Salta podría ser escenario de una particular oferta turística: la ruta del origen de la Tierra. La autora del proyecto es una cordobesa becada del CONICEF que tras descubrir en el 2009 ecosistemas primitivos en humedales andinos presentes en Salta, ha generado proyectos escolares, culturales y turísticos.

La incubadora del proyecto es María Eugenia Farías que nació en Córdoba, se radicó en Tucumán donde se recibió de Bióloga y posee un doctorado en Microbiología. Es investigadora del Conicet y está a cargo del Laboratorio de Investigaciones Microbiológicas de Lagunas Andinas (LIMLA), donde desde el año 2004 trabaja en el estudio de la microbiología de los salares y lagunas de la puna andina.

En ese marco, la científica sostiene que si quisiéramos buscar pistas acerca de los orígenes de la vida en la Tierra no tendríamos que irnos tan lejos. Las lagunas de Socompa (Atacama) y otros humedales andinos conservan ecosistemas primitivos que explican cómo fue posible el desarrollo de la vida. Este hallazgo ha traído consigo consecuencias sociales, educativas y culturales que involucran a las comunidades cercanas como Antofagasta, donde un grupo de estudiantes de la Escuela Antofagasta de la Sierra pasaron a la instancia provincial con su proyecto de los microbialitos de Pozo Bravo.

En ese marco, el mes que viene se presentará en Tolar Grande y en Salta el libro de divulgación científica “La Puna y la Tierra Primitiva” financiado por el gobierno de Salta.

Para que se entienda, estos microorganismos pueden adoptar diferentes formas: estromatolitos, evaporitas y tapetes bacterianos. Gracias a estos descubrimientos -explica la investigadora- la puna andina ha demostrado ser un reservorio de biodiversidad microscópica que puede hacernos viajar a los orígenes de la vida en la Tierra hace 4.000 millones de años.

“Puede llevarnos a intuir cómo podría ser la vida en otros planetas y puede dar lugar a desarrollos en el área de la biotecnología. El estudio integral de estos ecosistemas, su valoración patrimonial y su preservación integral son un desafío que enfrentamos no solo los científicos sino también como sociedad”, señaló la científica.

Posteriores descubrimientos se hicieron en el Salar de Antofalla, en Catamarca, donde se han reportado dos humedales más habitados por estromatolitos, microbialitos y tapetes microbianos vivos que datan de hace 3.400 millones años. En La Laguna Diamante dentro del Volcán Galan, en la puna de Catamarca a 4.650 msnm, se reportó un hallazgo similar. Allí las condiciones son de alta radiación UV, alta salinidad y alcalinidad y con los niveles de arsénico más altos del planeta. “En esa laguna no solo hay microbialitos, sino también unos cristales rojos formados por las arqueas (organismos unicelulares parecidos a las bacterias, pero originados hace 3.000 millones de años) hipertolerantes a la sal y capaces de usar el arsénico como fuente de energía”, añadió Farías.