúl López. la particularidad de estos sectores era su acercamiento a los militares durante el gobierno de Onganía y Lanusse. Todos tuvieron cargos durante el gobierno de Spangemberg. Otro dato importante es la vinculación directa con Roberto Romero, propietario de los diarios El Tribuno y Norte, con participación el LV9 Radio Salta y en Canal 11, la suma de los grandes medios de difusión provinciales. Al mismo que los Verdes y el Grupo Reconquista le negaban la afiliación al partido.
El grupo Reconquista estaba integrado por jovenes profesionales universitarios que transitaron un amplio derrotero ideológico desde su pasado universitario en la izquierda reformista hasta su incersión en la Guardia de Hierro y la conexión con la Mesa de Trasvasamiento que concluyó con López Rega, a traves de Pedro Gonzalez, fundador de este sector a nivel nacional.
La Guardia de Hierro era una escuela de cuadros del Peronismo que nació en 1962 como sector juvenil del Comando Superior Peronista. El nombre surgió de la organización rumana que entre 1927 y 1938 lideró Zelea Corneliu Codreanu, uno de los precursores del nazismo europeo. Este buen señor persiguió judíos y zurdos y hasta asesinó a un ministros y varios policías. Empezó como un movimiento de izquierda y poco a poco fue corriéndose a la deecha y al pensamiento religioso a ultranza. La política es dinámica… dicen.
Esta Guardia de Hierro, la nuestra, estaba liderada por Alejandro El Gallego Alvarez, quien lideraba a un gran sector de militantes adoctrinados por el justicialismo ortodoxo. El grupo se disolvió “oficialmente” en 1974, cuando López Rega lo dispuso, despues de la muerte de Perón. Aunque las malas lenguas dicen que no sóloo siguió actuando sino que también estrechó importantes lazos con Eduardo Emilio Massera, con los jesuítas y con el propio Jorge Bergoglio.
La Mesa de Trasvasamiento generacional aparece entre 1971 y 1972, de manos del dirigente estudiantil, Roberto Grabois, de origen marxista, que forma la Organización Unica de Trasvasamiento Generacional, fusionando la Guardia de Hierro y el Frente Estudiantil Nacional.
La lista Verde estaba encabezada por Miguel Ragone, aunque su procedencia política era la Alianza Libertadora Nacionalista, bastante derechizada para el gusto de muchos, junto a Abraham Rallé, Ernesto Bavio y Ricardo Munir Falú seguían una tendencia de centro izquierda. A ellos se acercaron los sindicalistas Armando Jaime y Juan Carlos Salomon, quienes intentaban copar el espectro sindicalista desde la CGT clasista con el apoyo de la Juventud Trabajadora Peronista. José Alfredo Mattioli y Carlos Guillermo Urrutia ampliaban su incidencia en la JP y lideraban los sectores combativos de la izquierda salteña, que también comprendían al Frente Republicano Popular y al Partido Revolucionario de los Trabajadores. En el ámbito universitario encontraron apoyo en Holver Martínez Borelli, que por esos tiempos lideraba el Partido Popular Cristiano, agrupación que acompañó al Frente Justicialista de Liberación en las elecciones de 1973. Por su trayectoria universitaria y su cercanía con el Peronismo, Martínez Borelli fue el primer rector normalizador de la Universidad Nacional de Salta. En el mismo ámbito pero desde la vereda de enfrente, el peronismo ortodoxo conformaba la Organización Universitaria Peronista, conducida por Mario Viramonte.
