El empobrecido desempeño del Frente de Todos, en el llamado a generales nacionales del domingo 27 de octubre fue objeto de lecturas con las más diversas explicaciones. Numéricas, nominales y conceptuales. Y hasta algunas que combinan estas tres variables como los casi 45.000 sufragios que la fórmula presidencial triunfante sobrepasó a su propio postulante a Diputado nacional, Lucas Godoy. F.P.

En el bunker del FdeT hilvanaron una evaluación autocrítica, según la cual la reminiscencia político-filiatoria del aspirante a la Cámara baja nacional mantiene la tradición pejotiana del sector: contabilizar sufragios con pulgar e índice. Esta diatriba, concentrada únicamente en el aspecto numérico, sin embargo parece perder de vista una faz cualitativa. La evidencia es que Manuel Santiago Godoy, last of the mohicans en los anteriores comicios, se sobrepuso a los pocos votos obtenidos por el PJ e igual mantuvo un cargo en el que ya lleva dos décadas.

Una pizca de esto y aquello llevó a varios de los dirigentes que pulularon por Zuviría al 800 hacia la revelación que el nexo refractario entre los Godoy y el electorado expresaron el traspié de esta coalición en el principal distrito de la provincia. En efecto, en nuestra ciudad la victoria fue para el candidato a diputado nacional de Juntos x Salta, el radical (¡¡!!) Miguel Nanni Valero, quien aventajó por 35.675 votos a Lucas Godoy.

A partir de idénticos números a la baja en el anterior departamento, Alberto Fernández le sacó en toda la provincia una diferencia de 42.981 votos a su ex candidato a Senador nacional, Sergio Napoleón Leavy. En tanto, medido el mandatario electo contra su ex compañero en la boleta por la categoría a diputado nacional, le dejó a AF una luz de 44.698 sufragios a L. Godoy.

Es probable que estos guarismos motoricen a que diversos dirigentes vuelvan a la carga, en relación al supuesto “piantavotismo” que le asignan a los Godoy. A medida que se va configurando otro dibujo en el mapa político provincial, con nuevas y viejas piezas, en las que el saenzismo y el romerismo emergen como rivales a futuro. Un porvenir que puede estar cerca o lejos, depende del punto de vista que sea evaluado.