Con un ojo en los resultados y otro en el aporte que Tucumán hará en octubre a un Daniel Scioli que estuvo presente en el bunker tucumano; el oficialismo tucumano se impone por 14 puntos en una elección que se nacionalizó y en medio del fuego cruzado por irregularidades. (Franco Heslling)
Con más del 80% de las mesas escrutadas el candidato del oficialismo Juan Manzur gana por más de 14 puntos sobre José Cano y se queda con la gobernación. En la Capital se impone nuevamente la oposición y Germán Alfaro será quien reemplace a Domingo Amaya en la intendencia.
En el búnker oficial se repartieron ansiedades entre, por un lado, la recepción a los referentes nacionales del Frente para la Victoria (FpV) y por el otro la espera de los primeros guarismos que marcasen la tendencia de la elección. La polarización entre la lista encabezada por Juan Manzur y la liderada por el opositor José Cano, puso al vilo la algarabía que habían dejado las PASO nacionales en los paladares del oficialismo tucumano. Justamente el pasado 9 de agosto la candidatura presidencial de Daniel Scioli fue acompañada en Tucumán con un contundente 59% de los votos, aventajando a sus rivales por más de 20 puntos.
El panorama en las elecciones provinciales se vislumbra más ceñido, ya que los dos principales candidatos opositores a la presidencia, apoyaron la postulación de Cano. Para reavivar los paladares, cautos ante un escenario más parejo, se proveyó de bebidas gaseosas a mansalva a los más de cien presentes en la Casa de Gobierno, un palacio conspicuo de la arquitectura barroca.
Esa merma en las diferencias, más una jornada atiborrada por irregularidades, concitaron que la Casa de Gobierno no pudiese desentenderse del decurso de la elección: la victoria no estaba asegurada, por ello se urdió una atmósfera que hibridó precaución, ansiedad, pero también cierto halo de triunfalismo. A sabiendas de que igualmente corrían con favoritismo, los acólitos de Manzur y Alperovich se emperifollaban para estar a la altura de las visitas célebres de la cartelera política nacional. Se rumoreaba en los pasillos del búnker oficial que Daniel Scioli y Aníbal Fernández, candidato a gobernador de Buenos Aires, desembarcarían en el Jardín de la república.
Tucumán representa poco más del 3% de los electores del país, sin embargo dada la proximidad de la jornada comicial que determinará sucesor para ocupar el sillón de Rivadavia, los dirigentes nacionales estaban impelidos a naufragar en el enclave azucarero, para no perder el bastión conquistado en las PASO nacionales. Independientemente de los resultados provinciales, el oficialismo nacional sentó presencia de cara a Octubre. Era inadmisible para la fórmula Scioli-Zannini que haya fuga de votos en aquellos lugares donde han asestado un golpe categórico a los contrincantes por la presidencia.
Tucumán, Salta y Santiago del Estero, entre otros, han sido ejes claves en la victoria del FpV en las PASO de semanas atrás. Por ello en esos distritos es donde no puede darse el lujo de perder posiciones si pretende llegar a la Casa Rosada en primera vuelta. El terruño norteño, histórico para la nación por haber congregado a los independentistas en 1.816, se vistió de pieza clave en las chances de conquistar el cometido del FpV.
La visita de Scioli, pero también la de Fernández, la de gobernadores norteños y la de otros dirigentes nacionales, no hizo más que confirmar el relieve de la elección. Con ese gesto se ratificó la cohesión entre el kirchnerismo y algunos sectores tradicionales del peronismo, y además se hizo ostensible el envite para los comicios generales por la presidencia: evitar el balotaje.
Visitas de lujo
El apremio por el arribo de Scioli y Fernández se hizo sentir desde muy temprano, incluso antes de tener cifras precisas. En los pasillos primaban las especulaciones sobre esas presencias, se preguntaba sí vendrían, cuándo llegarían, en qué medio de transporte, y quiénes serían los dirigentes que los acompañarían.
Finalmente tanto Scioli como Aníbal desembarcaron en Tucumán. La confirmación se la tuvo antes que aparecieran en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, de hecho se supo que llegaron en vuelos separados y que se encontraron en el aeropuerto.
