Sonia Sánchez, sobreviviente de la prostitución, no anda con vueltas. Asegura que de la pobreza se nutren los proxenetas y las redes de trata. Y cuestionó a quienes hablan de “trabajo sexual”: “Es violencia”, aseguró.

Sonia Sánchez habla y estremece. Su sonrisa contrasta con la crudeza de sus palabras. Cuestiona el “lenguaje fiolo” que –asegura- “maquilla, distorsiona y tapa la realidad”. Ese lenguaje que habla de “una francesa” como un “servicio sexual”, de esos que quieren reglamentar al legalizar el comercio sexual, tal como impulsa la CTA y algunos diputados del Frente para la Victoria.

“¿Qué es una francesa? ¿Es una mujer francesa? Así parece: ‘¡oh glamour!’. Vamos a decodificar el lenguaje fiolo de estos diputados: la francesa es una chupada de pene, sin forro, con eyaculación en la boca de la puta. No es asqueroso, es violento. Porque si es asqueroso, vos te corrés. Es violento”. Lo remarca una y otra vez, para que quede claro.

Sonia Sánchez, coautora del libro “Ninguna mujer nace para puta”, sufrió la explotación sexual en carne propia durante seis años de su vida. Ella es la cuarta de siete hermanas mujeres, nacidas en Villa Ángela, Chaco. “Cuando mi madre me parió, no dijo ‘Sonia va a ser la puta de la familia’. Yo antes de que me hicieran la puta de todos y de todas en Plaza Once, fui hija, hermana, prima, fui estudiante, cosechera de algodón, fui empleada doméstica. Todo eso fui hasta el preciso momento en que un varón decidió, con absoluta libertad, ser varón prostituyente”. Cuando no hay posibilidades de vida, dice, no hay elección. La libertad Sonia la deposita en quien decide pagar por un cuerpo de mujer alquilado.

Y enseguida agita su bandera: “Ninguna mujer nace para puta; nos hacen putas y nos construyen putas”.

“La trata necesita del discurso de trabajo sexual”

Se define a sí misma como “una mujer rebelde, sin miedos a las crisis, el conflicto o la soledad”. No teme en confrontar con quienes hablan de reglamentar la prostitución como si se tratase de cualquier trabajo. “La trata y el proxenetismo necesitan del discurso del trabajo sexual”, arremete.

– ¿Dónde está la diferencia o la barrera entre prostitución, explotación sexual y trata de personas?

– No hay diferencia. Una existe porque existe la otra. Por ejemplo, existe la trata con fines de explotación sexual porque existe el proxenetismo, existe el proxenetismo porque existe la prostitución. La prostitución es la violación de los derechos económicos, sociales y culturales. Punto. Es explotación sexual, no hay diferencia. Solo que este capitalismo bajó y baja millones de dólares que lo recibe la OIM (Organización Internacional de las Migraciones), Ammar CTA y CTA y otras personas con un discurso de separar que hay una prostitución elegida y no elegida, que hay tráfico y que no hay tráfico.

Además, sin demanda no hay prostitución: sin varones que vayan de putas, no va a haber putas; sin putas no hay prostitución, y sin prostitución no hay tráfico de personas con fines de explotación sexual. Yo sostengo que el discurso de trabajo sexual es cómplice con la trata y el proxenetismo. Los tres se fortalecen: la trata de personas y el proxenetismo necesitan del discurso de trabajo sexual.

– ¿Qué se esconde detrás del discurso que pide reglamentar la prostitución y abordarla como un trabajo?

– En ese discurso fálico de trabajo sexual se tapa el gran gran negocio que es la explotación sexual: la venta y el alquiler de millones de mujeres, en especial, pobres. Acá no se habla de derechos, porque qué derechos tiene una puta. Nada. Estoy hablando de un solo proyecto que recibió AMMAR CTA de 12 millones de dólares en noviembre de 2012, uno solo, para reglamentar la prostitución como un trabajo.

– ¿De dónde?

– Son de agencias internacionales, pero la mayoría del Banco Mundial. Lo que se tapa, con el discurso progresista de que esto es un trabajo y hay que reglamentarlo para que tengan sus derechos laborales, lo que se esconde es el gran negocio. Porque las únicas personas que se enriquecen son las fiolas y los fiolos, los y las traficantes, pero las que mueren pobres y putas son las mujeres que han sido toda su vida prostituidas.

