Dos estudios científicos aseguran que si todos los infectados con SIDA se trataran, la epidemia estaría controlada. A partir de ello enfatizan sobre la necesidad de que todas las personas se testeen para saber si tienen el virus. Uno de esos estudios tomo casos de nuestro país.
Un informe al respecto fue publicado hoy en Página 12 y allí de detalla de que el primero de los dos estudios fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) y sus resultados publicados en The New England Journal of Medicine. La investigación abarcó 215 centros en 35 países incluida la Argentina e incluyó a 4685 personas con VIH que nunca habían recibido tratamiento y cuyos linfocitos CD4 (células inmunitarias que son atacadas por el virus) estaban todavía en valores considerados normales.
Con la mitad de los participantes se esperó para iniciar tratamiento hasta que el recuento de CD4 disminuyera, tal como admitían los consensos médicos, y con la otra mitad se empezó tratamiento en forma inmediata. “Tenemos ahora pruebas decisivas de que hay un importante beneficio para la salud de la persona con VIH si se inicia la terapia antirretroviral en forma inmediata”, resumió Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (Niaid). De hecho, la finalización del estudio estaba prevista para fines de 2016, pero, a la vista de los resultados, un comité independiente recomendó darlo por terminado y ofrecer a todos los participantes tratamiento inmediato.
El estudio estableció que el riesgo de enfermedades importantes y muerte se reducía en un 53 por ciento entre los que habían empezado tratamiento inmediato. Esto valía tanto para el sida como para distintas enfermedades cardiovasculares, renales y cánceres. Según explicó Marcelo Losso, jefe del Servicio de Inmunocomprometidos del Hospital Ramos Mejía. Losso, como director de Coordinación de Investigación Clínica Académica en Latinoamérica (Cical), coordinó la investigación Start en América Latina.
La segunda investigación fue auspiciada por los Institutos de Salud de Estados Unidos y mostró que “el tratamiento antirretroviral es altamente efectivo para prevenir la trasmisión sexual del VIH en parejas heterosexuales donde una persona está infectada y la otra no”. Los resultados fueron anunciados en la 8ª Conferencia de la Sociedad Internacional de Sida, en Vancouver. El estudio, que duró diez años, abarcó 1763 parejas heterosexuales en distintos países, cada una de las cuales incluía un integrante con infección por VIH y otro no infectado. Como es habitual en este tipo de ensayos clínicos, por razones éticas los participantes recibieron preservativos y aconsejamiento, de modo que la eventual trasmisión de virus provino de inconsistencias en el cumplimiento de las pautas preventivas. La mitad de los participantes infectados recibió desde el principio tratamiento antiviral y el resto sólo cuando su sistema inmunitario empezó a debilitarse.
Entre los que recibieron desde el principio tratamiento antirretroviral –que hace disminuir drásticamente la presencia del virus en los fluidos corporales–, sólo se registraron ocho casos de transmisión del virus al partenaire; cuatro de ellos fueron diagnosticados poco después del comienzo del tratamiento, lo cual sugiere que la trasmisión se produjo antes, y en los otros cuatro los tratamientos no estaban dando resultado, de modo que el virus seguía presente. En comparación, en los participantes que no estaban bajo tratamiento se produjeron más de 40 transmisiones del virus a la pareja. “Por lo menos en heterosexuales que mantienen la supresión del virus mediante tratamiento, el riesgo para sus parejas es notablemente bajo”, resumió Anthony Fauci.
Pedro Cahn, ex presidente de la Sociedad Internacional de Sida, comentó que “hoy se acepta universalmente lo que ya en 2006 planteó Julio González Montaner (el argentino que dirige el Centro de Excelencia en VIH/sida de British Columbia, Canadá): el tratamiento entendido también como prevención. Onusida incorpora esto en su estrategia 909090: que, en el mundo, por lo menos el 90 por ciento de las personas con VIH esté diagnosticado; que por lo menos el 90 por ciento de los diagnosticados esté en tratamiento y que, de éstos, por lo menos el 90 por ciento esté con virus indetectable en sangre: si para 2020 conseguimos esto, las nuevas infecciones disminuirán de tal modo que para 2030 habremos tomado el control de la epidemia y el VIH dejará de ser un problema grave de salud pública”.