El fantasma de la candidatura se agita cada vez con más fuerza. ¿Es la única carta que tiene para jugar el actual senador nacional?
Romero entregando becas en Pichanal, Romero visitando a los titulares de la Cámara de Comercio, Romero posando como alguien que acaba de decir algo inteligente en una reunión con diputados locales. Los ejemplos abundan: el senador nacional y exgobernador reactivó las redes sociales y ya es indiscutible que está en modo campaña.
Días atrás, La Diputada Silvia Varg, de Un Cambio para Salta, fue una de las primeras en agitar la candidatura de Romero a gobernador.
“Romero sabe cómo sacar a esta provincia de la postración en la que se encuentra”, dijo la diputada Silvia Varg. También dijo: “Hay un pedido generalizado de la gente que considera que Romero sería muy buen candidato a gobernador, sobre todo para este tiempo”, dijo.
Sergio Leavy, entrevistado en Fm Pacífico, realizó el mismo análisis; pero desde otra óptica: Romero será candidato porque no le queda otra. Según el diputado nacional, las chances de Romero de ser reelegido Senador Nacional son mínimas dentro del espacio de Cambiemos (porque Macri tiene una pésima imagen en Salta y quien vaya en la misma boleta se hundirá) y la única carta que puede llegar a jugar es la de la gobernación.
Por supuesto, que el tablero electoral de Salta depende en parte de lo que pase a nivel nacional. El anuncio del sábado generó un nuevo sacudón y aún no se sabe cómo repercutirá de manera local. Algunos especulaban que Alberto Fernández, quien fue uno de los armadores nacionales del proyecto Urtubey presidente años atrás, pudiera acercar al gobernador local al espacio de Cristina Kirchner. Alberto Fernández –cabe recordar- fue el primer armador de Urtubey en los comienzos a su candidatura para presidente. Pero el mismo Urtubey se está encargando de dinamitar ese puente. Y hasta Leavy expresó que lo ve más cerca del macrismo que del peronismo.
Que en este contexto Romero crea, todavía, que puede volver a ser gobernador, habla mucho de la crisis local y de la falta de fuerza de otros candidatos.