La prensa preparaba sus cañones para el inminente arribo al tiempo que los presentes en el búnker se ufanaban de la visita de esos foráneos de envergadura. La Casa de Gobierno concentró todo su destello en el Salón Blanco. Allí se albergaron los murmullos socarrones, esperanzados de repetir un triunfo, tal como sucedió en las PASO nacionales del pasado 9 de agosto cuando la fórmula Scioli-Zannini alcanzó el 59% de los votos.
La expectativa fue virando hacia el nerviosismo y hasta se escuchó a una remilgada señora anunciar que “en ocho minutos llega Daniel”, en clara alusión al gobernador bonaerense. La ansiedad causó un impacto notorio, las jarras con bebidas de las mesas redondas del salón, fueron raudamente secadas. Por unos momentos todos en el búnker sorbían o fumaban en alguno de los ventanales del pasillo adyacente.
Las corridas que emprendieron los distraídos, que en algunos casos pululaban las zonas lindantes al Salón Blanco, alertaron sobre el desembarco de Scioli. Tras saludar fugazmente a los arrebatados que le extendieron la mano, el candidato presidencial fue acorralado por la avidez de los periodistas. La nacionalización de la elección se notó no sólo en la llegada de los dirigentes, sino también en los enviados especiales que destinaron los medios de prensa más renombrados del país.
Una vez hubo cumplido con las atenciones políticamente correctas, Scioli entró directamente al despacho del gobernador Alperovich, candidato a senador nacional. Allí se atrincheraron también Juan Manzur, y los demás referentes que viajaron hasta el Jardín de la República. Seguramente habrían de aguardar datos oficiales que marquen tendencia para hacer una nueva y definitiva aparición.
Para el centenar de personas que colmaron la Casa de Gobierno, la certeza del arribo de Scioli y otros dirigentes nacionales bastó para suscitar sosiego, relajación y displicencia. Más aún los primeros datos oficiales, aunque escasos, inyectaron más moral a los presentes, porque en ellos Manzur se imponía sobre Cano incluso en San Miguel.
Denuncias de la oposición
A la medianoche los apoderados de la lista Acuerdo Para el Bicentenario, que elevaban la candidatura de Cano para la gobernación, presentaron una solitud al Juzgado Electoral de Tucumán requiriendo que se invalide el escrutinio provisorio, que por aquel momento era incipiente, expresando su voluntad de que se abran todas las urnas en el escrutinio definitivo, y agregando que se cese inmediatamente con la publicación del escrutinio provisorio para no generar tendencias en la opinión pública con datos que podían estar sujetos a defectos.
Se encargaron de hacer la presentación cuando el escrutinio provisorio oscilaba el 3% del padrón escrutado, es decir cuando no había aún una tendencia marcada, aunque resaltaron que no era casualidad que hubiesen optado por empezar el cómputo de las zonas del interior donde ganaba Manzur. De hecho las primeras cifras que se conocieron llegaban a darle un 80% de los votos al oficialista.
Los opositores argumentaron su presentación en extorciones, en discordancias de actas, en telegramas mal llenados por las autoridades de mesas y además en todo un día electoral minado de irregularidades y violencia. No se les dio lugar a la anulación del provisorio, pero posiblemente insistan para que se abran todas las urnas en el definitivo.
En el búnker opositor, previo a que se trasladaran a hacer esta presentación a las autoridades electorales, hicieron una fugaz aparición Mauricio Macri y Ernesto Sánz, que concordaron en enfocar sus discursos en las desavenencias de la jornada comicial.
Números oficiales
Ya con más del 80% de los votos el FpV tucumano se impone por más de 14 puntos en la terna a gobernador. Manzur alcanza un 54% mientras que el opositor Cano se queda con un 40% de los sufragios. Le sigue, con preocupante bagaje histórico y portación de apellido, Ricardo Bussi, hijo del golpista.
En San Miguel por otra parte retiene la intendencia la oposición, donde German Alfaro de Acuerdo Para el Bicentenario asumirá como reemplazante de Domingo Amaya. Este último fue compañero de fórmula de Cano en la categoría de gobernador y vice.