A cinco meses del inicio de campaña, la disputa por la administración municipal ofrece poco debate teniendo en cuenta la cantidad de nombres que aparecen en la lista para suceder a Sáenz. (Nicolás Bignante)

Los murmullos que envuelven el debate sobre la sucesión de Juan Urtubey en la provincia, al menos al día de hoy, eclipsan por completo la compulsa que algunos dirigentes pretenden dar por la intendencia de la ciudad de Salta. El debate municipal -hoy circunscripto al estado de las calles, los efectos de las lluvias, las obras en los barrios y los reclamos de trabajadores del municipio- no parece ser la plataforma de discusión preferida por la clase política.

Mientras la contienda provincial y sus actores hegemonizan el escenario político, son pocos los que se adentran en la controversia comunal y hacen de ella una bandera.

Al margen de planteos históricos que se empantanan en el recinto del edifico de avenida del Líbano, el reloj de la política parece indicar que la discusión por la sucesión de Gustavo Sáenz viene un poco demorada.

Aún en ese contexto, no son pocos los nombres que ya empiezan a danzar como posibles contendientes en el plano local. Los hay de toda naturaleza: Los que no hallaron espacios de disputa en otras categorías, los que se ven sometidos a los designios de más arriba -léase Nación o Provincia- y los que -nobleza obliga- tienen genuinas aspiraciones de disputar la intendencia. De poco serviría a estas alturas traer a colación algunas encuestas ya que, insistimos, el desfasaje temporal respecto al debate provincial impide al electorado vincular los nombres propios a la pugna municipal.

No obstante hay excepciones. Desde que el intendente Gustavo Sáenz decidió pasar del amparo del massismo a ponerse bajo el paraguas de Nación, las posibilidades de Martín Grande de ser el representante de Cambiemos con más poder en Salta se redujeron a cero. Desde entonces, todas las encuestadoras lo ubican en sus formularios como candidato a intendente. El diputado ultramacrista, célebre por sus lacrimógenas intervenciones en el congreso, hace honor a su condición de hombre de pocas palabras y guarda silencio al respecto. En su entorno todavía hay quienes aducen que, si desde Buenos Aires se dispone que el periodista sea el candidato de Macri en Salta para la gobernación en lugar de Sáenz, la intendencia no sería una opción. Sea como sea, el dipu-vago deberá cargar el ancla de ser el alfil de Macri en la capital provincial, donde la imagen positiva del presidente no llega al 20%.

Casi con la misma intensidad se escucha nombrar al cumbiero David Leiva. El peronismo, de hecho, da señales de querer encolumnarse detrás de su figura, pero el referente de Memoria y Movilización no parece muy entusiasmado. Tal es así que el mismo Santiago Godoy le enrostró el hecho de que no tenga ningún proyecto a seis meses de los comicios.

Por detrás aparecen otros nombres y nuevas incógnitas. Bettina Romero, quien supo liderar la categoría a diputado provincial años atrás, mantuvo reuniones con el intendente en pos de un armado provincial. No obstante la candidatura de su padre y la posibilidad de repetir apellidos significa un reparo contundente en sus aspiraciones. A esto debe sumarse que Matías Posadas pretende ser ungido también dentro de ese espacio como candidato tras el fracaso electoral de 2015.

El PRO duro de Suriani apuesta a despegar el sello Cambiemos del fracaso macrista interpelando a los sectores más cavernarios del electorado. De esta forma, intentará conservar la estructura partidaria a su favor, evadiendo el debate económico y enarbolando la bandera de la curia, los «valores» y el salteñaje.

Todavía más atrás aparecen otros actores. La comisionada a cargo de la defensoría del pueblo, Frida Fonseca, deja todas las puertas abiertas, no sin mencionar que los vecinos le piden que dispute la administración municipal. De ser así, la ex-concejala isista, deberá consagrarse entre no menos de 7 candidatos que pretenden la unción saenzista, sin descartar entre ellos al presidente del Concejo Deliberante Matías Cánepa.

Gastón Galíndez, el radical Héctor Chibán y el mediático Emiliano Durand abultan la lista de los que pretenden suceder a Ruberto Sáenz y aguardan el momento para abandonar el misterio.