Resiliencia, es una palabra que escuchó hace poco y que sin saberlo, representa lo que fue su vida a partir del asesinato de Sabrina. Ella, que luchó a brazo partido en búsqueda de justicia, hasta secársele los ojos de tanto llorar de impotencia y dolor, logró sobreponerse a la tragedia. Ahora, transformada, es capaz de seguir su camino en un país lejano. Se lleva con ella, el amor de una madre a su hija, que nunca muere; y la duda de por qué a Sabrina le quitaron la vida. (Marcela Pérez)
El golpe puede llegar en cualquier momento, sin avisar. Precisamente, es lo que le sucedió a Roxana Belbruno el 14 de marzo de 2008, cuando la vida de su hija Sabrina Berton se detuvo producto de un disparo ejecutado por Aldana Leyseca. Ambas integraban un grupo de hinchas que iba a ver un partido que su club, Central Norte, jugaba contra Gimnasia y Tiro. En Belgrano y 25 de mayo, se produjo el asesinato.
A partir de allí, además de la inmensa pérdida, le llegó a Roxana todo lo que debe atravesar un familiar inmerso en tamaña tragedia: convertirse en detective, perito, abogado, y luchar a brazo partido para que ocho años después, finalmente se condene a la responsable de la muerte a prisión efectiva por homicidio simple.
Hace unos días, Roxana puso en venta sus cosas anunciando que se iba del país, y nosotros, tan acostumbrados a acompañarla en nuestros artículos periodísticos y entrevistas, desde aquel fatídico día nos pusimos en alerta. Por esto de que si ella algo necesita, allí vamos a estar, y esto nos contaba: “Tiene que ver con una decisión a nivel familiar de acercarme a seres queridos que son de mi esposo, que es francés. Decidimos un buen día, dadas las circunstancias al haber perdido a mi única hija, se te pierde un poco el sentido. Después del juicio en 2015, recién comencé mi etapa duelo, de reencuentro conmigo misma, de dejar, de abandonar esa militancia por los pasillos del poder judicial, la concurrencia de abogados, la concurrencia a los medios. Ese espacio de reencuentro conmigo misma, me hizo encontrarme con este vacío de no tener hijos, no tener descendencia, no tener proyección humana a través de los nietos. Se siente y duele, duele enormemente. Al tener ese espacio de nido vacío por razones trágicas, tomé la decisión de cambiar de ambiente. Esas son las razones por las que me voy del país”.
Si hay personas que pueden opinar sobre la justicia, son aquellas que a partir de la pérdida de un familiar, deambulan años en búsqueda de verdad y por eso señala Roxana: “Pasaron tantas cosas a las que estuve que estar muy atenta a nivel de la justicia. Esto que hoy por hoy todo el país está viviendo, estas irregularidades, esta falta de garantías constitucionales frente a derechos que tenemos como ciudadanos, de acceso a la justicia, de impedimentos que debieran de tenerse en cuenta.
«Me parece que la política actual no está teniendo en cuenta esta necesidad que tenemos los ciudadanos, de ética en la justicia»
Este es el poder a donde uno accede a buscar esos límites, que tiene que tener la conducta y el comportamiento humano, cuando en cualquiera de los espacios en donde se desempeña y cuando está tan cuestionada. Y yo la vine cuestionando, y Salta no es ajena; ya en 2018, yo veía irregularidades en el desempeño de los jueces, en el desempeño de los fiscales, desempeño de los abogados también, y los venía señalando. En ese momento, los medios de comunicación aportaron para que yo pueda hacer, prácticamente un diario de cómo le va a un ciudadano cuando tiene que atravesar una instancia de tragedia, de qué es lo que pasa, y le sigue pasando a pesar de que la causa no ha extinguido”.
Y aunque no se crea, en la condena a la asesina de su hija no terminó todo: “En el año 2015, llevamos a juicio a la asesina de mi hija. Hubo una condena al finalizar ese juicio, la mínima, en donde no quedé muy satisfecha, porque en esa condena no se había tenido en cuenta el uso de arma, una serie de cosas que habíamos estimado que eran importantes, que incrementaban la consideración para una condena más fuerte. La mató de un balazo, básicamente la fusiló de un tiro en la vía pública. Una de las sorpresas -entre otras gravísimas que acontecieron durante el juicio- es que al solicitar la exhibición del arma, ésta había sido enviada a ser destruida al RENAR. Nunca me dieron respuestas de quién había dado la orden, ni en qué circunstancias se había procedido a desechar un elemento, el más importante, si se quiere, de las pruebas. Cuando termina del juicio, lejos de partir, la joven condenada, esposada a la cárcel, logra hacerlo en completa libertad. Y tuvimos toda una instancia de 8 meses, que seguir accionando. Tuvo que ser un juez de la corte [Abel Cornejo] quien apeló, se manifestó y expresó señalando de que se trataba de un error y que se debía proceder a la detención. Es así que desde el 5 de Mayo del 2016, ahora van a cumplirse 3 años, de la condena de esta joven”.