– ¿Qué creés que lleva a una mujer a entrar a una red prostibularia?

– Ellas no entran porque en la prostitución no hay decisión con libertad. Sino que hay una decisión coaccionada. La prostitución no se elige como ser periodista con libertad. Cuando hay coacción, no se elige libremente. Hay muchas maneras de que te entren a vos como mujer en la trata de personas, en el proxenetismo. Los varones entran a una adolescente, cuando no es raptada, como un príncipe azul, pero ese fiolo después te vende 20 días en un prostíbulo, otros 20 en otro lado. Ahí entra el tráfico. Otra forma de caer en la trata de personas con fines de explotación sexual es la búsqueda de trabajo: en Argentina en 2015, el 90% de las mujeres de 17 a 21 que son traficadas, es buscando trabajo.

– Hay una necesidad siempre de fondo.

– Es el hambre, es la falta de educación, es la falta de vivienda… Todo eso, hermana. Por eso yo sostengo que si hay una puta, es el resultado de las políticas públicas de todos los gobernantes que hemos tenido, de izquierda a derecha o centro derecha. Todos los gobiernos democráticos que hemos tenido tienen, hasta hoy, su gran fábrica de putas.

Sánchez dijo que hoy están quienes piden la reglamentación, pero interrogó más allá: “Tu nieta será la puta del futuro”. Pidió no salir a luchar recién cuando la violencia de la prostitución toque de cerca. Su apuesta es seguir dando testimonios de los daños que sufre una mujer en situación de prostitución, que no se irán si algún día comienzan a cobrar una jubilación. Su apuesta es por la educación popular; por sembrar interrogantes y romper mitos.

“¿Podrán quedarse en sus casas cuando menstrúen?”

Sonia Sánchez mencionó que se han presentado en cinco provincias proyectos para reglamentar la prostitución. “Cuando a una persona la hacen la puta de todas y de todos, no la reducen solo a un cuerpo, la reducen solo a boca, vagina y ano. Eso es la puta. Y eso quieren sindicalizar”, sostuvo.

Entre los derechos que dicen defenderse, está el derecho a la jubilación. Ante ello, Sánchez señaló: “No dice el proyecto cómo se van a jubilar de putas. Acá en Argentina las mujeres nos jubilamos a los 60 años, con 30 años de aporte. Yo he mirado este proyecto fiolo y no dice si se van a jubilar por años de putas o por la cantidad de penetraciones anales, vaginales o bucales. ¿Cuántos años de aporte? ¿Será que la CTA le va a firmar el papel de aportes para que presenten en ANSES? ¿Qué ART se va a hacer cargo del daño que esas mujeres han recibido por años? No me lo dicen estas cosas diputadas del Frente para la Victoria”.

Cuestionó también “la mentira de la prostitución autónoma o libre” y pensó en voz alta: “Saben que las putas somos mujeres y que menstruamos. Será que uno de los derechos que va a tener si se sindicalizan estas putas es que cuando menstrúen podrán quedarse en sus casas, o tendrán que seguir como lo han hecho antes, y como lo hacen ahora, poniéndose tampones de goma espuma para no ensuciar el pene de ese varón prostituyente con su sangre de menstruación. No me hablan de ese derecho los diputados que impulsan el proyecto”.

“La pobreza te capta”

– ¿Creés que ha ido mutando el delito de trata? Hay quienes dicen incluso que la figura del captador ha ido desapareciendo o al menos desdibujándose.

– Siempre se necesita un captador o una captadora. El que escribió pidiendo chicas para el sur, ese te está captando, cuando vos estás cagada de hambre en el norte pobrísimo. Quizás no va y te busca como antes porque te manejan a través de los celulares. Lo único que hacen es pagar un aviso y más nada. Aun cuando no hay un captador hombre, mujer, travesti, que te capta, está el hambre y la falta de educación que te captan. La pobreza te capta. El norte nuestro es cada vez más pobre. ¿Puedes creer que en 2015 chicas misioneras de 17 años que han sido rescatadas con dos niños, no saben leer ni escribir y no tienen DNI?

Por Belén Cano para Marcha