Quien te roba no es el Brian, sino una Patrón Costas

Condenaron a una integrante de nuestra alcurnia por meter la mano en la lata de una empresa.

No es la primera vez que tan ilustre apellido salteño aparece en las crónicas policiales (hace unos años, otra integrante del árbol genealógico intentó llevarse del Jumbo unos quesos, escondidos en la cartera); pero sí es llamativo el caso.

Guadalupe Delgado Patrón Costas y Giselle Chaya Banegas fueron condenadas, ayer, por la jueza María Livia Carabajal. Fueron condenadas por defraudar a la empresa Austin Power Argentina.
Se llevaron más de un millón de pesos.
¿El nombre de la primera condenada les suena de alguna parte? presidenta de la Fundación Benteveo y fue precandidata a diputada de la provincial por Cambiemos en el año 2017.

El modus operandis era así: Chaya había sido contratada por la firma y tenía a su cargo la recepción de facturas y el pago a proveedores. Los de Austin se dieron cuenta de que faltaba guita y se dieron cuenta de que Chaya, ingresaba pagos a la cuenta bancaria de Delgado Patrón Costas, la otra imputada.

Como acá no hay ningún Mamaní, tampoco hay gente que vaya a la cárcel.

Giselle Chaya Banegas (34) fue condenada a la pena de tres años de prisión de ejecución condicional por resultar autora penalmente responsable del delito de defraudación por administración fraudulenta.

En el mismo fallo resultó condenada María Guadalupe Delgado Patrón Costas (33) a la pena de dos años de prisión de ejecución condicional como partícipe necesaria penalmente responsable de defraudación por administración fraudulenta.

En los fallos de la jueza se detallan algunas obligaciones para ambas condenadas, que dicen mucho. La Guada debe fijar domicilio en la provincia de Salta, someterse al cuidado del Patronato de Presos y Liberados; abstenerse de consumir estupefacientes y de abusar de bebidas alcohólicas; realizar estudios y prácticas acordes a su capacitación profesional, las que deberán ser acreditadas ante el tribunal con las constancias correspondientes. Todo ello con apercibimiento de revocarse la condicionalidad de la pena.

Estas condiciones impuestas por la jueza dicen mucho. Los lectores se estarán preguntando por qué a una persona acusada por fraude se le dice que deje de empinar el codo.
Los datos del poder judicial son escuetos; pero veamos qué más se sabe sobre el tema.

Estos datos han sido revelados por InformateSalta, nobleza obliga.
Giselle Chaya Banegas y María Guadalupe Delgado Patrón Costas, pareja desde que estudiaban Ciencias Económicas, pergeñaron un astuto plan (al menos eso deben haber pensado en ese momento) para estafar a la multinacional Austin Powder, que llegó a Salta en 2014 para instalarse en la localidad de El Galpón.
La oportunidad llegó en agosto de 2015, cuando una empleada, del área Compras de esa empresa, solicitó una licencia de dos meses, por lo que se seleccionó a un reemplazo, siendo en este caso Chaya Banegas.
Chaya generó un proveedor falso, supuestamente un hostal, al que había que pagarle nada menos que una suma de 1.230.000 pesos, incluso confeccionó las facturas correspondientes.
La fiscal señaló, durante el juicio, que Chaya Banegas insistió a los otros responsables dentro de la firma respecto a necesidad de cancelar ese pago, sin que el servicio haya sido brindado nunca, según la documentación presentada por la empresa, a través del abogado Cúneo, denunciante del caso.
La insistencia de la acusada dio sus frutos, pues luego de ocho transferencia de dinero a un banco local, se efectivizó el pago del dinero, el cual fue cobrado por la segunda acusada en el caso, Delgado Patrón Costas, hija del proveedor creado por Chaya Banegas.
Parte de esa plata puede haber terminado, además, en el bar Le Monique ubicado en el corredor de La Balcarce, del que las acusadas serían dueñas.

¿Qué hacía la Fundación “Benteveo”?

Es casi una fundación fantasma. La foto que ilustra esta nota es de las pocas evidencias que queda de su historia. También hay un artículo periodístico de la Am 840 en el que Chaya, en su carácter de presidenta de la Fundación anuncia en 2012 un trabajo de concientización, educación y prevención por los numerosos casos de abuso sexual a menores y de violencia de género detectados en las comunidades aborígenes de Luracatao.

Chaya dijo, en ese momento, que junto a psicólogas y profesionales especializados iban a trabajar durante el período de 1 año y medio con 2000 habitantes del lugar. Se realizó antes, según dijo, un sondeo en la zona de Luracatao, a partir del cual se realizarán campañas, talleres de capacitaciones sobre violencia de género y educación sexual.