El diputado provincial ya se había puesto como loco con la educación sexual integral.

Después de que se conociera que el Ministerio de Salud de la Nación intentó adquirir, vía licitación pública, dispensers de preservativos, penes de madera y maletines para utilizarlos como materiales de promoción para prevenir enfermedades de transmisión sexual, el que salió a criticar fue, predeciblemente, Andrés Suriani, quien ya se había opuesto a la Educación Sexual. La compra de 10.000 penes de madera pulida, por 13 millones de pesos fue la excusa perfecta para que saliera a caretear.

“Un gobierno que empobreció económica y culturalmente al país, hoy da muestra de su acción casi criminal, no es chiste”, dijo Andrés Suriani.
La frase podría haber sido pronunciada también durante los últimos dos años del macrismo y hubiera descripto perfectamente la situación económica y social. Y eso que Macri no enfrentó una pandemia.
Si bien estamos de acuerdo en que, tal vez, no era el momento para hacer esta compra, Suriani tendría que ver el lado positivo: sin ESI, sin educación sexual, habrá más pobres que él podrá abrazar por un voto y subir esos videos horribles usando a la gente.
“En plena pandemia elige gastar una fortuna para comprar penes de madera, antes de escuchar el desesperado pedido por vacunas de familias de niños y adolescentes con discapacidad, entre otras urgencias”, también dijo Suriani.
Es bueno que ahora el muchacho del PRO le exija al gobierno vacunas. Hasta hace tres meses, los integrantes de su partido decían que eran veneno, sugerían tomar dióxido de cloro en vez de vacunarse y hasta hacían marcha antibarbijos.