Pero aún hay temas pendientes relacionados al caso de Sabrina Berton: “Nosotros hemos atravesado por etapas de cambios de profesionales constantemente, porque veíamos una gran inacción. Más allá de todas las irregularidades que dentro del mecanismo de justicia existían. Vos dirás que con el tema de la condena se termina una etapa. Pero han pasado cuatro años desde la condena, y yo me sigo sintiendo víctima, pero ya no con la energía de luchar para encontrar la extinción de la causa, sobre la cual nadie nos ha informado. Yo ahora contraté los servicios de otro abogado, porque nunca recibí un centavo, a pesar de que la condena tenía una estimación monetaria. Se sabía que había un embargo, se hizo en algún momento una retención sobre el sueldo de Leyseca y quedó en un limbo, en un limbo judicial del que nadie me puede responder. Hace pocos meses, contrato este abogado, y me doy con que no pueden encontrar, han perdido o retenido el expediente del Civil y para darle continuidad, hay que accionar. Yo no sé si tengo muchas ganas de volver a atravesar esta cuestión tan indolente que tiene la justicia con respecto a la información de cuáles son las acciones, para que la extinción de la causa quede cerrada, quede concluida con toda la cuestión monetaria también. Se apuesta al cansancio, a la orfandad total».
«Desde que a vos te pasa la tragedia, durante todo el proceso y cuando uno cree que finaliza con el juicio, la orfandad se siente, porque el mecanismo de justicia se mueve con dinero».
«Es dinero para ponerlo en actividad, es dinero para continuar, para conseguir pruebas, hay que contratar peritos, mantener abogados. Pero cuando vos ya dejas de financiar ese mecanismo, el acceso tuyo como ciudadano para la información, se hace muy difícil”.
En los últimos tiempos, familiares que buscan justicia, hay procedido a realizar escraches públicos a jueces y hasta al propio gobernador, responsabilizándolos por las causas. Le consultamos a Roxana si tenía una opinión formada sobre el tema: “Yo en lo personal no tengo el impulso frente a estas situaciones, de encontrarse cara a cara a quien uno responsabiliza. Hay que tener cuidado de no equivocarse de enemigo. Me parece bien que hay un reclamo, un sentimiento respetable, me parece que por ahí direccionarlo a un poder como al Ejecutivo solamente, no me parece justo. A veces tu problemática hay que localizarla a quienes son los responsables por la situación que uno atraviesa. En su momento el gobernador, por ejemplo, tuvo que ver con una expresión desafortunada o incomoda, pero hay que saber posicionarla. Me parece muy riesgoso tener ese coraje. Yo no lo haría, pero cada quien siente de manera diferente. Yo si tuviera que escrachar, sería al juez que estuvo mayormente en el caso de Sabrina, con un desempeño escrachable. Era él, el responsable de toda la situación que me generó la dilación y todo lo demás”.
Roxana tuvo la oportunidad nada fácil de estar en el juicio, cara a cara con la asesina de su hija, y por eso le preguntamos cuál fue su sentimiento: “Sentí su burla, sentí su sorna. Su comportamiento durante esos días fue de absoluta irrespetuosidad, no con palabras si no con su comportamiento. También la irrespetuosidad por las redes sociales, donde se burlaba, lejos de defender su posición o estar preocupada, hacia críticas muy insultantes hacia mi persona, fue muy desagradable. Esperable de alguien que es capaz de semejante acto, como el que cometió”.
Y el mensaje para quienes atraviesan una situación similar parte desde los años de lucha: “Me gustaría dejar como mensaje, que de todas las cosas uno aprende. El otro día escuchaba una cosa pequeñita, un comentario que hacía un psicólogo, esto de la resiliencia. Yo sin conocer la palabra y su significado, creo que las víctimas canalizamos el dolor de muchas maneras para superar lo traumático. Y la resiliencia es esa capacidad de combatir el dolor, de superar el dolor con una acción que pueda mitigar todo lo que uno atraviesa, es importante que toda persona que es tocada o llamada a la puerta por la tragedia, active de alguna manera esa capacidad de superar el trauma, y en este caso cuando las cosas se ponen difícil en Justicia, es luchar. Más allá que uno no llegue a comprender absolutamente todo, es importante el compromiso de la familia en conocer para poder dirigir las acciones en la justicia, porque las decisiones la toman los abogados, y los riesgos la paga la víctima”.
Y esto de la resiliencia, lleva a Roxana a partir del lugar donde disfrutó la felicidad de una hija y a la vez la tragedia de su pérdida física. Le esperan nuevos aires y nos dice al despedirse: “La gran frustración mía, que me llevo a donde me voy a fundar un nuevo nido, es por qué Aldana Leyseca mató a mi hija. Nunca pude acceder a una respuesta porque la justicia jamás la sentó, jamás declaró durante los días del juicio. Me quedó esa frustración de desconocer cuál fue el motivo y es un gran dolor que me llevo, de desconocer el por qué”.