El diario Perfil comprobó que existe una lápida apócrifa en una tumba colectiva del cementerio de Darwin, en Malvinas. Allí yacen cuatro soldados argentinos que fueron mal nominados. Uno de ellos es el salteño Luis Guillermo Sevilla.
La investigación periodística indica que María de las Mercedes Morales visitó las islas Malvinas en noviembre de 1997 llevando una placa de madera tallada con el nombre del soldado Héctor Walter Aguirre. Como María no supo dónde colocarla porque los restos de su esposo no habían sido identificados después de la guerra, le dijeron que “si no encontraba a Walter, pusiera las flores en una tumba al azar –declaro al santiagueña a PERFIL– Así que anduve caminando por el cementerio hasta que elegí una cruz cualquiera y dejé las cosas que había llevado para él. Yo sé que los restos de mi marido están ahí, en Darwin, pero en qué lugar exacto, yo no sé”.
En 2009 le tocó el turno a María Soledad Aguirre, hija de María y Walter, quien hizo su propio viaje a las islas en busca de algún rastro de su padre a quien no llegó a conocer. Para entonces el cementerio de Darwin, remodelado en 2004, se parecía poco al sitio que varios años antes había visitado su mamá y esa vez el nombre de Héctor Walter Aguirre sí figuraba en una lápida pero de mármol en el sector norte (C) del cementerio, primera hilera, tumba número 10. Eso no era todo: los restos de su padre compartían fosa con otros tres caídos en el campo de batalla: Mario Ramón Luna, Julio Ricardo Sánchez y Luis Guillermo Sevilla.
Este último es salteño. Oriundo de Rosario de la Frontera y que llego a la guerra con 18 años tras una dura infancia y adolescencia como alguna vez lo mostro Cuarto Poder. Su madre se llama Cristina Lera y también habló con Perfil para declarar que jamás tuvo idea del paradero cierto de los restos de Luis. Se quedó anclada en una versión incomprobable que, según recuerda, le llevaron unos “comodoros de la Fuerza Aérea” apenas terminó el conflicto bélico. “El cementerio es un simulacro –asevera doña Cristina–. Después de la guerra, a mí me dijeron que los huesos de mi hijo estaban en las fosas comunes. ¡Mi hijo! ¡En un pozo como los animalitos!”.
Hoy los cuatro nombres siguen allí. La tumba colectiva C.1.10 de Darwin no fue analizada por los expertos forenses del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) que este año exhumaron 121 tumbas con la inscripción “Soldado argentino sólo conocido por Dios” para identificar mediante análisis de ADN los restos de soldados argentinos NN.
El problema según pudo comprobar el diario, es que la lápida de la tumba C.1.10 está mal nominada. Los registros originales del cementerio indican que en esa fosa fueron sepultados como NN los restos de cuatro tripulantes de una aeronave hallados en Monte Kent, cerca de Puerto Argentino. Esa información concuerda en el caso de Sánchez, pero es inconsistente en los casos de Aguirre, Sevilla y Luna, quienes murieron a varios kilómetros de allí, durante un ataque inglés contra la Base Aérea Militar Cóndor cerca de Pradera del Ganso, en la zona de Darwin.
Nadie explica por qué, cómo ni cuándo ocurrió, pero en el cementerio de Malvinas hay cuatro soldados NN invisibilizados por una lápida apócrifa.