La pelea entre Elisa Carrió y Ricardo Lorenzetti no tiene techo por ahora. El presidente de la Corte Suprema le mandó a la diputada una nueva carta anunciándole que le iniciará una demanda civil destinado a obtener un resarcimiento económico.

En la presentación la acusa de pretender difamarlo con falsedades, de desatar una “guerra política” y de intentar presionarlo, entre otras cosas para que incida sobre los jueces que la investigan por presunto enriquecimiento ilícito. Carrió pidió el juicio político del juez supremo dos semanas atrás, como respuesta a la primera a la primera carta documento donde le exigía que se retractara por endilgarle un manejo espurio de los fondos del Poder Judicial y por arrogarse facultades legislativas. El fin de semana ella volvió a la carga en el programa de Mirtha Legrand, al ritmo de los rumores sobre su candidatura en la Ciudad.

El Gobierno se repartió así: Mauricio Macri salió al rescate de Carrió en lo que atañe a la causa por enriquecimiento ilícito, dijo que “confía plenamente en ella” y en su “calidad moral”. Gabriela Michetti, en cambio, acotó que discrepaba con las imputaciones de la dirigente de la Coalición Cívica para llevar a Lorenzetti a juicio político, aunque la considera una persona que le hace bien al país. Ese evidente que el efecto de la batalla constante de Carrió -que por lo general busca figuras relevantes para ubicarse en las noticias– contra Lorenzetti, le viene bien a la Casa Rosada por el efecto de desgaste que tiene sobre el supremo, incluso si en el Congreso no prospera el juicio político. Pero más útil todavía parecería ser para Carrió, que lo convierte en uno de sus principales caballitos de batalla en momentos en que apuesta a su posicionamiento personal.

Lorenzetti se buscó un asesor llamativo para que lo guíe en este contexto: el presidente del Colegio de Abogados, Jorge Rizzo, el mismo que ayudó al fallecido Carlos Fayt en la época en que creció la controversia porque seguía en la Corte a los 97 años. Rizzo es un hombre que mantiene diálogo fluido con macristas y peronistas. El fue quien estuvo detrás de la carta documento de ayer y quien salió a hablar por Lorenzetti, que incluso en el texto le dice a Carrió que se aprovecha de que él no se puede subir a un escándalo público. “A Carrió lo que le importa ahora son las elecciones de octubre, y su especialidad es pelear contra los poderosos para tratar de fortalecerse”, le dijo Rizzo a este diario.

“Usted persiste en su actitud difamatoria”, le dice Lorenzetti a Carrió en la carta documento, y dice que esto sucede desde enero de 2015. Le reprocha que no fue a consultar documentación que puso a su disposición, que le endilga a él decisiones que tomó toda la Corte y que nunca el Consejo de la Magistratura se quejó formalmente de ningún problema con la administración de los fondos. Lorenzetti también acusa a Carrió de intentar “modificar las autoridades de la Corte”, “modificar el sentido de sentencias del tribunal cuando una de las partes es persona de su amistad” y “pretende que los jueces no investiguen su patrimonio”. “Pretende que yo incida sobre la decisión de los jueces de grado, lo que me está prohibido”, le advierte. “Es grave la afectación de la independencia judicial”, agrega. “El tribunal no acepta ni aceptará presiones”, aclara.

El juez le advierte a Carrió que no tiene nada que ver con la denuncia por enriquecimiento ilícito en su contra. El dato sugestivo sobre ese punto es que fue la Sala II de la Cámara Federal la que, la semana pasada, casualmente ordenó reabrir la causa por el supuesto aumento patrimonial de Carrió, originada con una denuncia de Saúl Enrique Paz, que había cerrado el juez federal Daniel Rafecas. El fallo lleva las firmas de Martín Irurzun y Eduardo Farah. Irurzun tiene una estrecha relación con Lorenzetti, a punto tal que es el hombre que el supremo puso a cargo del sistema de escuchas. Hay otra denuncia muy similar contra la diputada, que tramita en el juzgado de Luis Rodríguez. La lógica es que se junten. El principal reproche es que no podría explicar viajes que hizo entre febrero de 2013 y mayo de 2015, por los que se ausentó 103 días, y que siempre habría hecho con la agencia Fun Time/Firenze Viajes, de su amiga Lili Miedvietzky, con quien también habría compartido viajes. La mujer es hija de Herman Miedvietzky, del grupo chaqueño Amarilla Gas, que domina el negocio de las garrafas de gas licuado en buena parte del litoral.

Después de la reapertura de esa denuncia en su contra, Carrió volvió correr el foco en sus acusaciones contra Lorenzetti como para que la cuestión de sus gastos y patrimonio quedaran desdibujadas en la agenda pública. El juez dice que cuando la justicia se lo pidió presentó sus declaraciones juradas, y fue desvinculado. “El país espera de nosotros un comportamiento responsable y un espíritu sereno, que no se compadece con una suerte de guerra política que usted ha iniciado en la cual no participaré. No hace bien a la República y tampoco favorece la seguridad jurídica ni el Estado de Derecho”, dice Lorenzetti.

Fuente: Página 12