Otra derrota del River de Ramón: arrancó ganando y se lo dieron vuelta por 3-2. Si bien la peleó con uno menos, no le alcanzó en Floresta.
Continúa con su irregular andar, quedó a cuatro de la punta y no puede ganar de visitante. En un campeonato tan irregular con idas y vueltas, en donde todo cambia constantemente y cualquiera le gana a cualquiera, Floresta no fue la excepción. Resignación para el Millo, que estaba para ganar en el PT y vio cómo se le vino abajo el castillo de naipes en un abrir y cerrar de ojos. Sumó su tercera derrota y quedó a cuatro de la punta. El Albo cosechó tres puntos fundamentales en su lucha por seguir en Primera y de yapa arrimó el bochín. Noche rara de por sí. Porque River había comenzado como para tirar manteca al techo: prolijidad, dominio de balón por el piso y generando situaciones con asociaciones colectivas. A partir de los 32 minutos, se vino la pesadilla para el visitante. Primero golazo de Espinoza de tiro libre. Fuerte derechazo al palo derecho de Barovero. Y más tarde, roja a Vangioni por un tremendo planchazo al propio Espinoza. La Banda perdió el control y comenzó con sus nervios. Si la situación era desfavorable, ni hablar con lo que pasó en el arranque del segundo tiempo. Dormido River, el Albo lo sopapeó. Primero Torassa, chiquitito, cabeceando entre los centrales. Y en la siguiente jugada, un furibundo remate de Calleri -30% de su pase es de Boca- para el 3-1 parcial. Los de Ramón tuvieron más la pelota a partir de ahí y encontraron esperanzas con el descuento de Carbonero (le permitió quebrar la racha de 20 partidos sin poder marcar más de un gol). Igual, gusto a poco por el resultado final. River fue a todo o nada por el empate. El elenco de Rodríguez esperó atrás, aguantó el resultado y logró su cometido, armando su fiesta en Floresta. Con cierto sufrimiento, se quedó con tres puntos esenciales. El equipo de Ramón extrañó demasiado al hombre que lo sacó de la B y que le dio su último triunfo en la primera división: Pablo Lunati.