Alfredo Olmedo quiere volver al congreso nacional pero las encuestas lo muestran por debajo de Miguel Nanni. El recuerdo de sus proyectos absurdos como la castración a violadores, su oposición a proyectos de ampliación de derechos como el matrimonio igualitario y los malos resultados electorales le restan chances. (R.M.)
Después de haber fracasado en las elecciones provinciales como candidato a vicegobernador del romerismo y haber sufrido la silenciosa humillación disfrazada de estrategia política que lo invisibilizó durante la campaña, borrándolo de afiches y spots, Alfredo Olmedo volvió al sitio donde más cómodo se siente: su espacio propio. Desde allí buscará ser nuevamente electo diputado nacional por Salta. El proceso, sin embargo, no le está siendo fácil. Y es que aun cuando su figura posee un alto grado de reconocimiento provincial, su apellido terminó asociado a propuestas impracticables cuando no absurdas y otras de impronta fuertemente antidemocráticas como su oposición a todas las políticas de ampliación de derechos que se popularizaron en los últimos cinco años.
Alfredo Olmedo fue electo en 2009 para ocupar una banca en el Congreso Nacional. Fue su primer triunfo, impulsado por la novedad de un candidato atípico que vestía gorra y campera amarilla, pregonaba propuestas llamativas y regalaba motocicletas y electrodomésticos en festivales gratuitos, aprovechando la fortuna casi incalculable que poseía gracias al imperio sojero creado por su padre. Una especie de Ricardo Fort de la política. Sobre el final de su período, en 2013, Olmedo aseguraba que era “el diputado nacional con más leyes aprobadas en la historia de la democracia argentina en un período legislativo”. Afirmaba haber presentado 150 proyectos y haber obtenido 10 leyes.
Ya ese año los medios sospechaban. El diario El Tribuno aseguraba en octubre que de acuerdo a la página oficial de la Cámara de Diputados, Olmedo había presentado 59 proyectos y sus pares solo habían tenido en cuenta cuatro. Figuraba como “tenido a la vista” un solo proyecto sobre modificaciones para el Impuesto a las Ganancias. En realidad, decía el matutino, se había aprobado el texto enviado por el Poder Ejecutivo, pero en el Congreso se adjuntaron todos los proyectos sobre el tema, 33 en total. Además, un proyecto suyo se había sumado a otros treinta para legislar sobre la fertilización asistida y lo mismo había ocurrido con las leyes de avenimiento y de corresponsales en el exterior.
Un solo proyecto de ley de su autoría fue aprobado: establecer el 1 de julio de como el Día nacional del cronista de prensa, en radio y televisión. Además, tuvo cuatro proyectos de Resolución aprobados en Diputados. Tres de su autoría y uno en conjunto.
Mucho ruido y pocas leyes
Durante su etapa legislativa, Alfredo Olmedo obtuvo trascendencia mediática y estuvo en boca de todos no tanto por su aporte a la democracia sino por sus propuestas bizarras de ultraderecha. El caballito de batalla del inicio fue su proyecto de instalar el Servicio Militar Obligatorio Comunitario. Olmedo quería implementarlo como una medida para reinsertar en la sociedad a delincuentes y a jóvenes sin recursos. “La mayoría del pueblo quiere que vuelva el servicio militar obligatorio”, aseguraba por entonces.
En mayo de 2012, presentó un proyecto que proponía la creación, tanto en ambientes públicos como privados, de un baño para travestis.
“No es (una propuesta) discriminatoria sino todo lo contrario, es en respeto de este género nuevo. Hoy algunos travestis optan por entrar al baño de mujeres y otros al de hombres, esto les genera un problema y hay que darles una solución. Todos sabemos que Dios creó al hombre y a la mujer, pero si hay quienes piensan distinto se les debe dar una respuesta”, opinaba Olmedo entonces, según citaba Infobae. La idea era “dar solución a un problema que se acrecienta y es la presencia de homosexuales en los espacios públicos o de esparcimiento, a quienes la situación se les complica a la hora de querer utilizar sanitarios, lo que generalmente crea confusión”.
No fue la primera vez que Olmedo recibió el repudio de la comunidad LGBT en particular. Durante el debate por el matrimonio igualitario, el salteño sobresalía gracias a sus declaraciones, como las que realizó en la televisión, frente a Jorge Lanata: “Yo tengo la mente cerrada y la cola también”. Además, dijo: “Si se aprueba la ley que permite el matrimonio gay se va a estar atacando el valor más sano de una sociedad que es la familia”.
También propuso castrar químicamente a los violadores. Para impulsar su proyecto utilizó spots polémicos.
Además, Olmedo propuso multar a los tutores de menores de 16 años que permanezcan en la vía pública pasadas las 12 de la noche. También se mostró a favor de endurecer las penas y de bajar la edad de imputabilidad
Cuestionado
En 2011, la diputada Victoria Donda, presidenta de la comisión de Derechos Humanos, aseguró que impulsaría una investigación contra Olmedo por las denuncias sobre trabajo irregular que habían recaído sobre su empresa. “La finca AHO, propiedad del diputado nacional Alfredo Horacio Olmedo, fue clausurada por ser detectado por la AFIP un grupo de más de 360 trabajadores viviendo en condiciones insalubres e indignas. Esta situación vulnera las garantías fundamentales de nuestra Carta Magna y todos los instrumentos internacionales sobre derechos humanos, como ser derecho a trabajar en condiciones dignas y todas las demás normas que protegen a los trabajadores, a la salud y prohibición del trabajo infantil para su propio provecho”, declaraba Donda.
En 2013, Donda aseguró que Olmedo no leía la Constitución y se escondía “bajo los pantalones de Urtubey”. El sojero tuvo una respuesta a su altura: la calificó como una mujer “adicta a las drogas” con la que no se puede hablar.