Muchos asesores y muy grandes sueldos, para tan pocos proyectos. Ponemos bajo la lupa la labor legislativa de Nora Giménez, Sergio Leavy y Juan Romero.

Por Lucas Sorrentino

Hace unos días, medios nacionales publicaron un ranking de los senadores nacionales más ricos y sorprendió ver entre los primeros 10 puestos a dos salteños: Juan Carlos Romero y Sergio Leavy.

No está mal, por eso, ver cuál ha sido la labor legislativa de estos representantes de Salta.

Nora Giménez, émula de Fanny Ceballos

La senadora del Frente de Todos presentó casi un centenar de proyectos como firmante. Es, por lejos, la legisladora salteña con mayor producción. Visto, así, de lejos, con la frialdad de los números, parece ser merecedora de ser catalogada como la empleada del mes. Pero alcanza con dar un rápido vistazo a esos proyectos para notar que Giménez incurre en lo que en Salta se conoce como fannyceballismo: inflar la producción con proyectos intrascendentes y declaraciones absurdas que no le cambian la vida a nadie. Los proyectos de Ley son mínimos y erróneos en la producción de esta legisladora.

Vamos a citar solo algunos de estos fannyceballismos:

¿Por qué una legisladora de Salta «expresa beneplácito por el «200 aniversario» de la fundación de la Universidad Nacional de Buenos Aires». Proyecto de declaración que adhiere a la conmemoración del «día mundial de los océanos». Otro proyecto: día de la Antártida, el 22 de febrero. Otro: día mundial de la justicia social, los 20 de febrero. También presentó un proyecto para adherir a la conmemoración del aniversario de Juan Manuel de Rosas, el 14 de marzo.
¿Para esto Giménez tiene una decena de asesores? Parece que el team Giménez se limita a hojear un libro de efemérides para armar un proyecto. En algunos casos, los asesores ni siquiera pueden esperar que se cumpla un número redondo: «el 15 de marzo de este año presentó un proyecto para expresar beneplácito por los 8 años de la consagración del santo padre Papa Francisco». Hay otro por los 49 años de algo… ¿No podía esperar un año más?

Este tsunami de proyectos innecesarios termina opacando algunos más interesantes. Como, por ejemplo, uno en el que expresa preocupación por la criminalización de la doctora de Tartagal que realizó un aborto. O el proyecto de ley para prorrogar la emergencia territorial indígena, incluso el proyecto en el que solicitó informes sobre el plan contra el hambre en los pueblos originarios o el proyecto de ley para ampliar la seguridad social de los trabajadores rurales temporarios y permanentes.

Un oso dormilón

Sergio Leavy presentó menos de la mitad de proyectos que su compañera Nora Giménez. Si bien, Leavy también la fannyceballea de vez en cuando (hay un proyecto para expresar beneplácito por la nominación al premio Nobel de la paz a un sacerdote de la consagración Misionera de los padres vicentinos), en general son escasos o por lo menos no predominan.

En el Congreso, Leavy pidió garantizar a los agentes de aduana y migraciones el acceso prioritario a la vacunación contra el covid, hubo otros para mejorar el acceso de gas en el Norte.

Leavy también presentó un proyecto para repudiar «el abuso de poder de la Justicia salteña en la causa de Luján Peñalva»

También pidió tarifa diferencial para zonas cálidas.

El proyecto más cuestionable del representante salteño es este: pide que se derogue la transferencia a la municipalidad de Salta del inmueble, propiedad del Estado Nacional, correspondiente al edificio conocido como «La Palúdica». Es verdad, que ese espacio iba a ser un gran centro cultural y que nadie hizo nada. Pero eso no quiere decir que no se puede hacer algo todavía.

Juan  Romero

El exgobernador presentó más de 50 proyectos, muchos de ellos son remakes de viejos proyectos que nunca se aprobaron.

Presentó un proyecto de protección integral de los derechos de los adultos mayores. Pidió que se le entrega a la liga de fútbol de Rosario de la Frontera un inmueble de propiedad nacional.

Asimismo, solicitó que se incorpore al plan médico obligatorio el test del virus del papiloma humano.

Romero casi no fannyceballea. Y cuando lo hace, tiene un motivo ideológico. Por ejemplo, presentó un proyecto que «repudia a las violaciones a los derechos humanos en países de América Latina, especialmente Cuba».

Como si durante su gestión como gobernador las comisarías no hubieran sido lugares donde se torturaba a diario.