Volviendo al Congreso del Peronismo, ganó la Lista Verde con el apoyo del bloque Coalición del Interior – Reconquista – 62 Organizaciones, gracias a un acuerdo sellado en San Lorenzo un mes antes. El acuerdo fue firmaado por Miguel Ragone, Ernesto Bavio y Ricardo Falú, por la Lista verde y Olivio Ríos, Juan Emilio Marocco y Carlos Caro por el bloque. Fueron José Armando Caro Fgueroa y Juan Carlos Cornejo Linares los facilitadores de esta charla. Dicen las malas lenguas que hubo un PRE acuerdo entre las listas Verde y Azul y blanco para que la fórmula sea Ragone – Michel Ortíz, pero no llegó a mayores y fue Cornejo Linares el que tuvo que explicar a los Azul y blanco, que la fórmula sería Ragone – Ríos. Fue así que los Azul y blanco no asistieron al Congreso Partidario y comenzaron a armar lo que sería el Frente Justicialista de Liberación, a través del cual canalizarían sus propias candidaturas. Otra versión dice que se retiraron del Congreso a las 5 de la mañana, luego de que Miguel Ragone vetara a dos candidatos a diputados nacionales, propuestos por este sector en un acta de coincidencias firmada por ambos sectores en presencia del veedor partidario, en ese momento Armando Blasco, con lo que Ragone habría descoonocido lo pactado. Y una tercera versión dice que en medio del Congreso la Lista Azul y blanco sufrió el retiro de los representantes del valle, liderados por Dante Lovaglio y que se encontraban en minoría a la hora de votar y prefirieron no estar. Cuál será la real? Vaya uno a saber…
La Lista Verde quedó conformada entonces con la candidatura de Miguel Ragone a Gobernador, completando la fórmula con Olivio Ríos de Telefónicos, como representante del sindicalismo. Pedro González del Grupo Reconquista como diputado nacional en tercer termino, detrás de Ricardo Falú y Mario Villada, quien al final resignó su postulación para darle lugar a Julio Mera Figueroa, que acababa de ingresar al Partido, también por influencia de Abal Medina y su cuñado Rodolfo Urtubey, con quienes venía integrando el Comando Estratégico, cercano a Perón.
Miguel Ragone fue electo gobernador con el 60% de los votos y fiel al discurso de campaña de Cámpora, trató, con muy poco éxito, de buscar la concertación entre los intereses de los diferentes sectores. Aunque para Perón lo importante era que “todos eran peronistas”.
Ese 11 de marzo de 1973, una multitud de salteños enfervorizada llenó las calles céntricas y se concentró en la sede partidaria del Justicialismo, ubicada en Balcarce al 300. Cuatro días después, Ragone fue proclamado Gobernador de Salta en un acto pocas veces visto en la provincia. Esas elecciones pusieron en sus manos la suma del poder político, a través de una Legislatura mayoritariamente peronista. El pueblo soñaba con la abundancia del primer peronismo y con dejar atrás los oscuros años de pesadumbre y frustraciones.
Miguel Raggone asumió el 25 de mayo de 1973 y en su discurso, pronunciado en la Legislatura Provincial, delineó la política de acuerdo con las Pautas Programáticas para la Reconstrucción Nacional. Abrazó la liberación, rechazó la dependencia y dijo: “… se ratifica el documento producido por el compañero presidente, doctor Héctor Cámpora el 20 de enero de este año”.
En ese mismo momento dio a conocer la conformación de su gabinete: el abogado Enrique Pfister Frías, era el nuevo ministro de Gobierno; el médico Luis Canónica, era el nuevo Ministro de Bienestar Social, el contador Mario Villada, quien cedió su candidatura a diputado nacional en segundo término, se quedó en Salta para ser el nuevo ministro de Economía. Para la Intendencia capitalina el gobernador propuso al Senado (como se hacía en ese momento) al ingeniero Gerardo Bavio de Montoneros. El ingeniero Jesús Pérez, fue el secretario General de la Gobernación y también el biógrafo del desaparecido Gobernador. Como su secretario Privado eligió al historiador Gregorio Caro Figueroa. Para el cargo de Jefe de policía nombró al comisario Rubén Fortuny y para el Instituto de Promoción Social, al dirigente campesino, Felipe Burgos. La heterogeneidad de ese gabinete provocó un agrietamiento mucho mayor en el peronismo local y mucha disconformidad en los sectores militares, que poco le importaron a un Ragone decidido a gobernar:
“Me reservo, como gobernador, el derecho de decidir sobre cualquier nombramiento en ese sentido”, aclaró de antemano Ragone. A lo que agregó la necesidad de mantener óptimas relaciones con la prensa y la CGT, en lo que dio a entender “un marco de estrecha colaboración” y para ello, lo primero que prometió fue instrumentar una política para mejorar los salarios de los empleados provinciales. Terminó su mensaje diciendo que el único privilegio que se reconocería durante su gobierno era el trabajo y la capacidad de la gente.
