Los bocinazos de los abogados fue respondida con la renovación otro seis años más como Juez de Corte, a Fabian Vittar, sin que este se haya siquiera despeinado con la falta de los cien palos que le dio el ex ministro de Justicia Germán Garabano para que instalara en Salta, el expediente digital. Por Doctor D. Morando
O hay falta de reacción, es decir anestesia total (los más viejitos le llamaban pentotal), o hay que bajárse los pantalones para que la realidad nos lleve puestos a todos. Después de la peor semana del gobierno provincial, reconocida por la mayoría de sus integrantes, todo parecía indicar que seguirían otro camino. Lo cierto es que la semana terminó con dos episodios que hicieron ruido. La lectura de los bocinazos de los abogados fue respondida con la renovación otro seis años más como Juez de Corte, a Fabian Vittar, sin que este se haya siquiera despeinado con la falta de los cien palos que le dio el ex ministro de Justicia Germán Garabano para que instalara en Salta, el expediente digital.
Un reconocido abogado, apodó Frankestein a lo que la Corte de Justicia llama “digitalización”: Vos presentás un escrito virtual, que lo bajan al expediente papel .Es decir, una joda. La plata nunca apareció, ni aparecerá, pese a que hubo una gestión de buenos oficios para que un abogado con olor a cirio desembarcara en la Corte y pusiera algo de la tarasca. En la Corte, algunos jueces empezaron a alejarse de un problema que estalla en cualquier momento. Incluso ya se comenta que puede ver la luz, una denuncia penal donde se investigue en serio, y como es sabido, las consecuencias pueden ser catastróficas. A todo esto, los abogados se preguntan si Ricardo Villada o Diego Pérez son sordos y no escucharon el tronar de las bocinas, o si no se enteraron del malhumor reinante a la vuelta de la Ciudad Judicial.
Precisamente, si por primera vez los abogados salieron a la calle para que les abran los tribunales, que están cerrados hace seis meses, la respuesta no podía ser la renovación de Vittar, dicen indignados los habitantes de cuervolandia. Es como tirarle nafta al fuego. A esto se agrega el inico de la enésima “Operación Payasada”, que consiste en obligar a jueces, funcionarios y empleados que adhieran al propuesto, en un proceso degenerado que antes se llamaba de postulación pública, y ahora cambió por proceso de pustulación pública, por el olor a pus que tiene. Suena a joda, en medio de la pandemia salir a juntar firmas para un juez que se le escurrió la guita como lavarropas desagotando. ¿Qué le pasa a Gustavo? Se preguntan algunos.
Pero como todos los días explota un quilombo nuevo, el segundo papelón se tradujo en una opereta que rápidamente fue desactivada. Se trata de la truchada de auto creído influyente delegado de la Casa de Salta, Martín “el mono” Plaza. El mismo que le metió una llamadita de teléfono a Nahuel Sánchez por una nota tan inocente como Blanca Nieves de la AM 750 emisora que dirige. En un apriete de cuarta y sin prever que podía estar siendo grabado, manifestaba el funcionario, que Gustavo andaba endiablao (textual) con la notita en cuestión. Sánchez coleccionó adhesiones durante un día pero al anochecer, apareció en una escena de culebrón mexicano con final feliz, fumando la pipa de la paz y exigiendo una serie de medidas plasmadas en un petitorio.
La cantidad de puteadas por segundo que recogió Plaza, no le deben haber alcanzado para que las orejas no se le pongan rojas como tomate. Así se puso en marcha la “Operación Culpable” que en criollo quiere decir que el Mono debía bajarse los lienzos, eso sí, sin renunciar a su cargo después de semejante papelón. Junto con eso, la teoría de todos los conspiradores alcahuetes. Que si lo mandó Gustavo, que si no lo mandó y así sucedieron las elucubraciones. Parece que el Mono, según cuentan en Casa de Salta, es famoso por mandarse la parte en nombre de la amistad con el gobernador. Parece que en la fallida historieta del apriete, se mandó solito para hacerse el pesado o el influyente. La verdad que quedó sin mencionarlo, como el producto de látex que viene de distintas marcas, colores, y texturas.
Lo cierto es que desde interceder en la Cámara Federal con su amigo Rabbi Baldi, hasta organizar alguna fiesta si la noche está buena (por que conserva sus veleidades de galán), nadie se explica cómo no le pegaron una patada en el trasero a un tipo que hasta el momento del apriete, posteriormente recompensado, aspiraba a ser Juez de la Corte de Justicia. Lo que están complicaditos son los reflejos.
Si el número puesto era el Mono, como lo anunció Cuarto Poder y nadie salió a desmentirlo hasta el apriete al director de la 750, hay cantidades de abogadas y abogados para cubrir la vacante, pero la solución no era Vittar. Como dijo un conspicuo integrante del Focis, esto fue como administrar purga para la diarrea. En tanto, los salteños estamos en la tribuna virtual, mirando todo lo que pasa. Y es fierito lo que pasa.