La primera etapa de gobierno de Ragone se caracterizó por la efervescencia de la democracia y la legitimidad electoral, lo que le permitió rodearse de hombres de su entera confianza que compartían sus principios. Algunos, peronistas de la primera hora, otros, no tanto, pero con vinculaciones importantes con “los jóvenes de la tendencia”.
Las primeras medidas tomadas por el Gobernaador, enviadas a la Legislatura para su aprobación fueron la derogación de la ley orgánica de la Policía de la Provincia; la derogación de la ley que establecía la jubilación para magistrados de la Corte Suprema de Justicia por régimen de excepción; la derogación de la ley de estabilidad y escalafón del empleado público, cuyo objetivo era dar estabilidad a los empleados que fueron designados a último momento por el gobierno de facto y proyectos de ley para cubrir las acefalías en el Banco Provincial de Salta, Instituto Provincial de Seguros, Instituto de Promoción Social y Caja de Previsión Social de la Provincia, junto a la designación de sus interventores.
De entrada, cuestionó el “decreto-convenio” firmado por el gobernante de facto saliente, Ricardo Spangenber, con una consultora porteña para la adjudicación de los trabajos en el aeropuerto El Aybal, cuya amortización en concepto de servicios profesionales ya estaba corriendo, sin haber ni siquiera adjudicado las obras que deberían inspeccionarse.
Durante esta etapa, La Legislatura Provincial se mantuvo en un clima democrático y de convivencia serena. Los bloques del PJ, la UCR, el MPS y el minibloque de UP, dieron acuerdo a las medidas tomadas por el Ejecutivo, argumentando coincidentemente.
En el caso de la derogación de la ley orgánica de la Policía, la bancada radical focalizó en la estabilidad del empleado público: “… ha sido anhelo, tanto de peronistas como de radicales, como asimismo, de las demás organizaciones políticas… Los motivos gravísimos por los cuales nos vemos obligados a la suspensión de la estabilidad por un año, limitándola a los oficiales de la policía, dado que salimos de un gobierno de facto, que utilizó la organización no para cubrir o resguardar el orden público, sino para reprimir los legítimos intereses del pueblo… Damos también al gobierno entrante amplísimas facultades durante un año…”.
Otro punto que preocupó a los legisladores fue lo relacionado a la protección y cumplimiento de los derechos de los trabajadores y mejoras en los salarios. En su mayoría, se manifestó a través de proyectos impulsados por la bancada justicialista. También se denunció el mal trato a los trabajadores rurales y se promovió gestionar tribunales de trabajo en Orán y Metán.
Otra ley que se derogó fue la ley de promoción de los supermercados que se beneficiaban con la exención impositiva.
En Salta, los jóvenes copaban los lugares y se instalaban cuando algo no les gustaba. A nivel nacional, se sostenía que las ocupaciones tenían como propósito imponer la liberación cultural del pueblo. Fue así que hubo un intento de tomar la sede de la CGT; también hicieron los propio en LV9 Radio Salta y Radio Tartagal. En la ciudad de Güemes, el autotitulado “Comando Revolucionario Fernando Abal Medina”, ocupó la comuna y algo parecido sucedió en Orán.
Hasta acá, un resumen de los primeros meses de gestión de Ragone, lo que los estudiosos del tema dieron en llamar la primera etapa porque su gobierno fue muy corto.
El 13 de julio de 1973, Héctor Cámpora renunció a la presidencia de la nación, facilitando la realización de las primeras elecciones sin proscripciones desde 1955 en las que el 62% de los votos fueron para la fórmula que Juan Domingo siempre quiso usar, Perón – Perón, salvando las distancias entre su primera esposa y la segunda.
Empezaba la segunda y última etapa del Gobierno de Ragone…
Gracias a Uluncha por “Pedazos del infierno” y a Armando por “Política y Violencia en la Salta de los años 70”.
Cualquier semejanza con la realidad actual, y cualquier apellido que les suene conocido, es mera coincidencia…